Checo Pérez y la difícil vida de tener como compañero a Verstappen: no hay lugar para él

Checo Pérez y Max Verstappen previo a la práctica del GP de Mónaco. (Mark Thompson/Getty Images)
Checo Pérez y Max Verstappen previo a la práctica del GP de Mónaco. (Mark Thompson/Getty Images)

Sergio Checo Pérez y Marx Versptappen compaginan su rivalidad personal con la firme misión de que Red Bull siga comandando la Fórmula 1. Para la escudería, esta comunión no ha podido ser más rentable desde los puntos de vista comercial y deportivo. Sin embargo, los momentos de tensión han estado a la orden del día, incluso ahora, que los roles ya parecen estar totalmente definidos. La alta competencia es así: siempre hay una fisura por más que se reparen todos los boquetes.

Si durante un tiempo se creyó que Pérez podía ser el piloto estelar, y por lo tanto optar al título del mundo, hoy el neerlandés tiene la venia total y Checo funge como un coequipero de lujo que facilita las tareas necesarias para acercarle las victorias. Hoy Verstappen cuenta con un contrato vigente hasta 2028 y en Red Bull han apostado por adecuar sus automóviles a las necesidades de él, relegando así a Pérez y sus características. Un manejo así es inevitable: las escuderías deben potenciar las cualidades de su piloto principal —en este caso la agresividad que caracteriza a Max en su conducción—. Pero esto genera un clima no amigable y Pérez no lo oculta.

Así lo reflejan sus declaraciones en días pasados: "No sé si es justo hablar por otros pilotos, pero hay razones por las que conducir un Red Bull no funciona igual para todos. Ser compañero de Verstappen es súper picante. Estoy seguro de que habría destacado más a menudo si tuviera otro compañero de equipo, aunque para mí es un desafío fantástico compartir escudería con el mejor piloto. Max es completo y comete pocos errores”, señaló para RacingNews365.

El tapatío destacó la calidad que distingue a Verstappen, pero al mismo tiempo reflejó que ese nivel provoca ciertos contextos que no son deseables para todos los que pudieran estar en su lugar. "Si sigues luchando y tienes un compañero como Max, que rinde a pleno en cada carrera, terminas en un círculo vicioso en el que estás constantemente mirando la puesta a punto del coche, a pesar de que, probablemente, no queda mucho para mejorarlo”, confesó.

Paradójicamente, las pruebas del GP de Mónaco pusieron a sufrir a ambos a bordo del RB20, que está diseñado y pensado en Verstappen. “Cada vez que pasábamos por encima de un bache el coche perdía tiempo de vuelta, y en esta pista, un pequeño salto puede costarte que acabes contra el muro”, comentó Verstappen a su equipo. Pérez fue crudo: “El manejo es horrendo. No puedo ver el vértice de la curva 3 desde el frente”. Fue un aviso de lo que les aguardaba en este circuito y que no siempre la desventaja es sólo para uno en función del diseño (que favorece a Verstappen). En Mónaco, ya en el GP, los resultados fueron funestos: Pérez salió de la carrera tras chocar con los Haas y Verstappen acabó en el sexto sitio.

En la actual temporada 2024, Red Bull va a la cabeza del Campeonato de Constructores, con Ferrari en segundo lugar y McLaren completando el podio. Verstappen lidera el Campeonato de Pilotos, Charles Leclerc va en el segundo lugar; mientras que Pérez era dueño del tercer sitio, pero bajó al quinto tras Mónaco: ahora le superan Lando Norris y Carlos Sainz. Las cartas están echadas en estos términos: el mexicano debe aceptar su rol y fungir como el escudero en la ecuación.

Además, si quiere seguir en Red Bull para el 2025, su meta habrá de centrarse en hacer esa labor de forma adecuada y convencer al equipo de que puede prolongar su estadía a fin de beneficiar también a Max Verstappen, que ha encontrado en Pérez un ministro de Defensa de ensueño por más peleas y diferencias que hayan existido entre ambos en esta historia.

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