Conflicto mapuche: miedo, intranquilidad y zozobra en Villa Mascardi

Operativo de desalojo en Villa Mascardi, ante las usurpaciones de grupos mapuches
Operativo de desalojo en Villa Mascardi, ante las usurpaciones de grupos mapuches - Créditos: @Marcelo Martínez

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Intranquilidad, miedo y zozobra son algunas de las sensaciones que comparten los vecinos de Villa Mascardi, cuatro días después del operativo conjunto de las fuerzas federales que desalojó los predios públicos y privados ocupados en los últimos cinco años en la zona. Al imaginar el futuro cercano, también muestran incredulidad y siguen demandando acciones contundentes que alejen definitivamente el riesgo de nuevas usurpaciones.

“Jamás esperé un operativo así de este Gobierno. Me sorprendió mucho. De todos modos, sigo expectante. Hasta que no terminen todos presos, para mí esto no termina. Me hace mucho ruido la forma del desalojo, porque no los atraparon. O las personas sabían o está mal hecho el desalojo, porque volvieron a hacer lo mismo: un desalojo desde la ruta. Los usurpadores tienen varios puestos en la parte baja de la montaña, donde estaban las mujeres [siete mujeres fueron detenidas], y también en lo alto”, afirmó Julián Cunha Ferré, administrador de las cabañas Ruca Lauquen, incendiadas en agosto de 2019.

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Los propietarios de viviendas vandalizadas en Villa Mascardi y quienes todavía viven cerca de los predios tomados advierten que los miembros de la comunidad Lafken Winkul Mapu construyeron puestos y diversas estructuras de madera y chapa en la parte más alejada de la ruta 40. Sospechan que los varones, que no fueron detenidos durante el operativo del martes pasado, siguen en los alrededores.

“Seguramente tengan una segunda base en lo alto de la montaña. Hay muchos senderos en plena montaña. La ruta permanece cortada y para trasladarte de una punta a otra de las tomas te acompañan efectivos policiales. Así, nadie podría llevarles víveres ni teléfonos ni nada. Si el objetivo es desgastarlos hasta que tengan hambre y tengan que bajar, buenísimo. Que dure lo que tenga que durar”, señaló unha Ferré.

Consultado por LA NACION, también Luis Dates, propietario de Los Radales, remarcó que entre los kilómetros 2002 y 2026 de la ruta 40 el tránsito es asistido en ambas direcciones. Se abre una mano por vez y la caravana de autos es acompañada por las fuerzas del comando unificado de seguridad. Se generan demoras de unos 40 minutos.

Escenario bélico

“Parece que estuviéramos en una guerra mundial. A lo largo del trayecto hay camiones, antenas, carros hidrantes, carros de asalto, policías y gendarmes muy armados. Los propietarios no hemos podido tomar posesión de nuestros lotes, si bien la zona usurpada ha sido totalmente liberada”, advirtió Dates.

El dueño de la cabaña Los Radales, usurpada el 27 de septiembre, explicó que todas las actuaciones siguen bajo secreto de sumario y que los vecinos poco saben sobre los próximos pasos que tomarán las fuerzas federales. Algunos vecinos que viven permanentemente en Villa Mascardi cuentan que por las noches los miembros del comando de seguridad rastrillan la montaña en busca de las personas que se escaparon.

“Esperemos que esas acciones tengan resultado. De no encontrar a ninguno de estos delincuentes, van a volver y con mucha más violencia. La angustia, el temor y la zozobra es importante. Están muy intranquilos. Por eso, la junta vecinal pidió la instalación de un puesto permanente en la zona”, señaló Dates. El objetivo es evitar que vuelvan las usurpaciones y garantizar la seguridad y circulación en la ruta 40-

“Instamos a Parques Nacionales a que realice las acciones pertinentes para recuperar el ambiente protegido por ley, que fue devastado impunemente y que tome las medidas necesarias para evitar hechos futuros similares”, se indicó en el pedido, tras lamentar la inacción y la omisión del Estado argentino durante cinco años y exigir que éste asuma la responsabilidad.

La policía retira piedras del camino colocadas por indígenas mapuches, cerca de Villa Mascardi
La policía retira piedras del camino colocadas por indígenas mapuches, cerca de Villa Mascardi

Vandalismo reiterado

A fines de septiembre, La Cristalina fue la última propiedad usurpada en Villa Mascardi. El lugar ya había sido vandalizado e incendiado en 2020. Su dueño, Diego Frutos, considera que el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, no ha tomado verdadera dimensión del conflicto. “Lamentablemente, después de cuatro jornadas no ha podido capturar siquiera a uno de los fugitivos. Son guerreros muy salvajes y bravos pero quiero confiar en que finalmente las fuerzas federales actuarán con profesionalismo y se logre el objetivo”.

Frutos también apunta contra exfuncionarios: “Espero que de una buena vez terminen las acciones de estas bandas de terroristas patrocinadas y subvencionadas por parte del Estado argentino. Por suerte, muchas de esas personas ya han quedado en el camino, como la exministra [Sabina] Frederic, junto a su adlátere [Gabriel] Fuks, la dupla [Magdalena] Odarda/ [Luis] Pilquimán y la ministra [Elizabeth] Gómez Alcorta, que asiste judicialmente al líder de la banda, Facundo Jones Huala”.

En el mismo sentido se manifestó Cunha Ferré. “Para mí esto no termina hasta que estén todos presos. Están procesados, se saben los nombres y muchos están identificados, por más que Frederic diga que no se sabe quiénes son. Estos funcionarios han hecho mucho daño, no sé cómo van a resarcirnos a todos, cómo se va a reconstruir Villa Mascardi”. Y agregó: “Por culpa de la inoperancia y la inutilidad de muchos políticos, nosotros perdimos todo”.

Más allá del enojo, muchos sostienen que no tienen para solvewntar una reconstrucción. Y a eso suman una fuerte angustia. “Mis hijas no quieren venir a Bariloche. A mí estos tipos me arruinaron la vida. No me olvido ni de ellos ni de todos los políticos que los apañaron”, se sinceró Cunha Ferré, que perdió la confianza en los políticos.

Para Dates, Frederic es la responsable de todo lo ocurrido en Villa Mascardi. “Si nos hubiera escuchado, otro hubiera sido el destino de todos los hechos vandálicos y pérdidas económicas”.

Finalmente, John Grehan, propietario de La Escondida, incendiada en 2015 y usurpada en 2017, mostró su incredulidad y desconfianza ante un desalojo definitivo en Villa Mascardi.

Cauto y expectante, subrayó que todo habrá sido inútil si no deriva en la detención de las personas prófugas. “Será peor que un fracaso, porque los terroristas volverán a atacar, incluso, con más violencia. Ya han dicho que están dispuestos a dejar la vida ahí”, concluyó.