Charla en la USAL sobre María Kodama, su vida y los años pasados al lado de Jorge Luis Borges

Borges y Kodama
Borges y Kodama

El doctor Norberto Frigerio dará una charla hoy a las 17 en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía, Historia, Letras y Estudios Orientales sobre María Kodama, su vida y los años pasados al lado de Jorge Luis Borges.

La heredera universal del autor de El Aleph, custodia de su legado y creadora de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, murió el 26 de marzo su casa de Buenos Aires, a los 86 años, por complicaciones de un cáncer de mama avanzado. Samurái. Agnóstica. Hermética. Profesora de Filosofía y Letras. Pisciana. Cosechó amistades y elogios por su labor y también detractores y polémicas. Kodama evitaba hablar de la muerte para referirse al fallecimiento de sus seres queridos, prefería un eufemismo: la partida o el ingreso al gran mar. Sin embargo, hasta último momento mantuvo un excelente humor, con su característico sentido de ironía y también su perspicacia para desafiar y hallar algunas unánimes simetrías del universo y sus espejos, como la que hoy destacan los lectores de esta pareja: la partida de Kodama, escritora, viuda y albacea el célebre autor a los 86 años es la misma edad que tenía Borges cuando falleció en 1986.

En una de sus últimas apariciones en público, en un acto en noviembre pasado en el Centro Cultural Borges, había declarado: “Espero que ser razonables y conciliadores no sea un hecho infrecuente para nosotros, como pensaba él. El patrimonio de Borges no es solo literario sino también ético”. Finalmente, en diciembre, presentó en el CCK su último libro, La divisa punzó (Sudamericana), un ensayo histórico sobre Juan Manuel de Rosas que escribió en coautoría con Claudia Farías Gómez.

Si no hubiese conocido a Borges, si no hubiese dedicado su vida a acompañar los últimos años del autor ni su vida adulta como albacea del escritor, aseguraba María Kodama que le hubiese gustado consagrarse a la enseñanza. “A mí me regalaban muñecos y cuando me decían «Tus hijitos», yo les respondía que no, que eran mis alumnos. Mi vocación no es la maternidad, sino la enseñanza”, le contaba a Pablo Sirvén en Hablemos de otro tema (LN+).

Hija de María Antonia Schweizer y del químico japonés sintoísta Yosaburo Kodama, sus padres se separaron cuando ella era pequeña. Nació en 1937 en Buenos Aires -coqueta, a veces se quitaba años y en algunas entrevistas figura que nació en 1945 y también en 1941-, pero afirmaba que era japonesa. “Uno no es del lugar donde nació, sino del lugar de donde fue educada. Y mi padre que nació, se crió y educó en el Japón me puso todas esas reglas en mi cabeza y, por lo tanto, por educación, soy japonesa”, consideraba.

Kodama aprendió a hablar inglés cuando tenía 5 años con una profesora particular. En estas clases memorizó unos versos sin preguntar quién era el autor: “Two English Poems”, de Borges. Le llamó la atención que este poeta se refería al “hambre del corazón”, la metáfora con la que el bardo designaba al amor. En su adolescencia, cuando tuvo la certeza de que estudiaría Filosofía y Letras, asistió con un amigo de su padre a una conferencia de Borges. Le impactó la timidez de este hombre con la que se sintió hermanada, contaba en varias entrevistas. A los 16 años el destino cruzó a Kodama con Borges en la calle Florida. Juntos empezaron a estudiar anglosajón e islandés. La madre de la joven María rechazaba este vínculo por la diferencia de edad y Kodama se defendía alegando que entre los dos solo había una relación unida por el afán de aprender. También reconocería luego Kodama que Borges pronto se enamoró de ella. En el último año, en diversas conversaciones con LA NACION, había admitido: “Borges me atrapó para siempre”, “Borges era muy celoso”.