Chapeye, un soldado pacifista ucraniano defiende su opción moral contra Putin

Leópolis (Ucrania), 14 jul (EFE).- Antes de la invasión rusa el escritor Artem Chapeye se consideraba pacifista. Ahora es un voluntario en el Ejército ucraniano, a su pesar pero convencido de que la única opción moral es la de combatir con armas al invasor ruso, porque contra Putin las palabras no son suficientes.

Su perfil en la red social Facebook lo muestra vestido de militar y exhibe una paloma de la paz. Chapeye no lo ve contradictorio: interesado en Gandhi y con referentes como el escritor estadounidense Kurt Vonnegut, no dudó cuando las bombas rusas empezaron a caer sobre Kiev hace cuatro meses y se alistó voluntario tras dejar a su familia en lugar seguro.

"Las guerras pueden ser diferentes", dice a Efe por teléfono en una pausa en sus obligaciones militares. "La de Ucrania es entre un imperio y su antigua colonia. O resistimos o nos masacran y nos dispersan por todo el mundo", afirma este escritor.

Según Chapeye, al igual que durante la II Guerra Mundial, ahora tenemos un agresor claro. “Sin importar qué diga Rusia sobre supuestos neonazis o provocaciones de la OTAN en Ucrania, está guiado por deseos imperialistas".

Desgraciadamente, recuerda, lo mismo que el nobel de la Paz Mahatma Gandhi no pudo convencer al líder nazi Adolf Hitler con las cartas que le escribió, las palabras no consiguen nada con gente como el presidente ruso Vladímir Putin.

Chapeye se considera a sí mismo combatiente por la paz a su pesar. "No disfruto estar en el Ejército. Sufro por no poder ver a mis hijos. Pero si has intentado construir tu vida luchando por la justicia y luego rechazas combatir la injusticia y el mal cuando es necesario, tu vida termina y se convierte en mera existencia".

El escritor siente que si hubiera utilizado su pacifismo como escudo contra el servicio militar no habría sido capaz de mirar a sus hijos a los ojos cuando en el futuro le hubieran preguntado “qué hacía cuando los rusos intentaban matarlos".

Chapeye no está solo. Uno de cada cinco soldados de su unidad dejaron trabajos y la seguridad que tenían en el extranjero y volvieron a Ucrania a alistarse. Le admira cómo las emociones de millones de ucranianos se sincronizaron tras la invasión: “La indignación prevaleció sobre el instinto de supervivencia".

Viajero apasionado, Chapeye ha explorado Ucrania, el mayor país de Europa, y ha aprendido a abrazar sus complejidades. "Los ucranianos suelen discutir mucho entre sí. En Ucrania el poder fluye de abajo a arriba, no al revés, como en Rusia o China. Pero Putin ha unido contra él a gente de todos los puntos del espectro político. Somos un pueblo normal, imperfecto, que lucha contra la injusticia y el mal absoluto".

Está de acuerdo con el historiador estadounidense Timothy Snyder cuando este considera a la moderna Rusia de Putin como un estado fascista. Siente que el lavado de cerebro de la propaganda estatal no absuelve de responsabilidad a la mayoría de los rusos que activamente o en silencio apoya la invasión.

(Fiódor) "Dostoyevsky dijo que uno no debería excusar a la gente por sus crímenes por el entorno que le dio forma", recuerda Chapeye sobre el escritor ruso. Afirma que aprecia el valor de los rusos que se pronunciaron en contra de la guerra.

Chapeye ve la invasión rusa como el signo de la decadencia de un país que pierde peso geopolítico. "Aparte del gas y el petróleo, no aportan nada más al mundo. Entienden que la dependencia mundial de sus exportaciones terminará en algún momento, así que es su último intento de quedarse con algo mientras puedan".

Es consciente de la importancia del apoyo internacional a Ucrania. Ha viajado mucho, sobre todo en América del Sur, Centroamérica y Estados Unidos y entiende el debate en muchos países sobre lo que sus gobiernos deberían hacer con la guerra en Ucrania.

Espera que piensen a largo plazo y no atiendan solo a los aumentos a corto plazo de los precios energéticos. También desea que sus intelectuales eviten sentencias categóricas sobre Ucrania sin incluir voces de este país, lo que equivaldría al "imperialismo cultural".

Subraya que nadie en Ucrania, incluido el 89 % que se oponen a concesiones territoriales por una supuesta paz, quiere arriesgarse a morir. Pero explica: "entendemos que cualquier compromiso con Rusia ahora significaría otra invasión dentro de cinco años. No podría vivir aquí con mis hijos sabiendo que los misiles rusos podrían empezar a caer de nuevo en cualquier momento".

Chapeye concluye que "lo que necesitamos es que los rusos salgan de nuestro país y que caiga el régimen de Putin. Tenemos que ganar, simplemente no hay otra opción".

Rostyslav Averchuk

(c) Agencia EFE