El cruce superclásico más largo de la historia: River y Boca jugaron dos horas y media en 1915 y definieron una semana después
La historia del superclásico es tan rica como infinita. Este domingo, por los cuartos de final de la Copa de la Liga, Boca y River se verán las caras por 263ª vez desde su primer enfrentamiento oficial, de agosto de 1913. Muchos de esos enfrentamientos quedaron grabados a fuego en la memoria de los hinchas: el 2 a 2 que consagró a Boca en 1969; el 5 a 4 del conjunto millonario en el Nacional de 1972 (tras ir perdiendo por 2-0 y 4-2); el 5 a 2 del xeneize con cuatro tantos de Carlos María García Cambón en 1974; el gol fantasma de Rubén “Chapa” Suñé que coronó al club azul y oro en el Nacional de 1976; el 3 a 0 del Boca de Diego Maradona en el Metropolitano de 1981; las cinco eliminaciones consecutivas del River de Marcelo Gallardo a Boca y, por supuesto, la final de todos los tiempos efectuada en Madrid. Más allá de eso, casi sin registros en la actualidad, Boca y River protagonizaron en 1915 uno de los partidos clásicos más insólitos del fútbol argentino: duró cuatro horas, incluyó cuatro tiempos suplementarios y se completó una semana más tarde porque ninguno de los dos equipos conseguía un gol.
El Superclásico más largo del mundo comenzó el domingo 2 de mayo y fue el primer cruce entre Boca y River por una copa nacional. Por entonces, el calendario anual de la Asociación Argentina de Football incluía un campeonato de 24 fechas y dos torneos de eliminación directa: la Copa de Honor y la Copa Competencia, cuyo formato iba variando con el paso de los años y en cuya disputa Boca y River sostuvieron uno de los encuentros más bizarros de todos los tiempos. Aquel año, la Copa Competencia tuvo un récord de equipos: los 25 de la primera A, cuatro de Rosario y diez de Uruguay.
En 1915 el cuadro xeneize y el millonario seguían siendo vecinos en La Boca (River fue fundado allí en 1901), pero el conjunto azul y oro hacía de local en un campo arrendado de Wilde, partido de Avellaneda. Aquel terreno ubicado en la intersección de lo que hoy son el Acceso Sudeste y la avenida Las Flores, a 700 metros del predio donde se entrenan las divisiones inferiores de Independiente, fue el escenario del tercer River vs. Boca oficial. En 1913 había ganado el millonario por 2 a 1 en el estadio de Racing, y en 1914 habían igualado sin goles en la cancha de Ferro.
“Medirse Boca y River presupone entusiasmos en la lucha de parte de los jugadores y público, como que de uno y otro lado van a ella llevando los afectos que sienten por los dos populares equipos boquenses, los cuales dividen las simpatías de ese laborioso barrio”, anunció el diario La Argentina en su edición del 2 de mayo. “Si la actuación de Boca en la temporada que corre hubiese sido más provechosa, nada de extraño tendría que acudiera al partido tanta concurrencia como la que asistió a los verificados entre los mismos en años anteriores y que casi siempre han constituido récords para matchs inter-clubs. Y aunque la actuación de River esta temporada es altamente regular, ello no quitará ni interés ni bríos al encuentro en razón de los factores enunciados que se harán sentir intensamente. Creemos que el triunfo corresponderá a los riverplatenses”, concluye el recorte aportado por el historiador xeneize Sergio Lodise.
River era claramente favorito, ya que en las primeras tres fechas de la liga había empatado con Ferro y vencido a San Lorenzo y Atlanta, frente a una igualdad (con Independiente en Avellaneda) y dos caídas como local (Defensores de Belgrano y Platense) que acumulaba Boca. Pero la Copa Competencia era otra historia. En minutos todo podía pasar, y mucho más por tratarse de un clásico. Boca, que todavía no había sido campeón, formó con D. Zacevich; O. Cichero y B. Ochoa; A. Capellini, M. Pieralini y J. Mainardi; J. Roldán, E. Bertollini, E. Colla, F. Gelmi y F. Taggini. Y River, que había obtenido la propia Competencia y la Tie Cup Competition en 1914, alistó a C. Isola; A. A. Chiappe y A. Lanata; A. Peruzzi, C. García y A. D’Estéfano; R. Fraga Patrao, M. Fraga, C. Rofrano, A. Ameal y H. Rivas.
Ante un marco excepcional, River empezó mejor, pero fue Boca el que se adelantó en el juego. A los 35 minutos, Enrique Colla aprovechó una mala salida de Carlos Isola y puso arriba al cuadro xeneize con un furibundo remate cruzado. Pero Boca no logró sostener la ventaja y Cándido García empató a los 39. El segundo tiempo no entregó emociones y el árbitro Germán Guassoni dio inicio al tiempo extra. En su apartado Concursos por Eliminación, el artículo 67 del Reglamento General de 1915 indicaba que, en caso de empate en el tiempo regular, los encuentros debían prolongarse “media hora, 15 minutos para cada lado”. Si la igualdad persistía, habría otros dos períodos de 15 minutos. Y si al cabo de tres horas no había un vencedor, el partido sería jugado nuevamente en el estadio del club visitante. Y Boca y River tampoco se sacaron diferencias en el suplementario.
Generaron pocas situaciones de gol y el cansancio, transcurridas más de dos horas de juego, comenzó a pesar. Las sustituciones se instaurarían recién en 1958 (sólo en caso de lesiones se podría cambiar el arquero y a otro jugador), por lo que los mismos 22 protagonistas que habían empezado el clásico a las 14.15 seguían batallando en la cancha pasadas las 16.45. Los futbolistas, además, eran 100% amateurs, por lo cual la preparación física de los planteles distaba mucho de ser la ideal. Tras el cuarto tiempo extra, el árbitro señaló el círculo central y dio por concluido el partido. Correspondía continuar hasta los 180 minutos, y aunque habían pasado 150, Guassoni se vio obligado a pitar el final, por falta de luz.
“Era este match, jugado ayer en Wilde, uno de los que mayor interés había despertado: a ello contribuía la rivalidad existente entre ambos cuadros y su actuación en lo que va de la presente temporada. Su desarrollo justificó en parte esta expectativa, pues si bien el juego no llegó a ser bueno, su calidad fue suplida por el entusiasmo con que durante las dos horas y media actuaron los componentes de ambos equipos”, destacó LA NACION en su crónica del 3 de mayo.
Tras siete días de descanso, River y Boca volvieron a verse las caras, en la cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. En un enfrentamiento accidentado, con dos penales y dos expulsiones, el millonario se impuso por 4 a 2 con goles de Alejandro Chiappe, Heriberto Simmons, Alberto Penney y Manuel Fraga (Enrique Bertolini y Balbino Ochoa anotaron para el rival) y eliminó de la Copa Competencia a Boca. En el final, el xeneize Juan Gelmi dio un puntapié en el estómago a Isola y el arquero de River respondió con un golpe en el rostro, y así ambos quedaron como los primeros dos expulsados en la historia del superclásico. Más tarde, River vencería a Quilmes y a Platense en La Boca y caería en los cuartos de final frente a Porteño, el futuro campeón.
Ciento nueve años después, este domingo Boca y River volverán a enfrentarse, en Córdoba, en un partido a todo o nada. Si empatan, habrá penales. De ninguna forma el cruce durará 240 minutos...