En Chicago, los asesinatos de mujeres transgénero afroamericanas a menudo quedan sin resolver. 'No hay justicia', dicen los familiares

CHICAGO— Hablando entre lágrimas, Rosemary Gamble vuelve una y otra vez a las preguntas que le gustaría hacerle al asesino de su nieta:

¿Por qué lo hizo?¿Qué pudo haberle hecho ella?¿Actuó por odio?¿Ha matado a alguien más?

"Antes de dejar esta tierra, me gustaría mirarlo a la cara y preguntarle: '¿Por qué? ¿Por qué me quitaste a mi bebé de esta manera?'", dijo Gamble, de 66 años, de Chicago.

Pero cinco años después de que la nieta de Gamble, una mujer transgénero llamada Tiara Richmond, fuera asesinada a disparos a los 24 años, Gamble aún no ha visto justicia, y un nuevo análisis de Chicago Tribune indica que las probabilidades están en su contra. El Tribune descubrió que solo un 23 por ciento de las muertes violentas de mujeres transgénero en los últimos años han sido resueltas por la policía de Chicago, en comparación con el 38 por ciento de los homicidios resueltos en general.

El Departamento de Policía de Chicago no hace un seguimiento de estas muertes, pero al rastrear los videoclips de noticias, los sitios web LGBTQ y los registros del médico forense del Condado Cook, Tribune pudo identificar al menos algunas de las víctimas: 13 personas transgénero asesinadas en Chicago desde 2010, todas ellas mujeres afroamericanas. Tres de esos homicidios de transexuales —o asesinatos de transexuales a manos de otros— han sido resueltos.

LaSaia Wade, defensora de los transexuales de Chicago, calificó ese historial de "deplorable", pero dijo que no le sorprendía.

"Se están rindiendo porque no les importa. Simplemente no les importa", dijo Wade, la directora general del centro LGBTQ Brave Space Alliance (BSA) en el South Side. Wade dijo que ella y otros defensores tuvieron que presionar muy duro para conseguir un arresto en un caso de 2018, y su intento de ampliar la formación LGBTQ del departamento de policía no había tenido éxito.

"He hecho todo lo posible durante los últimos seis años con el trabajo con los oficiales de policía, pero es como golpear mi cabeza contra la maldita pared", dijo Wade.

El jefe de detectives de la policía de Chicago, Brendan Deenihan, dijo que no estaba contento con la tasa de resolución del 23 por ciento, pero cada caso es diferente y algunos casos son más difíciles de resolver que otros.

"Los detectives salen a la calle y se esfuerzan al máximo para resolver todos los casos, independientemente de la raza, el credo, etcétera", dijo Deenihan. "Todos los casos son tratados de la misma manera por la división de detectives".

Cuando se le preguntó si el departamento de policía haría algún cambio en respuesta a las conclusiones de Tribune, Deenihan no respondió ni sí ni no. En su lugar, señaló las iniciativas existentes, como la formación del personal en temas LGBTQ, y dijo que los detectives seguirán tomando todos los casos en serio y trabajando duro para resolverlos.

Aunque el análisis de Tribune es pequeño y probablemente excluye a algunas víctimas debido a las limitadas fuentes de información disponibles, es uno de los primeros de este tipo, y está en consonancia con una nueva investigación de la Universidad Estatal de Florida (FSU), en donde los datos preliminares sobre unos 300 casos de homicidio de transexuales de todo el país —incluidos 17 en Illinois— indican que el 18 por ciento de los homicidios de transexuales en este estado se resuelven, y entre el 40 y el 50 por ciento de los homicidios de transexuales se resuelven en todo el país.

Más cerca de casa, un familiar de la víctima dijo que las conclusiones de Tribune coincidían con sus propias observaciones.

"He oído y visto tantos asesinatos [de personas transgénero], y no hay justicia", dijo Shamari Woulard, cuya hermana Sandy Woulard, una mujer transgénero de 28 años, fue asesinada a tiros en South Side en 2010.

Los familiares de las víctimas de homicidio transgénero le contaron a Tribune que le habían hecho múltiples llamadas telefónicas a la policía que no fueron devueltas, y una de ellas dijo que había hecho más de 40 llamadas sin obtener una sola respuesta.

Darrin Frazier, cuya hija Ciara Minaj Frazier fue asesinada en 2018, dijo que la policía nunca le dijo que había hecho un arresto en el caso, o que la oficina del Fiscal del Estado del Condado Cook rechazó los cargos de delito grave contra el entonces sospechoso.

