Corte Suprema de EEUU deja a inmigrantes en un limbo | Opinión

Estados Unidos celebra la Navidad sin resolver la penosa situación de cientos de miles de inmigrantes y personas desplazadas que esperaban encontrar un nuevo hogar, y que ahora se encuentran en un limbo en la frontera con México.

El 20 de marzo de 2020, el entonces presidente Donald Trump implementó una antigua orden federal, el Título 42, ante la amenaza de la pandemia del coronavirus. La medida sanitaria autorizó la expulsión inmediata de todo migrante que quisiera entrar en Estados Unidos de forma irregular.

Se aplicó sobre todo a los solicitantes de asilo provenientes de México y Centroamérica, que intentaban cruzar el río Grande huyendo de la amenaza del narcotráfico y de las pandillas. Desde el momento en que Trump reactivó el Título 42, se ha expulsado de Estados Unidos a más de 2,4 millones de inmigrantes.

Con el pretexto de evitar la propagación del coronavirus, Trump implementó la medida para cerrar las puertas a los inmigrantes latinoamericanos, complaciendo a su base electoral y poniendo en práctica una política inhumana que separó a familias en la frontera, alejando a niños de sus padres.

El Título 42 es una orden federal que se promulgó en 1944 para evitar la entrada de personas portadoras de enfermedades. Tiene su antecedente en una medida aprobada por el Congreso en 1893 para proteger a la nación de una epidemia de cólera y fiebre amarilla.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la agencia nacional de salud, declararon el pasado abril que el Título 42 ya no era necesario porque la epidemia de la COVID-19 estaba bajo control. La medida debía suspenderse este 21 de diciembre, pero el Tribunal Supremo ordenó mantener su vigencia temporalmente.

El presidente Joe Biden expresó el martes pasado que su gobierno no está de acuerdo con la postergación del Título 42, aunque pidió a la Corte que espere para dejarlo sin efecto hasta después de la Navidad.

Tal vez Biden prefiere evitar contratiempos durante las festividades, justo el día en que se celebra el nacimiento de un niño que fue inmigrante y que nació en un humilde pesebre.

Evidentemente, la Corte Suprema escuchó la petición de los gobernadores republicanos de 19 estados, que solicitaron al máximo tribunal de la nación que mantuviera el Título 42 ante la numerosa llegada de solicitantes de asilo en la frontera con México.

Cierto: la esperanza de que el Título 42 se suspendiera ha causado una ola de inmigrantes que han llenado los albergues en las ciudades fronterizas y que incluso han estado durmiendo en las calles.

Pero la causa del problema está precisamente en la aplicación del Título 42 a lo largo de varios años. La medida ha obstaculizado y estancado la tramitación de las solicitudes de entrada y ha causado la crisis en el proceso de concesión de asilo que el gobierno estadounidense afronta hoy.

La vigencia del Título 42 mucho después que la agencia nacional de salud lo declaró innecesario es un episodio penoso en una nación que se debate entre la generosidad de sus leyes de acogida a los perseguidos y el rechazo xenófobo a la inmigración proveniente de

América Latina. Una inmigración que —paradójicamente— es vital para el funcionamiento de la economía estadounidense.

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Andres Hernandez Alende.
Andres Hernandez Alende.