Chivas, el equipo que no sabe aprovechar el talento mexicano y lo ve brillar en otros equipos

Chivas no sabe aprovechar el talento mexicano que llega a sus filas. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)
Chivas no sabe aprovechar el talento mexicano que llega a sus filas. (Alfredo Moya/Jam Media/Getty Images)

Chivas tiene una tradición que los distingue del resto de equipos en el futbol mexicano: jugar sólo con mexicanos. Así ha sido desde su fundación hasta los días actuales. En una era globalizada, seguir esa costumbre es muy complicado. Todos los clubes pueden fichar a jugadores de otros países y reforzar así sus filas. Y eso suele ser mucho más rentable que comprar internamente en México, adonde los precios se elevan de manera drástica.

En ese sentido, Chivas se queda sin alternativas. Si necesita un jugador, lo tiene que comprar en el mercado nacional. Hay muy pocas opciones: ir a la MLS a buscar jugadores con doble nacionalidad (y que también son caros) o apostar por alguien de Europa. Claro, también el precio es elevado y además los jugadores mexicanos que están allá no dan su brazo a torcer tan fácilmente —aún así tuvieron éxito con Erick Gutiérrez el torneo pasado—.

Así, Chivas tiene que valerse de su cantera y de la captación de talentos "ocultos". Eso en un escenario ideal, porque el Rebaño Sagrado ha explorado dos caminos en su obtención de jugadores nacionales: talento que no brilla con ellos y jugadores promedio sin capacidad para marcar diferencia. Chivas invierte y mucho. Quizá sus fichajes no son bombazos, pero sí salen costosos por la inflación del mercado nacional.

De 2015 a 2017 armaron, torneo a torneo, un equipo caro con jugadores como Rodolfo Pizarro, Alan Pulido, Orbelín Pineda, Carlos Peña (que no fue campeón), Oswaldo Alanís y José Juan Vázquez. Eso se saldó con el título del Clausura 2017. Luego el equipo se desarmó de forma dramática. De manera similar, hace cuatro años, Chivas emprendió un ambicioso proyecto con Ricardo Peláez al mando de la presidencia deportiva. Era una fórmula ganadora: Peláez ya había tenido éxito en ese cargo con el América y Cruz Azul, y el Rebaño fichó entonces a muchos de los jugadores mexicanos disponibles para ellos (en relación calidad-precio).

Llegaron Uriel Antuna, Cristian Calderón, Jesús Ángulo, Alexis Peña, Víctor Guzmán (devuelto a Pachuca tras dar positivo a cocaína y ser suspendido un año, y otra vez fichado a finales de 2022). Además ya estaba Alexis Vega. El plan fracasó estrepitosamente pues ningún jugador pudo brillar como se esperó y no hubo entrenador que consiguiera el ansiado título. Y la lección para Chivas no ha podido ser más dolorosa: sus jugadores destacan antes y después de pasar por sus filas, pero no les va bien cuando visten de rojiblancos.

No puede ser más traumático. Y les pasa también con canteranos, como el caso de César Chino Huerta, que hasta les festejó el gol. Lo mismo hizo Uriel Antuna cuando le marcó a su exequipo. No se diga Alejandro Zendejas, que nunca se asentó en Chivas, después trascendió en Necaxa y el América lo volvió referente.

Javier Chofis López se marchó de Chivas apestado y encontró la estabilidad que nunca tuvo en Verde Valle: primero en la MLS y luego en el Pachuca, adonde fue campeón. Víctor Guzmán se formó en Chivas, pero con 20 años partió al Pachuca. Ahí ganó dos ligas y, tras el fichaje fallido de 2020, llegó al Rebaño para el año pasado. Su rendimiento fue de más a menos hasta ser banqueado por Veljko Paunovic.

Chivas no sabe cómo sacarle provecho a sus jugadores con talento. Esa es la peor condena que tienen. Puede hablarse de indisciplinas, que muchos las han cometido, pero también ahí entra la ineficacia institucional del club: para evitarlas o para mantenerlas ocultas. Es un hecho que en Chivas no saben hacer ninguna de las dos. Y así les va. No sólo es que no ganen títulos y vean a sus rivales coronarse, América y Atlas; es que el talento de les escurre como agua entre las manos. Y luego los ven campeonar y tomar revancha en otros lados.

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