Cuba está peor que nunca con una crisis brutal que amenaza su futuro

En 2018, Miguel Díaz Canel se convertía en presidente cubano, acabando así con casi 60 años de liderazgo ininterrumpido de los Castro, primero con Fidel (1959-2008) y luego con Raúl (2008-2018). Se abría así teóricamente una nueva etapa política en el país, pero en la práctica ha seguido siendo más de lo mismo: la continuación del castrismo sin los Castro.

Esto significa la falta de derechos y libertades, la represión a la disidencia o el éxodo masivo de personas. También una élite con acceso a servicios, productos y privilegios vetados al resto de la población. Estos y otros factores han llevado a la mayor crisis en las últimas décadas. Tanto es así, que incluso el think tank de estudios internacionales, Real Instituto Elcano, considera a la isla un régimen fallido y colapsado, donde solo funcionan las instituciones represivas.

Cuba vive una grave crisis a todos los niveles. (REUTERS/Alexandre Meneghini)
Cuba vive una grave crisis a todos los niveles. (REUTERS/Alexandre Meneghini)

Hay dos hechos clave que marcan el devenir del país en los últimos años: la pandemia y el bloqueo de Estados Unidos. Aunque en todos los países, la caída de turistas fue un golpe por el coronavirus, lo cierto es que en Cuba tuvo un impacto mayor, ya que se trata de su segunda mayor fuente de divisas, solo superada por las remesas enviadas por los cubanos en el exterior.

La isla caribeña, sin industria ni apenas producción, necesita esas divisas porque los sueldos son muy bajos y la mayoría de la población debe completarlos con otros ingresos relacionados con el turismo, como son los alojamientos, las clases de baile o el servicio de guía. Por tanto, este parón internacional a los viajes tuvo un efecto muy perjudicial, provocando un empobrecimiento aún mayor para los cubanos.

El segundo gran impacto llegó en 2021, cuando Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista de patrocinadores del terrorismo. Aunque ya había estado previamente en esta clasificación, el deshielo entre ambos países con Obama hizo que su nombre desapareciera en 2015, pero la decisión de Biden ha provocado una auténtica debacle para el turismo.

Si en 2019 la isla recibió más de 4 millones de turistas, en 2022 Cuba superó por poco los 1,5 millones (cinco veces menos que la vecina República Dominicana). Una caída descomunal que ha tenido efectos negativos en todos los ámbitos. La ocupación hotelera apenas fue del 15% y el gasto medio por turista ni siquiera llegó a los 500 dólares.

El turismo se ha desplomado en Cuba desde la pandemia. (Photo by: Roberto Machado Noa/UCG/Universal Images Group via Getty Images)
El turismo se ha desplomado en Cuba desde la pandemia. (Photo by: Roberto Machado Noa/UCG/Universal Images Group via Getty Images)

Una economía destruida

La inflación en el país ha tenido un efecto devastador. En dos años ha crecido un 400%, haciendo imposible para sus habitantes la mayoría de productos básicos. Estamos hablando de que el sueldo medio era en 2021 de 3.838 pesos cubanos y un cartón de huevos actualmente se sitúa en los 2.000. Más del 70% de los cubanos vive por debajo del umbral de la pobreza.

Y es que si en 2019 un dólar se cambiaba a 24 pesos, hoy en día son necesarios 200 pesos. Prácticamente, diez veces más, mostrando la grave pérdida de poder adquisitivo para sus ciudadanos. El país está en bancarrota y sus ingresos han disminuido un 70% en la última década.

Fruto de este ahogamiento económico, decenas de miles de personas han abandonado la isla en la que ya es la mayor crisis migratoria de la historia cubana. De acuerdo a The Havana Consulting Group, unos 450.000 cubanos se han marchado, lo que representa casi un 4% de la población total, cifrada en algo más de 11 millones en 2022. La mayoría de ellos (366.000) emigraron a Estados Unidos de forma ilegal, mientras que unos 30.000 están atrapados en México.

Colas en Cuba para servirse combustible. (Photo by YAMIL LAGE/AFP via Getty Images)
Colas en Cuba para servirse combustible. (Photo by YAMIL LAGE/AFP via Getty Images)

La crisis económica, política y social, con más protestas que nunca en los 63 años de castrismo, también es energética y sanitaria. Son muy frecuentes los apagones y hay escasez de combustible, obligando al racionamiento en todas las gasolineras del país. Tampoco hay medicamentos y a los pocos turistas que se aventuran a viajar al país se les recomienda que lleven un botiquín básico.

Todo este cúmulo de circunstancias ha hecho que en las principales agencias de viaje internacionales se desaconseje la visita, ahondando en el deterioro imparable para la sociedad cubana. Y ciertamente el futuro no se presenta muy esperanzador. Está por ver si el régimen inicia una cierta apertura o si Cuba sigue hundiéndose un poquito más en el pozo. El fondo ya está cerca.

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