Cuando Tribune se puso en contacto con él, Frazier, de 57 años, de Franklin Park, había estado esperando noticias de la policía respecto a una investigación que había terminado hace casi tres años.

"Me siento fatal porque es mi hijo", dijo Frazier.

"Simplemente lo dieron por perdido"

Rosemary Gamble se preparaba para ir a trabajar la mañana del 21 de febrero de 2017 cuando dos agentes de policía llamaron a su puerta y le preguntaron si conocía a Donnell Richmond.

Sí, dijo Gamble, cuya nieta transgénero había sido conocida como Donnell antes de su transición. Los agentes dijeron que necesitaban hablar con Gamble, así que ella les llamó y les preguntó cuál era el problema.

"Bueno, es una maldita vergüenza", recordó Gamble que le dijo uno de los agentes.

Tiara Richmond había recibido múltiples disparos mientras estaba sentada en un coche con un hombre alrededor de las 6:15 de la mañana en Englewood.

Todas las víctimas identificadas por Tribune eran mujeres transgénero afroamericanas o latinas asesinadas en los vecindarios del sur y el oeste —y la mayoría eran menores de 35 años—, en consonancia con un estudio nacional que constató un mayor riesgo de homicidio en este grupo demográfico. La víctima más joven tenía 19 años y la mayor 37.

"Todo se reduce a cómo la sociedad trata a las personas transgénero en su conjunto", dijo Wade, refiriéndose a la discriminación y los prejuicios.

Una encuesta hecha en 2015 por National Center for Transgender Equality reveló que las personas transgénero afroamericanas sufrían una discriminación más profunda y amplia que las personas transgénero blancas. Su tasa de desempleo, del 20 por ciento, era cuatro veces mayor que la de la población general. También tenían más probabilidades de vivir en la pobreza, de no tener hogar y de dedicarse al trabajo sexual, todo ello asociado a un mayor riesgo de violencia.

La encuesta reveló que el 24 por ciento de las mujeres afroamericanas transgénero habían ejercido el trabajo sexual con fines lucrativos en el último año, en comparación con el cinco por ciento de las mujeres transgénero en general.

Para este artículo, Tribune comparó el porcentaje de homicidios de transexuales desde 2010 hasta la actualidad que se consideraron resueltos por la policía (tanto si se acusó a alguien de un delito como si no), con el porcentaje de homicidios en general entre 2010 y 2021 que se consideraron resueltos.

La tasa de resolución de los homicidios de personas transgénero fue del 23 por ciento, en comparación con la tasa de resolución del 38 por ciento de los homicidios en general. Esa tasa del 38 por ciento es inferior a las tasas que el Departamento de Policía de Chicago suele notificar, porque el departamento de policía cuenta cualquier homicidio resuelto en un periodo de tiempo determinado, independientemente de cuándo se haya producido ese homicidio. En otras palabras, si un homicidio de 2005 se resolvió en 2010-2021, contaría para la tasa de resolución de la policía de Chicago para 2010-2021 pero no para la tasa de resolución de Tribune.

Tribune no usó la fórmula de la tasa de resolución de la policía de Chicago, porque se pudieron identificar muy pocos homicidios de transexuales antes de 2010.

Los índices de resolución de los homicidios de transexuales son "escandalosamente bajos", tanto en Chicago como en todo el país, de acuerdo con Brendan Lantz, director de Hate Crime Research and Policy Institute de FSU. A falta de buenas estadísticas gubernamentales relacionadas con homicidios de transexuales, está elaborando una base de datos nacional.

A nivel nacional, la tasa de resolución de todos los homicidios (de acuerdo con la fórmula más generosa usada por la policía de Chicago) fue del 54 por ciento en 2020 y del 65 por ciento en 2010, de acuerdo con la organización sin ánimo de lucro Murder Accountability Project (MAP).

Gamble dijo que los agentes de policía no le devolvieron repetidamente las llamadas rekacionadas con el caso de su nieta. Incluso cuando Gamble fue a Georgia para cuidar a un familiar herido, siguió llamando, dijo, pero sin éxito.

"Me imagino que lo descartaron como si fuera: 'Bueno, él es gay; se ha ido'", dijo Gamble, quien usa pronombres masculinos para referirse a Richmond. "Pero no me importa si es gay o no tiene brazos ni piernas. Es mi nieto, y tiene los mismos derechos que cualquier otra persona. Tiene derecho a vivir".

