En el corazón de California, algunos inmigrantes latinos respaldan la postura de Trump con respecto a la frontera
FRESNO, California - Cuando José Pérez Gómez llegó de México hace más de 25 años, a duras penas reunía dinero vendiendo muebles hechos a mano en las calles de Fresno, California. Con el tiempo, transformó esa actividad en un negocio en toda regla, que le permitió mantener a su familia y enviar a sus dos hijas a la universidad.
Cuando Pérez Gómez, de 49 años, pudo participar por primera vez en las elecciones presidenciales hace cuatro años, votó por Joe Biden porque no le gustaba la retórica negativa de Donald Trump sobre los latinos y otras personas de color.
Pero esta vez, según comentó, votó por Trump.
Los demócratas dieron por hecho que la amenaza de Trump de realizar deportaciones masivas y sus duras palabras hacia los inmigrantes desalentarían a los votantes latinos de todo el país, especialmente a aquellos con familiares o amigos en situación ilegal.
Pero para Pérez Gómez, la prioridad fue su lucha económica personal. Explicó que, además, muchos inmigrantes del Valle Central de California concuerdan con Trump en que los demócratas permitieron que demasiada gente cruzara la frontera gracias al atractivo de la protección del asilo. En contraste, varios amigos y familiares que ya llevaban décadas trabajando en el campo y pagando impuestos no contaban con una vía legal.
“De repente, en un año, millones de personas entraron con todos los derechos sin haberle aportado nada al país”, se lamentó Pérez Gómez. “Así que mucha gente se sintió defraudada”.
Fresno, que tiene más de 546.000 habitantes, sería la ciudad más grande en la mayoría de los estados, pero a menudo queda eclipsada en California porque carece del glamour de Los Ángeles, la riqueza tecnológica de San Francisco o el idílico clima costero de San Diego. La ciudad parece más cercana en carácter a una capital del Medio Oeste que a Silicon Valley, y muchos residentes prefieren que sea así, incluidos los recién llegados de la costa en busca de casas más grandes y menos tráfico.
Es el centro de una vasta región agrícola donde grandes empresas alimentarias cultivan y envasan productos con un valor de miles de millones de dólares para enviarlos a todo el mundo. Los trabajos agrícolas han atraído durante generaciones a inmigrantes latinos, quienes con el tiempo han reconfigurado la demografía de Fresno, que ahora está constituida por más de un 50 por ciento de hispanos.
Pero la demografía no marcó el destino en estas elecciones.
En California, durante mucho tiempo se ha dado por hecho que la gran presión que ejercieron los republicanos en la década de 1990 contra los inmigrantes que estaban en el país ilegalmente, definida por las medidas del exgobernador Pete Wilson para restringir las prestaciones, había enviado a la mayoría de los votantes latinos al Partido Demócrata para siempre. En el tiempo transcurrido desde entonces, los residentes latinos se han convertido en una pluralidad en el estado y los demócratas han tenido el control de la Legislatura y un dominio total de los cargos estatales desde 2010. Los líderes latinos también han conseguido algunos de los puestos de poder más altos y han ganado representación en todo el estado.
Los votantes latinos del estado siguen apoyando mayoritariamente a los demócratas. Pero en Fresno, donde los residentes tienen una postura política más moderada que los de la costa, ningún partido tiene ganado al electorado. Así que, por primera vez en 20 años, el condado de Fresno, que incluye la ciudad de Fresno y las zonas periféricas, apoyó a un candidato republicano a la presidencia.
Las dificultades económicas fueron en gran medida la causa de este cambio. Sin embargo, según varias entrevistas con votantes y líderes políticos, algunos electores latinos también expresaron su frustración tras décadas de espera para que los demócratas aprobaran una reforma migratoria integral, como una vía hacia la legalización de los miembros de la familia.
“La gente se cansó de esperar 20 años o hasta más sin tener un solo resultado, solo falsas promesas”, aseveró Pérez Gómez. “Y luego viene la economía a combinarse con eso”.
Al igual que muchos demócratas que todavía están asimilando los resultados de las elecciones de este mes, Marsha Conant, vicepresidenta del Partido Demócrata del Condado de Fresno, se esforzaba por entender por qué a los latinos no les preocupaban más las recientes promesas de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas, e incluso usar al ejército para hacerlo.
