Convivió con dinosaurios. Restos fósiles de un lagarto permiten acercarse a la época en que la Patagonia y Oceanía estaban unidas

Reconstrucción del lagarto Alamitosphenos mineri
Reconstrucción del lagarto Alamitosphenos mineri - Créditos: @Gabriel Lio

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- A unos 350 kilómetros al sur de la capital rionegrina, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) dieron con los restos fósiles de un lagarto que vivió hace 70 millones de años, época en que la Patagonia y Oceanía estaban unidas a través de la Antártida.

El hallazgo se produjo en la Estancia Nueva Poupée, cerca de la localidad de Arroyo Ventana, del departamento de Valcheta. El lagarto fue nombrado Alamitosphenos mineri, ya que fue encontrado por el técnico paleontológico Santiago Miner. El experto halló un fragmento de mandíbula con dientes que resultó pertenecer a esta nueva especie de esfenodonte.

Tal como explicaron los investigadores, esta especie de reptil poseía una mandíbula fuerte, formaba una especie de mentón prominente y sus dientes eran bajos y anchos. El Alamitosphenos fue encontrado en capas de 70 millones de años, junto a una gran cantidad de huesos pequeños de ranas, serpientes, aves y mamíferos, así como restos de grandes dinosaurios.

Todos esos restos fósiles fueron depositados cuando un antiguo mar desde el Atlántico invadió el norte de la Patagonia. Este brazo, conocido como Mar de Kawas, era de aspecto más bien tropical, con una enorme cantidad de reptiles marinos, corales y moluscos que poblaban sus costas.

Ese ambiente era compartido por el Alamitosphenos con varios esfenodontes de diferentes hábitos: algunos eran insectívoros y se asemejaban a los esfenodontes vivientes, otros eran de gran tamaño, posiblemente acuáticos, mientras que otros parecían ser predadores de pequeños animales. A esta gran diversidad de esfenodontes se agrega el Alamitosphenos, cuyo aspecto hace pensar que se trataba de una especie que machacaba vegetales y semillas.

El hallazgo de los restos fósiles del lagarto bautizado como Alamitosphenos mineri se produjo en la Estancia Nueva Poupée, cerca de la localidad de Arroyo Ventana, del departamento de Valcheta
El hallazgo de los restos fósiles del lagarto bautizado como Alamitosphenos mineri se produjo en la Estancia Nueva Poupée, cerca de la localidad de Arroyo Ventana, del departamento de Valcheta - Créditos: @gentileza Gobernación de Río Negro}

Los esfenodontes son un grupo de reptiles emparentados muy cercanamente con los lagartos. Son más antiguos que los dinosaurios ya que se originaron hace unos 240 millones de años, a principios de la Era Mesozoica. Durante el Triásico (250 a 200 millones de años), en que el mundo estaba conformado por un único continente, Pangea, los esfenodontes se distribuyeron por todo el mundo, dando origen a numerosos linajes.

Los tuátaras (Sphenodon), un género de reptiles lepidosaurios que solo se encuentran en Nueva Zelanda, son en la actualidad los únicos representantes del orden de los esfenodontes. Tras la caída del meteorito que llevó a la desaparición de tres cuartas partes de las especies existentes y marcó el inicio de la Era Cenozoica (hace unos 65 millones de años), al igual que ocurrió con los dinosaurios, la mayoría de los esfenodontes se extinguieron. Por eso, la actual presencia en Nueva Zelanda de representantes de un grupo de reptiles tan antiguo es considerada un misterio.

A mediados de 2021, también en la provincia de Río Negro, hallaron un reptil carnívoro que vivió hace 95 millones de años, y que es un antiguo pariente de los actuales tuátaras de Nueva Zelanda. Se trató de la especie bautizada como Tika giacchinoi, que tenía un cráneo de unos 4 centímetros y un cuerpo de entre 25 y 30 centímetros de largo: es el ancestro de los tuátaras más antiguo del hemisferio austral del que se tenga registro.

En tanto, fue hallada en Santa Cruz una nueva especie de esfenodonte que los investigadores nombraron Notosphenos finisterre: esta especie era de tamaño muy pequeño (no habría superado los 30 centímetros de longitud) y a juzgar por la forma de sus dientes se alimentaba de insectos.

Este hallazgo, junto al de mamíferos primitivos como el ornitorrinco Patagorhynchus pascuali, muestran que las faunas de Patagonia y Oceanía eran más semejantes de lo pensado. Los expertos resaltaron que hace unos 70 millones de años, Patagonia y Oceanía estaban conectadas a través de la Antártida, formando un continente común.

Parientes cercanos

El Patagorhynchus pascuali es el primer pariente cercano del ornitorrinco que se conoce de la Era Mesozoica, también conocida como la “era de los dinosaurios”, y el más antiguo del que se tenga registro hasta el momento. Ese importante hallazgo fue realizado a principios de 2023 por el paleontólogo Nicolás Chimento.

El diente de 5 milímetros de diámetro que Chimento encontró en unas rocas cretácicas de 70 millones de años resultó la prueba de que los ornitorrincos vivieron en la Patagonia en la “era de los dinosaurios”.

Investigadores del Conicet trabajando en el retiro de los restos fósiles del lagarto bautizado como Alamitosphenos mineri
Investigadores del Conicet trabajando en el retiro de los restos fósiles del lagarto bautizado como Alamitosphenos mineri - Créditos: @Gentileza Gobernación de Río Negro

“Dado que se conocen dientes de otro ornitorrinco de Australia, en esa relación de morfología craneana y dentaria hicimos la reconstrucción, hay un hallazgo de tiempo atrás, pero no es tan antiguo, en ese caso era de unos 60 millones de años. Ahora estamos dentro de la era de los dinosaurios. El diente que apareció es la evidencia clarísima de que los ornitorrincos tuvieron una distribución que abarcaba el sur de la Patagonia hasta Australia y pasaba por Antártida, en una época donde los continentes estaban más juntos”, contó el año pasado Fernando Novas, investigador del Conicet y jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (Lacev) del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.

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Miner también trabaja en el Lacev. De su investigación en territorio rionegrino participó un equipo de científicos del Conicet, el Museo Argentino de Ciencias Naturales, el Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokyo y la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”.