Cuba otorga libertad condicional a maestra cubanoamericana acusada de espionaje

El gobierno cubano conmutó discretamente la sentencia de Alina López Miyares, una maestra cubanoamericana de Miami que fue condenada por espionaje en en la isla en el 2017, un gesto inusual que podría indicar la voluntad de La Habana de eliminar un obstáculo diplomático para mejorar las relaciones con Estados Unidos.

Citando su buena conducta, su hipertensión crónica y “principios elementales de humanismo”, un tribunal militar la puso en libertad condicional el mes pasado. Sin embargo, no puede salir del país hasta 2030, cuando vence la sentencia original de 13 años, según una copia de la decisión judicial del 8 de julio obtenida por el Herald.

Jason Poblete, uno de sus abogados y presidente de Global Liberty Alliance, dijo que hubo un “progreso notable” en el caso y que su familia espera que ópez Miyares pueda regresar pronto a su hogar en Estados Unidos.

Su madre de 93 años, Alina Miyares, quien solía viajar a la isla para llevar alimentos y medicinas a su hija encarcelada, recientemente tuvo que mudarse a una residencia especial para ancianos.

López Miyares, de 64 años, fue arrestada cuando llegó a La Habana en enero de 2017. Ella y su esposo cubano, Félix Martín Milanés Fajardo, de 65 años, teniente coronel de la reserva del Ministerio del Interior, fueron acusados de pasar secretos de Cuba al FBI y a la CIA, supuestamente a cambio de ayuda para sacar a Milanés Fajardo del país, según documentos oficiales del caso revisados por el Herald.

En particular, se acusó a Milanés Fajardo de pasar nombres, teléfonos y seudónimos de agentes de la inteligencia cubana, y a su esposa de ser intermediaria con agentes de inteligencia estadounidenses.

Pero no queda claro a partir de los documentos judiciales si los fiscales cubanos tenían alguna evidencia de estas actividades cuando arrestaron a López Miyares, quien fue detenida originalmente por organizar una “salida ilegal” para su esposo.

Casi la única evidencia mencionada en los documentos legales son tres libretas con números de teléfono supuestamente de funcionarios estadounidenses en contacto con López Miyares; datos bancarios que, según los fiscales cubanos, podrían estar vinculados al dinero pagado a la pareja por sus servicios, y números de teléfono y otros datos supuestamente de agentes de inteligencia cubanos activos y retirados.

Pero esos cuadernos fueron recuperados y traídos a Cuba por la madre de López Miyares después del arresto de su hija, como muestra de cooperación con las autoridades cubanas.

Los documentos también mencionaron que Milanés Fajardo supuestamente informó al MININT que funcionarios de inteligencia estadounidenses se habían acercado a su esposa. Su abogado defensor dijo que el teniente coronel retirado compartió datos que no conllevaban riesgos para la seguridad del estado con la intención de “desinformar” a los funcionarios estadounidenses.

En una carta que el gobierno cubano envió en febrero al Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria, las autoridades de la isla sostuvieron que las denuncias de que López Miyares fue detenida arbitrariamente “eran falsas” y que se siguió el debido proceso en su caso.

La pareja fue declarada culpable de espionaje y condenada en un juicio sumario a puerta cerrada en un tribunal militar en octubre de 2017. Ella fue condenada a 13 años de prisión y Milanés Fajardo

A lo largo de los cinco años que ha permanecido en prisión en Cuba, López Miyares ha sostenido su inocencia. Después de ser juzgada, su madre y su hermano le dijeron a el Nuevo Herald que creían que su esposo la había manipulado.

Según el documento original de la sentencia, los dos tuvieron una aventura a fines de la década de 1980 y principios de los noventa, cuando Milanés Fajardo, oficial de la Dirección General de Inteligencia del MININT, trabajaba bajo cobertura diplomática en la misión de Cuba ante las Naciones Unidas en Nueva York.

