Las ciudades lideran la revolución ciclista. ¿Seguirá la UE su ejemplo?

Las ciudades lideran la revolución ciclista. ¿Seguirá la UE su ejemplo?

El año pasado, Copenhague acogió el Gran Départ del Tour de Francia, el inicio del recorrido de la famosa competición ciclista.

Fue una gran celebración tanto del ciclismo deportivo como de la cultura ciclista cotidiana de Dinamarca, que dura ya décadas.

La capital danesa está demostrando lo que podemos conseguir cuando aprovechamos el poder de la bicicleta.

Todas las mañanas en Copenhague, mientras los coches se atascan en el tráfico, miles de ciclistas atraviesan la ciudad camino del trabajo y la escuela por carriles bici.

Con la aparición de las e-bikes y las bicicletas de carga, estamos convencidos de que el uso de la bicicleta seguirá aumentando en los próximos años.

En Copenhague, también se está produciendo una auténtica revolución de las bicicletas de carga: en menos de tres años, estas han pasado de 20.000 en 2020 a más de 40.000 en 2023.

Los padres utilizan las bicicletas de carga para transportar a los niños; las empresas de reparto las emplean para trasladar alimentos y paquetes por la ciudad; y un número creciente de empresas de construcción las utilizan para transportar herramientas y materiales.

En Copenhague, una empresa de asistencia en carretera llega incluso a los clientes en bicicleta de carga cuando sus coches se averían.

Gran aumento del amor por la bicicleta en el resto de Europa

Desde 2020, la afición a la bicicleta ha experimentado un gran aumento en todo el continente. Durante la pandemia de coronavirus, la bicicleta ofreció una solución de transporte segura, eficiente y saludable en todo el continente, aliviando la presión sobre el transporte público y proporcionando a los viajeros un distanciamiento seguro.

Sin embargo, a pesar de la renovada popularidad de la bicicleta y de su enorme potencial, sólo el 7,4% del total de los desplazamientos se realizan en bicicleta en la UE-27 por término medio.

Dado que el 75% de los europeos vive en entornos urbanos, las ciudades tienen un papel crucial que desempeñar y están dispuestas a apoyar las ambiciones ciclistas de la UE.

Gian Mattia D'Alberto/LaPresse
Un repartidor de comida empuja su bicicleta dentro de la galería comercial Vittorio Emanuele en Milán, noviembre de 2020 - Gian Mattia D'Alberto/LaPresse

Este bajo porcentaje resulta paradójico, ya que la bicicleta es un formidable aliado en la lucha contra la contaminación y en el camino hacia ciudades más habitables.

No es de extrañar, por tanto, que haya tanta expectación ante la próxima Declaración Ciclista de la Comisión Europea. Se espera que el documento, previsto para octubre, establezca normas, orientaciones e instrumentos de financiación para duplicar el número de kilómetros recorridos en bicicleta de aquí a 2030.

La declaración reconocerá por fin que la bicicleta es un elemento esencial de nuestro sistema europeo de transporte compartido y reforzará los esfuerzos que las ciudades vienen realizando desde hace tiempo.

En marcha un grupo de trabajo sobre la estrategia ciclista

Cada vez son más los gobiernos locales europeos que dan prioridad al uso de la bicicleta para alejarse de la mentalidad centrada en el automóvil que en la segunda mitad del siglo XX transformó nuestras ciudades en islas de contaminación y ruido.

Dado que el 75% de los europeos vive en entornos urbanos, las ciudades tienen un papel crucial que desempeñar y están dispuestas a apoyar las ambiciones ciclistas de la UE.

En los últimos meses, Copenhague y otras ciudades de la red Eurocities unieron sus fuerzas para crear un grupo de trabajo sobre estrategia ciclista.

Una de nuestras principales prioridades es que la UE adopte una Declaración sobre el uso de la bicicleta amplia y ambiciosa.

