Compraron su casa y ahora les quitan el agua: deben bañarse menos seguido y usar platos de papel

Russell Cox, un residente, se refleja en el agua de su tanque subterráneo de almacenamiento de agua en Río Verde, Arizona, el domingo 8 de enero de 2023. (Erin Schaff/The New York Times).
Russell Cox, un residente, se refleja en el agua de su tanque subterráneo de almacenamiento de agua en Río Verde, Arizona, el domingo 8 de enero de 2023. (Erin Schaff/The New York Times).

RÍO VERDE, Arizona — Joe McCue pensó que había encontrado un paraíso desértico cuando compró una de las nuevas casas de estuco que se edificaron en las laderas de granito de Río Verde, Arizona. Había buenas escuelas, muchas montañas y senderos salpicados de cactus a unos pasos de su casa.

Luego, le cortaron el suministro de agua.

A principios de este mes, la ciudad vecina de Scottsdale, proveedora de agua de la comunidad desde hace muchos años, le cerró la llave a Rio Verde Foothills, alegando una fuerte sequía que amenaza el futuro de la región oeste del país. Scottsdale declaró que tenía que centrarse en la conservación del agua para sus propios residentes y que ya no podía vender el líquido a unos 500 o 700 hogares, es decir, alrededor de 1000 personas. Eso significaba que la franja no incorporada de casas de estuco de 500.000 dólares, mansiones y ranchos de caballos fuera de los límites de Scottsdale tendría que arreglárselas por su cuenta y comprar agua a otros proveedores, si es que los propietarios podían encontrarlos y pagar precios mucho más elevados.

Casi de la noche a la mañana, las colinas de Río Verde se convirtieron en el peor escenario de un clima más cálido y seco y mostraron lo que ocurre cuando el crecimiento no regulado choca con la disminución de las reservas de agua.

¿Zona fantasma?

Para los residentes que invirtieron sus ahorros en casas de nueva construcción que prometían puestas de sol en el desierto, paz y tranquilidad (pero relegaban la situación del agua a las letras pequeñas de los contratos), esta situación es muy personal. La interrupción del suministro de agua ha trastocado sus rutinas y puesto en duda su futuro económico.

“¿Ahora quedó reducido a un campamento?”, preguntó McCue, de 36 años, una mañana reciente, después de que él y su padre instalaron canaletas y barriles de lluvia para un nuevo sistema de filtración de agua potable.

“Esperamos que en verano no nos quedemos secos; si eso sucede estaremos en una situación muy complicada”, advirtió.

Un transportista de agua coloca mangueras para llenar el tanque en una casa que está a la venta en Rio Verde Foothills, en las afueras de Scottsdale, Arizona, el domingo 8 de enero de 2023. (Erin Schaff/The New York Times).
Un transportista de agua coloca mangueras para llenar el tanque en una casa que está a la venta en Rio Verde Foothills, en las afueras de Scottsdale, Arizona, el domingo 8 de enero de 2023. (Erin Schaff/The New York Times).

En su lucha por conservar el agua, los residentes descargan los inodoros con agua de lluvia y lavan la ropa en casa de amigos. Comen en platos de papel, no se bañan tan seguido y se preguntan si han puesto su destino en manos de lo que podría convertirse en un suburbio disecado fantasma.

Algunos dicen que están conscientes de cómo se ve desde fuera. Sí, compraron casas en el desierto de Sonora. Pero se preguntan si son tan excepcionales. A Arizona no le faltan calles de color verde esmeralda, céspedes con irrigación ni parques acuáticos.

“Estoy rodeado de campos de golf lujosos y de una de las fuentes más grandes del mundo”, comentó Tony Johnson, de 45 años, refiriéndose a la fuente de agua de 152 metros de la vecina localidad de Fountain Hills.

La familia de Johnson construyó una casa en Río Verde hace dos años y diseñó el patio con rocas, no con vegetación sedienta. “No íbamos a poner una alberca ni césped”, recordó. “No intentamos recrear el Medio Oeste”.

Las fuertes lluvias y nevadas que han azotado a California y otras partes del oeste montañoso de la nación en las dos últimas semanas están ayudando a rellenar algunos embalses y a empapar el suelo reseco. Pero los expertos en recursos acuíferos afirman que una serie de precipitaciones no podrá revertir una sequía de 20 años que casi ha vaciado el lago Mead, el mayor embalse del país, y ha sobrecargado el río Colorado, que suministra alrededor del 35 por ciento del agua de Arizona. El resto procede de los ríos del estado o de ríos subterráneos.

Futuro incierto

La semana pasada, Arizona se enteró de que su escasez de agua podría ser aún peor de lo que muchos residentes pensaban. Entre sus primeras medidas tras asumir el cargo, la gobernadora Katie Hobbs dio a conocer un informe, antes confidencial, que muestra que el valle occidental de Phoenix, de rápido crecimiento, no dispone de agua subterránea suficiente para las decenas de miles de viviendas previstas en la zona; su desarrollo está ahora en entredicho.

Los expertos en agua afirman que la situación de Rio Verde Foothills es excepcionalmente grave, pero es un ejemplo de las encarnizadas luchas y las difíciles decisiones a las que se enfrentan 40 millones de personas en todo el oeste del país que dependen del río Colorado para ducharse, regar sus cultivos o hacer funcionar centros de datos y plataformas de fracturación hidráulica.

Transportan  agua en Apache Junction a Rio Verde Foothills, Arizona (Foto: Getty)
Transportan agua en Apache Junction a Rio Verde Foothills, Arizona (Foto: Getty)

“Es una advertencia para los compradores de viviendas”, dijo Sarah Porter, directora del Centro Kyl de Política del Agua de la Universidad Estatal de Arizona. “No podemos proteger a todos los que compran un terreno y construyen una casa. No hay dinero ni agua suficientes”.