Cassandra Monroe, cuya hermana de 24 años, Tiara Banks, fue asesinada a disparos en West Pullman en abril de 2021, también se quejó de las múltiples llamadas no devueltas a la policía de Chicago.

"Supongo que, como ella es transgénero, simplemente no les importó", dijo Monroe.

Deenihan dijo que la división de detectives ha creado una nueva unidad con oficiales de enlace con las familias, cuyas funciones incluyen asegurarse de que todas las llamadas telefónicas de los familiares de las víctimas sean devueltas.

La humanidad de las víctimas fue un tema común entre los familiares, quienes dijeron que querían que la gente supiera cuánto se quería y echaba de menos a sus parientes.

Lacrisha Alexander, superviviente de un cáncer de mama, adoraba a su hija Tyianna, de 28 años, y la peinaba y cocinaba todos los domingos. Después de la muerte de Tyianna en enero de 2021, Alexander se despertó repetidamente —con el corazón acelerado por la ansiedad— a las 4 de la mañana, más o menos a la hora en la que le dispararon a su hija.

"Realmente se destruye una familia cuando se mata a alguien", dijo Alexander. "[Mi hija] tenía una hermana, tiene sobrinas, sobrinos. Es como un sentimiento de dolor hacia todo".

Lunetta Frazier, cuya hermana menor Ciara Frazier fue asesinada en 2018, dijo que su primer recuerdo fue ir al hospital a ver a Ciara cuando nació. Las hermanas nacieron con dos años y siete días de diferencia, y celebraron sus cumpleaños juntas hasta que Lunetta Frazier tenía unos 20 años. Ciara Frazier fue una de las primeras personas en sostener al hijo de Lunetta Frazier cuando nació en 2011.

"Nadie me conocía como ella", dijo Lunetta Frazier, con los ojos llenos de lágrimas. "Nadie".

Lunetta Frazier, una contadora que vive en Franklin Park, y su hermana, Davina Frazier, una oficinista que vive en Chicago, recordaron a una hermana que hacía amigos con facilidad, horneaba pasteles de camote desde cero, seguía rutinas de baile la primera vez que las veía y se le podía confiar cualquier secreto.

"Estaba loca por sus hermanas, y nosotras estábamos locas por ella", dijo Davina Frazier, de 32 años.

Después examinar los expedientes policiales del caso de Ciara Frazier que le entregó Tribune, Lunetta Frazier rebatió algunos aspectos del relato de la ex sospechosa, como que Ciara Frazier, armada con una pistola, entró en el coche del hombre cuando este se perdió por la noche en West Garfield Park y se detuvo para consultar su teléfono en busca de direcciones. El antiguo sospechoso dijo que Ciara Frazier le apuntó con una pistola y le ordenó que condujera hasta un edificio abandonado, en donde se pelearon y él la apuñaló en defensa propia.

No se encontró ninguna pistola en la escena del crimen, de acuerdo con una lista de inventario de la policía de Chicago obtenida por Tribune; se recuperaron dos cuchillos.

"¿En dónde está el arma?", dijo Lunetta Frazier. "¿En dónde está el arma? ¿En dónde está la pistola que supuestamente tenía Ciara?".

El antiguo sospechoso, quien no se nombra porque no se le acusa de ningún delito, dijo en una entrevista telefónica que dos personas, que tomó como amigos de Ciara Frazier, llegaron al lugar después de que ella gritara pidiendo ayuda.

"No sé a dónde puede haber ido el arma", dijo el antiguo sospechoso. "Todo lo que puedo suponer es que uno de los amigos de esa persona debe haberle quitado el arma".

La oficina del fiscal del estado rechazó los cargos de delito grave contra el exsospechoso en 2019.

El padre de Ciara Frazier, Darrin, dijo que no estaba de acuerdo con esa decisión y que estaba tratando de averiguar sus opciones.

"Simplemente lo desestimaron. Ni siquiera querían ocuparse del caso", dijo Darrin Frazier acerca de la oficina del fiscal del estado. "Por eso tomaron la palabra [del antiguo sospechoso] por encima de todo".

La oficina del fiscal del estado respondió a las preguntas con una declaración escrita.

"Después de una revisión exhaustiva, concluimos que la evidencia era insuficiente para cumplir con nuestra carga de prueba para presentar cargos", dijo en parte la declaración.

