"Estoy tan acostumbrado a sentirme estúpido...": la frase poderosa que sintetiza una paradoja de la Ciencia

Para investigar en la frontera del conocimiento debes acostumbrarse a no tener respuestas

Investigar en ciencia al borde del límite del conocimiento deja una curiosa paradoja: debes acostumbrarte a no saber | REUTERS/Leonhard Foeger
Investigar en ciencia al borde del límite del conocimiento deja una curiosa paradoja: debes acostumbrarte a no saber | REUTERS/Leonhard Foeger

Las encuestas y estudios sobre percepción de la ciencia que cada año se realizan por todo el mundo nos muestran que, en general, la profesión de científico es una de las más respetadas y valoradas. A grandes rasgos, la investigación científica se entiende como una labor indispensable en el avance de cualquier sociedad y, no obstante, aún quedan algunos reductos que mantienen una visión errónea del científico. Gran parte de esta confusión proviene de la poderosa influencia del cine y la literatura que, históricamente, se ha empeñado en ofrecer una imagen de científico loco, engreído, soberbio y sabelotodo. La realidad está muy lejos de la ficción y, como suele suceder, es mucho más interesante que lo visto en películas y series.

Hace ya unos años, en 2008, Martin A. Schwartz un prestigioso investigador en biomedicina y profesor de cardiología en la Universidad de Yale, publicó en la Revista Cell un curioso artículo titulado “La importancia de la estupidez en la investigación científica” que se puso de moda en aquel momento y que, ahora, se ha vuelto a viralizar en twitter. En aquel curioso ensayo, Schwartz explicaba como “la ciencia le hacía sentirse estúpido” al descubrir que, cuanto más investigaba más consciente era de que aún le faltaban muchas cosas por conocer. Es un pensamiento interesante, la ciencia te obliga a aceptar esa ignorancia y a utilizarla para seguir aprendiendo. “Estoy tan acostumbrado a sentirme estúpido”, decía el cardiólogo, “que, de hecho, busco activamente nuevas oportunidades para sentirme así. No sabría qué hacer sin ese sentimiento. Incluso creo que es cómo debe ser”.

Cuando alguien de verdad estudia durante años o décadas sobre un tema, cuando se especializa y aprende todo lo posible sobre un campo determinado de investigación, llega a la infranqueable conclusión de que aún le queda mucho por aprender. Es una paradoja fascinante: cuanto más sabes de algo más consciente eres de todo lo que aún no sabes y, al contrario, cuanto menos sabes de algún tema más probable es que te muestres orgulloso de que lo sabes todo. Este círculo de conocimiento e ignorancia que se expande es la razón por la que la mayoría de estudios científicos terminan con una célebre frase: “further research is needed”, se necesita investigar más.

Sentirse ignorante, sentirse estúpido, sentirse desbordado ante las interminables sorpresas que se encuentran en la naturaleza y sus leyes rectoras, no solo es algo habitual entre científicos sino que es requisito indispensable para ser un buen investigador. No hay buenos científicos que afirmen que lo saben todo, al revés, cuanto más profundizan en el conocimiento de un campo concreto, mayor se hace su asombro, su ignorancia, su sentimiento de estar aún muy lejos.

La inmensa mayoría de científicos que he conocido en estos últimos veinte años están muy lejos de ser “sabelotodos o soberbios”, de hecho, los mejores y más brillantes son quienes más me responden “no lo sé” cuando les pregunto (aunque siempre añaden, pero lo estamos investigando). Como suele decir el físico Pedro Miguel Etxenique los científicos suelen ser personas optimistas porque creen que los problemas tienen solución. Esa visión positiva del mundo consigue que avancemos, poco a poco, alumbrando con una tenue luz los grandes misterios que el Universo se empeña en guardar a oscuras.

Por supuesto, este sentimiento de ignorancia no serviría de nada sin otros requisitos imprescindibles como la curiosidad, la imaginación y la voluntad de avanzar en el conocimiento. Una de las razones por la que nos gusta la ciencia en la Universidad –recuerda Martin A. Schwartz–, es que te explican cómo funciona el mundo físico y si aprendes las respuestas correctas, entonces te sientes inteligente. Pero luego llega el doctorado y el verdadero trabajo de investigación y ahora ya no hay respuestas, no hay libros, no hay profesores con las respuestas. Llega el momento en el que eres tú quien tiene que enfrentarte a un “abismo desconocido”, diseñar experimentos, interpretar los resultados… y es aquí donde tienes que empezar a sentirte cómodo con tu propia ignorancia.

Me gustaría acabar del mismo modo que Schwartz concluye su ensayo:

“Centrarse en preguntas importantes nos coloca en la incómoda posición de ser ignorantes. Una de las cosas hermosas de la ciencia es que nos permite avanzar torpemente, equivocarnos una y otra vez, y sentirnos perfectamente bien siempre que aprendamos algo cada vez. Cuanto más cómodos nos sintamos con ser estúpidos, más nos adentraremos en lo desconocido y más probable será que hagamos grandes descubrimientos”.

Más artículos y noticias interesantes sobre ciencia en Yahoo:

Referencias científicas y más información:

Martin A. Schwartz “The importance of stupidity in scientific research” J Cell Sci (2008) DOI:10.1242/jcs.033340

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

El mayor telescopio del mundo cumple diez años desvelando secretos del universo