Varios años después, retomaron su relación y se casaron en 2007 sin que la familia de López-Miyares lo supiera. Ella viajaba a la isla con frecuencia para encontrarse con él. En 2015 obtuvo la residencia permanente en Cuba a través de un proceso llamado repatriación.

Los documentos judiciales describen a Milanés Fajardo como un alcohólico que dependía económicamente de su esposa estadounidense.

Por varios meses, la familia de Miyares López no supo de qué la acusaban en Cuba. Por tener doble nacionalidad—ella nació en la isla—las autoridades cubanas le negaron el acceso a los servicios consulares de Estados Unidos.

En abril del año pasado, los abogados de Miyares López solicitaron al Tribunal Supremo de Cuba que la dejara en libertad condicional. También pidieron un indulto al líder cubano Miguel Díaz-Canel y al Consejo de Estado.

Su liberación fue reportada por primera vez por el medio de comunicación independiente con sede en España, Cibercuba.

¿Negociaciones en curso?

Dada la historia de la relación, las negociaciones para liberar a los estadounidenses encarcelados en Cuba suelen ser complicadas y las decisiones se toman al más alto nivel de gobierno.

En diciembre de 2014, Alan Gross, un contratista de la USAID acusado por Cuba de cometer delitos contra la seguridad del Estado, fue liberado en un intercambio de prisioneros por tres espías cubanos. También fue liberado en Cuba un agente de inteligencia cubano que trabajaba para Estados Unidos, Rolando Sarraf Trujillo. En ese momento, la administración de Obama rehusó referirse a un intercambio de prisioneros y habló de “gestos humanitarios paralelos”.

El Departamento de Estado no dijo si la libertad condicional de Miyares López es resultado de las negociaciones entre los dos países. Tampoco dijo si el gobierno estadounidense considera injusta su detención (ella ha sido incluida en una lista de 67 estadounidenses actualmente retenidos como rehenes o detenidos injustamente en países extranjeros compilada por la Fundación Legado James W. Foley).

“Una de las prioridades más importantes del Departamento de Estado y de las embajadas y consulados de Estados Unidos en el extranjero es brindar asistencia a los ciudadanos estadounidenses que están encarcelados o detenidos en el extranjero”, dijo una portavoz del Departamento de Estado. “Nos tomamos este papel en serio y estamos monitoreando la situación”.

Las autoridades cubanas no han ocultado su decepción con la administración de Biden, que creían iba a seguir las políticas de acercamiento de Obama. La dura respuesta del gobierno cubano a las protestas del 11 de julio del año pasado enfrió aún más la relación. Aún así, una crisis migratoria obligó a la administración en abril de este año a participar en las primeras conversaciones de alto nivel desde que Biden asumió el cargo.

Desde entonces, las tensiones han disminuido un poco, y el líder de Cuba, Miguel Díaz-Canel, agradeció públicamente a Estados Unidos por ofrecer asistencia técnica para combatir un incendio mortal en una instalación de almacenamiento de petróleo en Matanzas a principios de este mes.

Pero los manifestantes del 11 de julio encarcelados y el caso de López Miyares obstaculizan el camino hacia mejores relaciones, un mensaje que funcionarios del Departamento de Estado, la Iglesia Católica y miembros de la comunidad cubanoamericana han transmitido a las autoridades cubanas.

Los esfuerzos para liberar a López Miyares también encuadran con las promesas del gobierno de Biden de traer a casa a los estadounidenses detenidos injustamente en otros países.

El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo esta semana que Estados Unidos ofreció un trato a Rusia para la liberación de la estrella del baloncesto Brittney Griner, arrestada por posesión de drogas, y de Paul Whelan, un ejecutivo estadounidense acusado de espionaje por Moscú. A principios de este año, funcionarios estadounidenses organizaron un intercambio de prisioneros con Rusia para la liberación del ex marine Trevor Reed. Y el hombre fuerte de Venezuela, Nicolás Maduro, liberó a dos estadounidenses detenidos luego de que una delegación de la Casa Blanca viajara al país para explorar la posibilidad de levantar algunas sanciones.