"El Departamento de Policía de Chicago estuvo de acuerdo con nuestra determinación en este caso. Como fiscales, tenemos la obligación ética y legal de tomar decisiones de acusación basadas en las pruebas, los hechos y la ley".

La oficina del fiscal del estado declinó responder a preguntas adicionales.

Wade dijo que no sabe qué hacer para mejorar la actuación policial, ni a nivel local ni a nivel nacional. En su lugar, ella y sus colegas de BSA se centran actualmente en la creación de una red de seguridad para la comunidad transgénero de Chicago, incluyendo la vivienda para las personas sin hogar y las que están inseguras en cuanto a la vivienda, y el entrenamiento para quienes quieren hacer el trabajo sexual de forma más segura.

Para ello, BSA recientemente compró un edificio de departamentos en South Side por 448,000 dólares. Cuando el edificio esté en pleno funcionamiento, proporcionará alojamiento, asesoramiento y apoyo a un máximo de 26 personas transgénero a la vez, de acuerdo con Wade.

Globos para 'Booman'

Gamble, una proveedora de atención médica a domicilio, dijo que cuando Richmond era pequeño vivía a unas pocas cuadras de distancia en Bronzeville.

Richmond iba corriendo a casa de Gamble todas las mañanas, aún con la pijama puesta, y le rogaba que la llevara a trabajar con ella, dijo Gamble con una risa. Cuando otros niños se acercaban a Gamble, Richmond se ponía posesiva y les decía a los intrusos: "Es mi abuela. Aléjate de mi abuela".

Gamble llamaba a su primogénito "Booman", una cariñosa referencia a la curiosidad y el talento de Richmond para hacer travesuras.

"Dije 'Boobaby', y luego dije que no, 'Booman': así es como te voy a llamar, porque eres muy malo'. Se peleaba, le pegaba a los otros niños, no quería a nadie cerca de mí".

El vínculo entre abuela y nieto se fracturó temporalmente cuando Richmond tenía unos 17 años, y Gamble llegó a casa del trabajo para encontrar a una joven con medias rotas, lápiz de labios rojo y una peluca poco favorecedora.

"¡Abuela, soy yo!", dijo la visitante.

"¿Yo quién?", dijo Gamble, confundida.

"Soy yo, Booman".

Richmond explicó que era gay, pero Gamble, quien no había estado muy expuesta a las personas LGBTQ, no estaba preparada para escuchar eso.

"Tienes dos minutos, no me importa lo que seas", le dijo a su nieta. "Quítate eso y ponte la ropa. No puedo hacer esto".

Las dos mujeres no se hablaron durante unos cuatro meses, pero cuando Richmond se acercó una noche de invierno nevada, diciendo que había estado durmiendo bajo los porches, Gamble le dijo que subiera y no volvió a mirar atrás.

"A cada uno lo suyo", dijo Gamble. "Yo solía tener una relación compleja con la escena gay, pero ahora me doy cuenta de que son solo personas. No estoy aquí para juzgar: el amor es el amor".

Gran creyente del lema "Hagas lo que hagas, sé la mejor en ello", Gamble llegó a sentirse muy orgullosa de la apariencia femenina de su nieta, de su estilizado pelo y uñas y de su grácil caminar. Richmond también seguía siendo devoto, llevándole comida a Gamble, ayudándola a limpiar su casa y burlándose de su característica honestidad y franqueza.

"Abuela, te quiero mucho", recordó Gamble que Richmond le decía. "Eres tan mala y tan dulce. Te quiero mucho".

En los años transcurridos desde la muerte de Richmond, Gamble ha sufrido otras angustias: su hijo mayor murió en julio, su marido murió un mes después y su hijo menor se lesionó, por lo que ella se trasladó a Georgia por un tiempo para cuidarlo, interrumpiendo su carrera como proveedora de atención médica a domicilio. Cuando regresó a Chicago, se enfrentó a la amenaza de desahucio.

Pero, a pesar de todo, la pérdida de su primer nieto sigue siendo una herida fresca.

Gamble suelta globos cada año en el cumpleaños de Richmond: a veces docenas, a veces menos, dependiendo de en dónde esté y con quién pase el día. Pero cada vez, dijo, nota un extraño fallo: siempre hay un globo que empieza a navegar hacia el cielo, pero luego gira y vuelve a flotar hacia abajo, como si fuera atraído de vuelta a la tierra.

"Ahí va Booman", dice Gamble del globo que vuela bajo. "No está listo para dejar la fiesta. Quiere quedarse aquí conmigo".