Los defensores del permiso de trabajo para inmigrantes que denuncian abusos laborales temen por el futuro del programa

Durante la mayor parte de su vida en Estados Unidos, Pedro Manzanares, de 53 años, había llevado una vida discreta en La Villita de Chicago, uno de los vibrantes barrios de inmigrantes mexicanos de la ciudad.

Se había negado a denunciar las condiciones de trabajo en El Milagro -una de las tortillerías más populares del país, multada por el Estado en 2022 por “violaciones flagrantes” de la legislación laboral estatal y aún investigada por la ciudad- por temor a represalias o incluso a ser deportado a pesar de sus casi 20 años en la empresa.

El dolor de espalda que le producía cargar con las pesadas cajas llenas de tortillas era insoportable, dice, pero las máquinas no bajaban el ritmo y él no podía permitirse perder su trabajo de empaquetador.

Pero todo cambió para Manzanares después de que varios de sus compañeros enfermaran gravemente y murieran durante la pandemia de COVID-19. Él culpa de sus muertes a lo que considera unas condiciones de trabajo inseguras, como trabajar sin equipos de protección personal ni días de baja por enfermedad.

En el verano de 2021, Manzanares decidió hablar, aun sabiendo que dar la cara podía poner en peligro su futuro en Estados Unidos. Ayudó a organizar a sus compañeros de trabajo, la mayoría residentes ilegales en el país, para denunciar y protestar por las condiciones de la empresa. Esto les valió el apoyo de las autoridades locales y desencadenó investigaciones locales y federales sobre la empresa.

En la primavera de 2022, el Departamento de Trabajo de Illinois determinó que El Milagro había cometido violaciones “flagrantes” de la legislación laboral estatal porque sus trabajadores trabajaban regularmente sin los descansos obligatorios para comer. El Departamento de Trabajo multó a la tortillería con unos 11,000 dólares por esas infracciones.

Su valentía, dijo Manzanares, “ha merecido la pena”.

Dirigentes sindicales y empleados afirman que las condiciones de trabajo en El Milagro han mejorado en el último año a medida que más trabajadores como Manzanares han colaborado con los organismos encargados de hacer cumplir la legislación laboral que investigan las denuncias de explotación y abusos en la empresa en el marco de un programa conocido como DALE - Deferred Action for Labor Enforcement (Acción Diferida para el Cumplimiento de la Legislación Laboral). El programa de la administración Biden, que se puso en marcha el pasado enero, concede un permiso de trabajo de dos años y protección frente a la deportación a los trabajadores que sean testigos en investigaciones laborales.

Según sus partidarios, el programa no sólo ayuda a los organismos laborales gubernamentales a llevar a cabo investigaciones para hacer cumplir la legislación laboral y mejorar las condiciones de trabajo de todos los trabajadores, con independencia de su situación migratoria, sino que también recurre a una comunidad de trabajadores que llevan toda su vida adulta trabajando en la sombra.

“Los trabajadores no sólo pierden el miedo a hablar en contra de sus empleadores cuando violan sus derechos”, sino que también pierden el miedo a ser deportados, dijo Laura Garza, directora de Arise Chicago, el centro de derechos de los trabajadores que ha estado guiando a los empleados de El Milagro.

Aunque el programa no existía cuando Manzanares empezó a protestar por las condiciones de trabajo en El Milagro, ahora está protegido por el DALE y aboga por que otros denuncien. En la actualidad, más de 1,000 trabajadores están protegidos por el programa en todo el país.

Pero el futuro del programa y de los protegidos por él no está claro. Aunque la renovación del programa se anunció el 17 de enero, los líderes sindicales afirman que sus condiciones imponen nuevos obstáculos a los trabajadores. Para renovar la protección, deben demostrar de nuevo que han sufrido infracciones laborales, y sólo se concederá mientras la agencia laboral esté investigando.

“Impone mucha carga a los solicitantes, porque realmente son las agencias las que tienen que decidir si merecen de nuevo la protección aunque ya hubieran estado colaborando”, dijo Kevin Herrera, director jurídico de Raise the Floor Alliance.

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos tiene la facultad discrecional de conceder la acción diferida de la deportación sólo después de que los organismos laborales federales, estatales o municipales confirmen que se está investigando la queja de un trabajador.

Y aunque sus defensores afirman que el programa mejora las condiciones laborales de los trabajadores que se encuentran en el país sin permiso legal, no ofrece protección permanente frente a la deportación y pueden perder los permisos de trabajo cuando concluyan las investigaciones. A sus partidarios también les preocupa que un nuevo presidente pueda eliminarla por completo.

Chicago representa el 25% de los más de 1,000 trabajadores protegidos ahora por el DALE. La mayoría son empleados de El Milagro, Hearthside Foods, Midtown Athletic Club y Dynamic Manufacturing, todas ellas empresas que se enfrentan a investigaciones federales o locales de la Junta Nacional de Relaciones Laborales, la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo o la Oficina de Normas Laborales de Chicago.

En el marco del programa, cientos de trabajadores de más de 16 empresas de la zona de Chicago han denunciado infracciones laborales, reforzando la capacidad de los organismos para hacer cumplir las normas laborales.