“Tenemos que salir y hablar más con la gente”, afirmó. “Tal vez el voto latino se dio por sentado. No creo que vuelva a pasar”.
No es la única demócrata que teme que, al mando de Trump, los inmigrantes que se encuentran en el país de forma ilegal se vean envueltos en redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, lo que podría separar a familias en las que algunos miembros tienen estatus legal y otros no. También se preguntan qué ocurrirá con los participantes en el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que ha protegido a cientos de miles de inmigrantes jóvenes de ser deportados, indicó Conant.
“Los próximos años pueden ser un tanto horribles para quienes votaron por él”, se lamentó.
Al igual que otros estadounidenses, los latinos del condado de Fresno se enfadaron por el alza en la inflación durante el mandato de Biden. Aunque los ingresos aumentaron, muchos estaban convencidos de que estuvieron en mejor posición para costear los comestibles, los servicios públicos y el alquiler durante el primer mandato de Trump.
Esmeralda Soria, demócrata de la Asamblea que representa a Fresno, hizo notar que ganó la reelección a pesar de la reacción nacional contra los titulares en el cargo gracias a que se centró en sus propios logros para la región y no en el mensaje nacional del partido.
“Con toda intención me centré en mi carrera”, reconoció. “Los latinos quieren sentir que están conectados con alguien que conocen y que va a satisfacer las necesidades que ellos quieren”.
Más de dos tercios de los inmigrantes no autorizados que había en el condado de Fresno en 2021 llevaban más de una década en Estados Unidos.
Fernando Banuelos, hijo de agricultores mexicoestadounidenses que sufrieron las caóticas redadas de inmigración en el Valle Central durante la década de 1970, compartió que cree que los republicanos enfrentarán demasiadas reacciones políticas en contra en la zona si tratan de deportar a los trabajadores agrícolas. Banuelos, de 64 años y republicano desde hace mucho tiempo, considera que las redadas violentas y la separación de familias con estatus migratorio mixto acabarían con los avances que los republicanos han logrado con los latinos en elecciones recientes.
“Si hace eso”, dijo Banuelos sobre Trump, “vamos a tener un alboroto entre la gente, e incluso la policía, cuya respuesta será: ‘No vamos a hacerlo’”.
Ya hubo declaraciones de la policía en el condado de Fresno, que anunció la semana pasada que no ayudará a hacer cumplir las leyes federales de inmigración.
De cualquier manera, los inmigrantes sin estatus legal en el país tienen una ansiedad palpable, según Jesús Martínez, director ejecutivo de la coalición de varias organizaciones sin ánimo de lucro denominada Central Valley Immigrant Integration Collaborative.
El número de personas que asisten a talleres de servicios de inmigración casi se ha triplicado desde las elecciones, comentó Martínez. Y algunos se muestran reacios a inscribirse en Medi-Cal, el programa estatal de Medicaid abierto a los residentes que están en el país de forma ilegal, porque temen proporcionarle información personal al gobierno.
Luis Chávez, miembro del ayuntamiento de Fresno electo recientemente para formar parte de la Junta de Supervisores del condado, reanudó las reuniones con varios grupos locales de inmigración para buscar formas de enseñarle a la gente sus derechos en caso de que se les acerquen funcionarios y les pregunten sobre su situación. Las organizaciones también quieren ayudar a los inmigrantes calificados a concluir el proceso de naturalización. Esfuerzos similares se llevaron a cabo durante el primer mandato de Trump.
Cuando Chávez era un miembro demócrata del concejo municipal, consiguió 100,000 dólares con los que creó un fondo de defensa de inmigrantes para ayudar a las personas a pagar sus gastos legales.
Durante más de un año y medio, Chávez tocó puertas en todo el condado de Fresno y le sorprendió ver carteles de apoyo a su campaña junto a los que respaldaban a Trump. Cuando les preguntó a los votantes por qué apoyaban al expresidente, muchos hicieron referencia a la economía, pero también a que los demócratas no han logrado proporcionar una vía legal para la ciudadanía.
“Siguen dorándonos la píldora con la inmigración, pero nunca nos han dado resultados”, dijo.
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