Cuando Stieg Larsson se dedicó a entrenar mujeres guerrilleras durante la guerra de independencia en Eritrea

En 1977, a los 23 años de edad, Stieg Larsson se dedicó a entrenar mujeres guerrilleras durante la guerra de  independencia en Eritrea (Imagen vía gettyimages)
En 1977, a los 23 años de edad, Stieg Larsson se dedicó a entrenar mujeres guerrilleras durante la guerra de independencia en Eritrea (Imagen vía gettyimages)

El 9 de noviembre de 2004 fallecía repentinamente, a causa de un infarto, el periodista y escritor sueco, Stieg Larsson, a los 50 años de edad. Dejaba tras de sí una dilatada carrera periodística en la que se había centrado en reportajes e información de carácter político, sobre todo informando del peligro que constituían los grupos ultraderechistas que estaban emergiendo en algunos lugares de Europa y, concretamente, Suecia, llegando a recibir amenazas de muerte por parte de neonazis (que hicieron públicos sus datos personales, entre ellos su domicilio).

Aquella repentina muerte se producía tan solo unas semanas después de haber presentado Stieg Larsson los manuscritos de tres novelas a un editor y cuya publicación póstuma se convirtió en uno de los mayores éxitos editoriales de las últimas décadas (más de 80 millones de ejemplares vendidos en todo el planeta).

Pero Larsson dejaba tras de sí no solo una de las más importantes trilogías literarias (conocida como la ‘Saga Millennium’) y un feroz trabajo periodístico en el que se implicó política y socialmente, también una vida en la que le dio tiempo para realizar numerosas cosas, gracias a su carácter inquieto y sus desmedidas ganas por vivirlas.

Pasó los primeros años de su infancia viviendo con su abuelo, alejado de sus padres, y tras la muerte de este (cuando Stieg tenía 9 años de edad) se fue a vivir con sus progenitores, aunque no acabó de adaptarse a la vida con ellos, algo que le provocó padecer de insomnio desde la adolescencia y pasando la mayor parte de sus noches escribiendo (sobre todo relatos de ciencia ficción, temática que le apasionaba) en una máquina de escribir que le regalaron al cumplir los 12 años.

La complicada relación con sus padres lo llevó a querer emanciparse a los 18 años, empezando a participar activamente en movimientos de izquierda y acudir a manifestaciones (en una de ellas, en 1972, conoció a Eva Gabrielsson, quien se convertiría en su gran amor y con quien compartiría el resto de su vida).

Un par de años después fue reclutado por el ejército sueco para cumplir el servicio militar obligatorio, prestando servicio en una unidad de infantería, donde aprendió el uso del mortero y el lanzamiento de granadas, algo que le sería de gran utilidad un par de años después cuando viajó a África como mochilero y entró en contacto con miembros del Frente Popular de Liberación de Eritrea que combatían en la guerra de independencia contra Etiopía.

Fue en 1977, en el que con 23 años cumplidos y los estudios y servicio militar terminados, deseaba viajar por el mundo como mochilero, siendo el continente africano uno de los primeros lugares que quiso recorrer.

Sus profundas convicciones políticas de extrema izquierda lo llevaron a contactar con distintos grupos de esta ideología que había por África, siendo el Frente Popular de Liberación de Eritrea uno con los que mantuvo contacto.

Esta era una organización revolucionaria de reciente creación, tras haberse producido una escisión del ‘Frente para la Liberación de Eritrea’ (que hasta entonces era la principal fuerza secesionista) siendo un treinta por ciento de los miembros mujeres, quienes no tenían un perfecto conocimiento del uso de las armas de combate.

Fue en ese momento cuando el joven Stieg Larsson (de 23 años de edad) decidió prestarles su ayuda y conocimientos, dedicándose a entrenar a un grupo de mujeres revolucionarias e instruyéndolas en el manejo y lanzamiento de granadas, algo de lo que tenía sobrados conocimientos gracias a los dieciséis meses que pasó en la mili.

Pero no pasó demasiado tiempo por Eritrea (y no fue por falta de ganas, ya que estaba muy involucrado con la causa revolucionaria), debido a una inflamación renal que contrajo y lo hizo enfermar, por lo que era más seguro regresar a Suecia, donde podría seguir un adecuado tratamiento médico.

Allí lo esperaba Eva Gabrielsson, con quien compartió los siguientes 27 años de su vida, hasta que un fulminante infarto acabó de forma repentina, no sin antes haber ejercido un importante trabajo periodístico centrado en desenmascarar a las organizaciones de extrema derecha, además de dejar escrita una de las trilogías literarias de mayor éxito editorial de la historia, aunque no pudo verlas publicadas en vida.

Fuentes de consulta e imagen: stieglarsson.com / listverse/ theguardian/ gettyimages

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