El chavismo se enfrenta a su mayor prueba electoral en 25 años (y en sus horas más bajas)

A pesar del fuerte control y poder institucional del oficialismo, el alejamiento progresivo de las clases populares, los cambios de rumbo ideológicos con Nicolás Maduro y el hartazgo de buena parte de la población a causa del mal desempeño económico y político en la última década han reducido significativamente la base de apoyo popular entre el movimiento. A este panorama hay que sumar una campaña en la que la oposición ha sabido articularse como una opción camaleónica que ha podido adaptarse a las normas de juego del chavismo y capitalizar el descontento.

Nicolás Maduro y el oficialismo venezolano afrontan las elecciones de este 28 de julio en uno de los momentos más complejos para el chavismo en más de 25 años en el poder. El desgaste que sufre el presidente venezolano en las calles tras años de crisis política, colapso económico, señalamientos de corrupción a todos los niveles y acusaciones de favorecer a una élite dentro de la cúpula chavista ha pasado factura al mandatario incluso entre los sectores y comunidades que auparon al poder democráticamente a Hugo Chávez en las elecciones de 1998.

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