En una reciente reunión con la Oficina de Normas Laborales de la ciudad, que está investigando a El Milagro por posibles infracciones de las ordenanzas de baja por enfermedad remunerada y semana laboral justa, asistieron más de 80 trabajadores para compartir sus testimonios. La concurrida reunión fue un contraste con las menos de media docena dispuestas a hablar cuando se inició la investigación de El Milagro en 2021, dijo Garza.

Desde el paro inicial, se han producido mejoras en El Milagro, incluida una revisión salarial y mejores condiciones de salud y seguridad, según los trabajadores y Arise Chicago.

“Durante más de 73 años como empresa familiar, El Milagro siempre ha cumplido la ley. Seguimos con nuestra tradición de dar prioridad a la calidad, los empleados y la comunidad”, afirma Anne-Marie St. Germaine, portavoz de la empresa, en un correo electrónico.

La difícil situación de los trabajadores inmigrantes se agudizó durante la pandemia, cuando se denunció la muerte de trabajadores esenciales -en su mayoría latinos- tras infectarse en sus lugares de trabajo. Fue entonces cuando las organizaciones sindicales intervinieron y animaron a los trabajadores a hablar a pesar de su miedo, lo que en última instancia ayudó a defender el programa DALE.

“No podíamos soportarlo más; muchos de nuestros compañeros murieron durante la pandemia como consecuencia de la mala praxis de la empresa”, dijo Manzanares.

La explotación histórica y rutinaria de la mano de obra indocumentada inevitablemente rebaja los niveles de trabajo de todos los trabajadores del país, documentados o no, haciendo bajar los salarios y agravando los riesgos para la salud, dijo Garza.

Aunque el Departamento de Seguridad Nacional aprobó el programa en octubre de 2021, que creó un proceso para que los trabajadores inmigrantes en conflictos laborales puedan solicitar la acción diferida, que es una forma de discreción procesal que protege a los trabajadores de la deportación y permite un permiso de trabajo. No fue hasta enero de 2023 cuando publicaron las directrices DALE tras la presión ejercida por organizaciones de defensa de los derechos de los trabajadores de todo el país.

Herrera dijo que, si bien DALE anima a los trabajadores a denunciar los abusos en el lugar de trabajo a pesar de su estatus migratorio, animó a los trabajadores a buscar primero la orientación de una organización de derechos de los trabajadores.

Aun así, los líderes sindicales afirman que la medida representa un importante esfuerzo de los Departamentos de Trabajo y Seguridad Nacional de Estados Unidos para resolver una contradicción. El gobierno confía en que los trabajadores denuncien los abusos laborales, pero los más propensos a sufrir explotación laboral son los trabajadores que se encuentran ilegalmente en el país y temen denunciarlos.

Cuando Manzanares obtuvo su permiso y su número de la Seguridad Social por primera vez en noviembre de 2022, “me pareció irreal”, dijo.

Llevaba viviendo y trabajando sin autorización laboral desde los 33 años, y la posibilidad de volver a trabajar legalmente era remota. Tal vez inexistente, dijo.

Aunque la protección se dirige estrictamente a los trabajadores que cooperan con los organismos de control laboral, se ha convertido en una vía de esperanza para los trabajadores que llevan mucho tiempo sin medios para arreglar su situación migratoria.

“Estamos dispuestos a compartir nuestra historia y arriesgarnos a solicitarlo porque es un gran programa”, afirma Patricia Vidal, trabajadora de Dynamic Manufacturing que decidió solicitarlo a pesar del futuro incierto del programa. Fue una de las muchas trabajadoras que asistieron a un examen de elegibilidad con abogados laboralistas organizado por Warehouse Workers Justice a finales de diciembre.

Vidal lleva casi 32 años trabajando en el país sin autorización y decidió solicitar el programa después de que sus compañeros de trabajo la animaran a denunciar sus salarios injustos. Dice que está siguiendo los pasos de compañeros que ya tienen un permiso gracias a DALE.

“Es nuestra única esperanza”, afirma Vidal, sentada con dos compañeros en la esquina de una gran sala tomando café.

Manzanares dice que su vida ha cambiado desde que obtuvo el permiso de trabajo. Ya no tiene miedo de hablar y se ha convertido en líder de los trabajadores de El Milagro y en activista laboral de Chicago.

El nativo de Morelos, México, dijo que en La Villita se siente más como en casa ahora porque camina por las calles sin miedo. Su objetivo de convertirse en electricista está por fin a la vista.

Era su sueño cuando emigró a Chicago, pero uno que parecía imposible bajo las exigencias de mantener a su mujer y sus dos hijos.

“Intenté no pensar en ello. La mayoría de nosotros (los indocumentados) sólo nos centramos en trabajar cada día, en ganar el poco dinero que podemos, e intentamos no pensar en el futuro porque sabemos que será duro”, dijo Manzanares.

El Milagro se convirtió en su medio de vida, como lo fue, y sigue siendo, para otros miles de trabajadores latinos -en su mayoría mexicanos-, afirma.

Él sigue trabajando allí.

“Hemos despertado y ahora estamos alerta para que las cosas no vuelvan a ocurrir como antes”.

-Traducción por José Luis Sánchez Pando/TCA