AP Photo/Francisco Seco
Un hombre monta en una bicicleta frente al Parlamento Europeo en Bruselas, septiembre de 2019. - AP Photo/Francisco Seco

El objetivo es ofrecer recomendaciones que sirvan de base al texto final de la Declaración sobre el uso de la bicicleta de la Comisión Europea. Estamos convencidos de que nuestros conocimientos sobre el uso de la bicicleta pueden ser muy valiosos para los responsables políticos de la UE.

Nuestro asesoramiento se apoya también en una encuesta realizada por Eurocities Pulse a 29 municipios para conocer los retos y expectativas de las ciudades en relación con el uso de la bicicleta.

Una de nuestras principales prioridades es que la UE adopte una Declaración sobre el uso de la bicicleta amplia y ambiciosa.

El documento debería allanar el camino para desarrollar infraestructuras ciclistas de alta calidad, adoptar un enfoque audaz y establecer orientaciones comunes sobre infraestructuras ciclistas y niveles mínimos de calidad en toda Europa.

Las normas de tráfico en Europa frenan el uso de la bicicleta

La falta de seguridad vial disuade a muchas personas de plantearse siquiera la posibilidad de ir en bicicleta. Por ello, la protección de los ciclistas debe ser una prioridad en la nueva legislación.

Las actuales leyes nacionales de tráfico de muchos países de la UE obstaculizan el uso de la bicicleta, por lo que la declaración es una oportunidad para actualizar las normas nacionales de tráfico y crear cooperación entre las autoridades locales y nacionales.

La Comisión Europea también debería iniciar una reflexión sobre la adecuación de las normas nacionales de tráfico al uso de la bicicleta y estudiar la posibilidad de establecer un límite de velocidad de 30 km/h en las zonas urbanas.

La falta de productos y servicios para la bicicleta no debe seguir siendo un obstáculo para la industria ciclista de la UE. Unos mayores mecanismos de cooperación pueden crear una industria ciclista fuerte en Europa para evitar la escasez de bicicletas.

AP Photo/Geert Vanden Wijngaert
Ciclistas durante el día sin coches en Bruselas, en septiembre de 2016. - AP Photo/Geert Vanden Wijngaert

Además, la normalización de las herramientas de recogida de datos sobre el uso de la bicicleta ayudaría a muchas ciudades a tomar decisiones mejor informadas sobre sus propias políticas ciclistas.

Al mismo tiempo, debe prestarse especial atención a que el uso de la bicicleta sea lo más accesible posible para todos los residentes urbanos, especialmente para aquellos que no pueden permitirse comprar una bicicleta o cuya discapacidad les impide utilizar un vehículo de dos ruedas estándar.

Además, la falta de productos y servicios para la bicicleta no debe seguir siendo un obstáculo para la industria ciclista de la UE. Unos mayores mecanismos de cooperación pueden crear una industria ciclista fuerte en Europa para evitar la escasez de bicicletas.

El ciclismo es el futuro

Por último, a medida que la política de la UE avanza en el fortalecimiento de las conexiones entre las zonas urbanas y rurales, abogamos por utilizar la bicicleta para mejorar esas conexiones.

Una amplia red de autopistas ciclistas de alta calidad ha convertido los desplazamientos de larga distancia en bicicleta en una opción viable para los habitantes del Gran Copenhague, y proyectos similares están en marcha en muchos lugares de Europa.

Para reforzar este esfuerzo, deben establecerse condiciones favorables al uso de la bicicleta para viajar en transporte público con una bicicleta, ir y volver de la estación en bicicleta o utilizarla en combinación con otros medios de transporte.

Mis colegas y yo estamos convencidos de que la bicicleta es el futuro. Necesitamos que la UE y sus Estados miembros acepten el reto y reconozcan que la bicicleta es una herramienta fenomenal con un inmenso poder transformador.

Es difícil exagerar lo mucho que la bicicleta puede contribuir a mejorar nuestra salud pública, la calidad del aire, los espacios públicos y el nivel de vida.

Las ciudades lideran la revolución de la bicicleta; ¿seguirá la UE su ejemplo?

Line Barfod es alcaldesa de Asuntos Técnicos y Medioambientales de la capital danesa, Copenhague.

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