Porter comentó que en Arizona hay otras zonas no incorporadas que dependen del servicio de agua de ciudades cercanas más grandes, como Prescott o Flagstaff. Estas zonas podrían encontrarse en la misma situación que Río Verde si la sequía persiste y las ciudades empiezan a tomar medidas drásticas de conservación.

En Rio Verde Foothills no hay alcantarillado ni tuberías principales, por lo que durante décadas las casas que no tenían pozos propios recibían el agua de camiones cisterna (las casas que sí tienen pozos no se han visto afectadas directamente por los cortes en el suministro de agua).

Los camiones se abastecían con agua de Scottsdale en una tubería situada a 15 minutos en auto de Rio Verde Foothills y luego entregaban el agua directamente en las casas. O, mejor dicho, a depósitos de 5000 galones enterrados en sus patios: agua suficiente para una familia promedio durante un mes. Cuando los depósitos se vaciaban, los propietarios llamaban o enviaban un mensaje electrónico a los transportistas para que llevaran más agua.

En medio del desierto, el arreglo era precario, pero los propietarios decían que el agua siempre llegaba y que era casi tan segura como una conexión a la red pública. Sin embargo, Scottsdale ya había advertido en 2015 que el acuerdo podría llegar a su fin.

Sin embargo, ahora los camiones cisterna no pueden abastecerse cerca de Scottsdale y tienen que cruzar el área metropolitana de Phoenix en busca de agua, que logran obtener de ciudades a dos horas de ida y vuelta de Río Verde. Esto ha supuesto más desplazamiento, más espera y más dinero. La factura del agua de una familia promedio pasó de 220 a 660 dólares mensuales y no se sabe cuánto tiempo será posible seguir extrayendo decenas de miles de litros de agua de esas fuentes de reserva.

Casa en construcción en Rio Verde (Foto:Getty)
Casa en construcción en Rio Verde (Foto:Getty)

Los mayores consumidores de agua, como Cody Reim, que se mudó a una casa en Río Verde hace dos años, se están viendo aún más afectados. Según él, sus facturas de agua podrían superar los 1000 dólares al mes, más que el pago de su hipoteca. Reim y su esposa tienen cuatro hijos pequeños, lo que en tiempos normales significaba un montón de lavavajillas, innumerables descargas de inodoro y decenas de ciclos de lavado para limpiar los pañales de tela sucios.

Reim, que trabaja en la empresa familiar de chapas metálicas, planea transportar el agua él mismo, lo cual hará llenando él mismo grandes contenedores y atándolos a su camioneta. Calcula que ir a abastecerse de agua le tomará 10 horas a la semana, pero afirma que haría cualquier cosa por quedarse en Río Verde. Le encantan los cielos estrellados y el aullido de los coyotes por la noche y cómo sus hijos pueden correr de un lado a otro por un camino de tierra con vistas al área de Four Peaks Wilderness.

“Incluso si este lugar se quedara sin agua y tuviera que pagarle a alguien para que me lo quitara, seguiría aquí”, afirmó sobre su casa. “No hay otra opción”.

Los residentes comentaron que antaño, Rio Verde Foothills se sentía como una comunidad remota y alejada de los centros urbanos de Scottsdale o Phoenix, un mosaico de ranchos y viviendas construidas por sus propietarios, esparcidas entre mezquites y árboles de palo verde.

Pero en los últimos años ha habido un auge de construcción de viviendas en la zona, impulsado por los bajos precios de la tierra y los promotores inmobiliarios que aprovecharon una laguna en la legislación de Arizona sobre las aguas subterráneas para construir casas sin ningún suministro fijo de agua.

RIO VERDE FOOTHILLS EEUU / Foto: Getty
RIO VERDE FOOTHILLS EEUU / Foto: Getty

Para evitar un desarrollo insostenible en un estado desértico, Arizona aprobó en 1980 una ley que exige que las subdivisiones con seis o más lotes demuestren que tienen un suministro de agua para 100 años.

Pero los promotores de Rio Verde Foothills encontraron la manera de evadir la norma dividiendo las parcelas más grandes en secciones de cuatro o cinco casas cada una, como un suburbio en miniatura, pero sin necesidad de demostrar legalmente que dispone de agua.

“Se trata de una comunidad que se ha valido de los vacíos legales”, señaló Porter, del Centro Kyl de Política del Agua.

Thomas Galvin, supervisor del condado que representa a la zona, afirma que no hay mucho que el condado pueda hacer si los constructores dividen sus parcelas en cinco lotes o menos para eludir el requisito de suministro de agua. “Tenemos las manos atadas”, afirmó.

Los habitantes de Rio Verde Foothills discrepan bastante sobre cómo resolver sus problemas de agua.

Cuando algunos propusieron crear su propio proveedor de agua autofinanciado, otros residentes se rebelaron, con quejas de que tendrían que hacerse cargo de una actividad del gobierno que pagarían cara y que les robaría libertad. La idea fracasó. Otras soluciones, como permitir que una empresa de abastecimiento de agua más grande preste servicio en la zona, quizá tarden años en llegar.

El jueves, un grupo de residentes demandó a Scottsdale en un intento por recuperar el suministro de agua. Argumentaron que la ciudad había violado una ley de Arizona que prohíbe a las ciudades cortar los servicios públicos a los clientes fuera de sus fronteras. Scottsdale no respondió a la demanda.

© 2023 The New York Times Company

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