El compromiso social, el impacto más fuerte de Francisco en la Iglesia argentina

El Papa junto a los obispos argentino
El Papa, al recibir una delegación de obispos argentinos - Créditos: @@PrensaCEA

La preeminencia de la dimensión pastoral, en sintonía con una presencia más intensa en el campo social, y la inclusión de nuevos temas en la agenda de prioridades, como la atención de los excluidos y el “cuidado del ambiente y la casa común”, asoman como los rasgos distintivos de la influencia que ha tenido el papa Francisco en la Iglesia argentina en los últimos diez años.

Más allá de los nombramientos de obispos, en los que prioriza la designación de sacerdotes con marcada experiencia pastoral –como los casos de los arzobispos de Córdoba, Ángel Rossi, de formación jesuita, y de Tucumán, Carlos Sánchez, párroco de la Catedral de esa provincia-, el papa argentino mantiene un diálogo directo con obispos y sacerdotes, lo que reduce en los hechos el papel de la Nunciatura e, incluso, del Episcopado.

“Existe un trato directo personal, en el estilo de Francisco, que cuando quiere algo llama por teléfono y maneja la situación a su modo”, confió una fuente cercana a los obispos, en diálogo con LA NACION.

Esa línea directa y confianza llega, también, a monseñor Oscar Ojea, presidente del Episcopado desde noviembre de 2017, que mantiene una fuerte sintonía con el pontífice, con quien trabajó como obispo auxiliar de Buenos Aires. El obispo de San Isidro, al igual que la comisión ejecutiva del Episcopado, asumió el compromiso de la “sinodalidad”, el desafío que lanzó Francisco para “caminar juntos” y escuchar todas las voces en la Iglesia, lo que se traduce en la revalorización de las decisione colegiadas en equipo, por encima de las individualidades. Varios obispos dedicaron espacios en sus diócesis a la difusión y puesta en práctica de las encíclicas Laudato si y Fratelli tutti, así como la exhortación apostólica Evangelii gaudium, que constituyen la coluna vertebral programática de Francisco.

Francisco se reencontró con el obispo Oscar Ojea, presidente del Episcopado
Francisco se reencontró con el obispo Oscar Ojea, presidente del Episcopado

Como había hecho en la arquidiócesis de Buenos Aires, cuando promovió el equipo de curas villeros, Francisco le dio impulso a esta expresión de la Iglesia que lleva su impronta y le asignó jerarquía episcopal, con el nombramiento de Gustavo Carrara como obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario para las Villas de Emergencia. Por ellos pasa el vínculo con los movimientos populares y los esfuerzos para la contención social. Hoy suman más de 50 los curas villeros en los barrios populares de la Capital y del conurbano.

Al igual que Francisco, también cumplió diez años en sus funciones su sucesor en la arquidiócesis de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, a quien designó pocos días después de ser elegido Papa. Poli le acercó personalmente el año pasado su renuncia, al haber llegado al límite de los 75 años, pero por ahora el pontífice lo mantiene en el cargo , lo que se interpreta como una renovación de la confianza, si bien el estilo pastoral del cardenal primado, más dedicado a los temas de la historia de la Iglesia y de la organización institucional del país, no tiene la impronta de un compromiso social más activo.

En los niveles institucionales, el Episcopado mantiene un diálogo con las autoridades políticas, la oposición y las organizaciones sociales, aunque Francisco dejó habilitado de hecho el vínculo con referentes personales en la relación con la política, lo que muchas veces produjo distorsiones o lecturas interesadas de sus mensajes .

Formación de sacerdotes

En materia de formación de los sacerdotes, las diócesis y seminarios que tradicionalmente pusieron el acento en los aspectos teológicos y doctrinarios han quedado un poco relegados durante el pontificado de Francisco. Se promovieron, en cambio, los seminarios que priorizan la preparación pastoral de los seminaristas. Ello se ha visto, por ejemplo, en el cierre del seminario de San Rafael, en el sur de Mendoza, que fue cerrado, lo que derivó en el alejamiento de su obispo, Eduardo María Taussig.

Francisco transmite el criterio de que “la misión de los seminarios no es formar superhombres que pretendan controlar todo y ser autosuficientes, sino lo contrario, formar hombres”, dado que “los sacerdotes están expuestos a las mismas fragilidades, límites y errores que el resto de la humanidad”, les pidió Francisco a los rectores de seminarios reunidos en el Vaticano en noviembre pasado.

Otros obispos de línea conservadora dejaron sus puestos en la última década, aún antes de llegar al límite de los 75 años, como el arzobispo Alfredo H. Zecca (arzobispo de Tucumán), Oscar Sarlinga (Zárate-Campana), José Luis Mollaghan (Rosario) y Gustavo Zanchetta (Orán) –en este caso, ante denuncias de abuso de autoridad en las que intervino la Justicia-. Francisco aceptó sin dilaciones la renuncia de Héctor Aguer (arzobispo de La Plata durante 20 años y genuina expresión del sector conservador), para reemplazarlo por Víctor Manuel Fernández, exrector de la Universidad Católica Argentina y teólogo que acompañó al cardenal Jorge Bergoglio en Aparecida, de donde surgió el documento de los obispos de América Latina, libro de cabecera de Francisco. Más que hombre de confianza e intérprete del pensamiento del Papa, algunas fuentes destacan que, por su formación en teología, Fernández asesora al pontífice jesuita en determinados temas.

En un país que casi duplicó la cantidad de pobres –en diez años pasó de 10,9 millones a 18 millones-, la Iglesia se abrazó a la doctrina social y dejó en segundo plano las enseñanzas del Catecismo, según algunas interpretaciones que reclaman una mayor presencia de “lo trascendente”.

En tanto, los mensajes del Papa a las parroquias, sacerdotes y casas religiosas siguen a la orden del día, como el pedido que hizo a la comunidad de San José de Flores, la iglesia a la que concurría de joven y en la que descubrió su vocación sacerdotal. “Saluden a San José de mi parte”, les dijo, conservando la frescura de las primeras comunicaciones que trascendían tras su elección pontificia.