Carlo Ancelotti, Gian Piero Gasperini y José Luis Mendilibar, campeones de Europa y sin documento

Gian Piero Gasperini, el técnico de Atalanta, celebra a lo grande... como si se tratara de un adolescente
Gian Piero Gasperini, el técnico de Atalanta, celebra a lo grande... como si se tratara de un adolescente - Créditos: @James Gill - Danehouse

Carlo Ancelotti va a cumplir 65 años (la clásica edad de la jubilación en nuestro país) este lunes. Suele contar que “el sudor frío y los nervios” se presentan solo unos minutos antes de una gran final. Si es de noche, no antes de las 16, 17 horas. Como los futboleros de otra época (la romántica, la que alcanzaba con flechitas en un pizarrón y una buena palmada antes de ingresar en el campo de juego), juega con las cábalas. Como el almuerzo: brócoli, salmón y pasta. Una hora después, una siesta, de no más de hora y media. “Antes de la charla técnica, el corazón empieza a subir... y cuando empieza el partido el corazón vuelve a su ritmo normal”. El extraordinario valor de la simple, lo de toda su carrera.

Fanático de mascar chicles (uno detrás de otro), durante todo partido, Ancelotti se enorgullece más de la forma en la que maneja el vestuario que de la táctica. “Se trata de un aspecto fundamental de la vida, la relación interpersonal con tu familia, tus amigos y tus compañeros de trabajo y se basa en el respeto hacia los demás”. Muestra su lado más íntimo, sin tablets que lo sacan de eje, ni drones que andan dando vueltas por los aires.

Carlo Ancelotti, por los aires, con la complicidad de los jugadores
Carlo Ancelotti, por los aires, con la complicidad de los jugadores - Créditos: @Alastair Grant

“Espero que las personas que trabajan conmigo lo hagan también: hablo del respeto. Para mí es más importante lo humano que lo laboral. No soy psicólogo, pero tengo experiencia en la gestión de los vestuarios y creo que el respeto en la relación interpersonal es lo central. No sólo hablar de lo técnico y lo táctico. Si no hay una buena atmósfera, no se puede realizar un buen trabajo”, considera.

Real Madrid acaba de consagrarse por 15° vez en la Champions League. Y Carletto suma cinco como entrenador, dos como futbolista. Canta, baila y se siente como un niño con la edad de un abuelo cuando el plantel (plagado de estrellas, con el ego por las nubes), lo lanza por los aires. La sensación de plenitud: nada que ver con el reposo del guerrero. Se trata de la vigencia que domina Europa. Un mensaje sublime.

El técnico de Real Madrid, que se impuso por 2 a 0 sobre Borussia Dortmund con el misterio de la mística, repitió su foto este domingo con el puro y las gafas de sol, como había prometido, y sobre las 21.30, con algo de retraso en lo programado, fue el líder de la expedición que eclipsó Cibeles. “Esta noche no duerme nadie”, promete, juvenil hasta en sus deseos. “Siento que estoy viviendo un sueño y no me quiero despertar. Pensemos en la decimosexta, me dijo Florentino Pérez durante la ceremonia de premiación...”, resume el italiano, con las pilas cargadas por una, dos, por qué no, tres temporadas más.

“Yo no fumo puros, solo es una foto con mis amigos. Porque los jugadores son mis amigos”, declara Ancelotti en las celebraciones donde se lo ve más desatado, feliz de participar como uno más en esos momentos únicos, de comunión con los fanáticos.

“Tengo un sueño: quiero bailar con Eduardo Camavinga”, dice, micrófono en mano, en la Plaza de Cibeles, mientras el joven jugador francés estalla en carcajadas. “¡Música, maestro!”, continúa el entrenador, antes de iniciar ese baile con el futbolista, con más voluntad que sentido del ritmo pero brindando un momento divertido compartido en las redes sociales junto al futbolista de 21 años. Ahora deberá encontrar la mejor versión de Kylian Mbappé, una misión imposible para muchos, un reto probable en sus manos.

Gian Piero Gasperini suma 66 y transita su mejor temporada en 21 años. Pelo canoso desde hace largos años, propuesta jovial, campeón con Atalanta por primera vez en un rotundo 3-0 sobre Bayer Leverkusen, el equipo “invencible”. La Europa League descansa en Bérgamo y el viejo sabio no para de reírse. Casi una década en el noble equipo italiano y su primera vez, a diferencia de Carletto, dueño de la mejor vitrina de trofeos de Europa. Ni Guardiola, ni Klopp, ni Mourinho. Los iguala un listón superador: la misma pasión, según transcurre el tiempo. “Vengo a conquistar a la gente a través del fútbol”, dijo en su presentación. Cómo olvidarlo.

“Hemos conseguido superar la historia del Atalanta. El secreto es no ponerse límites y pensar siempre un poco más grande, dentro de tus posibilidades”, cita. “El equipo creyó en mí cuando yo no estaba tan bien evaluado, y ése es un gran ejemplo para el fútbol. La gente en Bérgamo me ama. El club y los aficionados me aprecian como persona, y no hay motivo alguno para abandonar una situación así”, suscribe.

En marzo de 2020, cuando el técnico de Atalanta padecía de Covid, la idea de ingresar al hospital de Bérgamo -desbordado por pacientes- le hizo temer por su vida. “Pasaban ambulancias cada dos minutos, parecía una guerra”, recordaba. “De noche, me ponía a pensar: ‘si voy ahí (al hospital), ¿qué me va a pasar?´”, largas noches pensó en la muerte. Y de día, lo despertaban tácticas y estrategias, lo que le sigue dando vida. Si parece que sigue en andas, sostenido por sus jugadores, por las calles de la ciudad.

Gian Piero Gasperini, el conductor de Atalanta, arriba de todos
Gian Piero Gasperini, el conductor de Atalanta, arriba de todos - Créditos: @James Gill - Danehouse

Algo parecido le ocurre a José Luis Mendilibar, de 63 , campeón con Olympiakos, el fogoso club griego que conquistó su primer título internacional, la Conference League, luego de un quirúrgico 1-0 sobre Fiorentina. “Dentro de unos años me imagino que me acordaré de esto, ahora no. Dentro de unos años pensaré qué es lo que hicimos y me llevaré las manos a la cabeza”, reflexiona. Campeón con Sevilla de la Europa League un año atrás, lo que confirma la tendencia: en el crepúsculo de su carrera consigue lo máximo, lo que sueña desde la juventud. Su currículum no miente: 30 años de equipos pequeños y el ascenso profundo.

A la vejez, viruelas es un viejo refrán español. Suele utilizarse cuando se presenta algo fuera de ocasión o tiempo. Se dice en tono irónico cuando alguien de cierta edad actúa según es costumbre en la juventud; especialmente, de quien se resiste en envejecer y lo demuestra con conquistas de todo tipo. El DT que empezó a conducir en 1994 lo explica a su modo. “Me están sucediendo cosas que ya no me podía imaginar. Cuando parecía hace un año que podía estar más cerca del retiro de lo que me está pasando, resulta que me pasa lo que no me había sucedido en 30 años de profesional, que lucho por finales con la posibilidad de ganar títulos. A la vejez, viruelas. Como vivo hoy las cosas, no las viví nunca”, explica.

José Luis Mendilibar y un festejo alocado
José Luis Mendilibar y un festejo alocado - Créditos: @Robbie Jay Barratt - AMA

Ahora es cuando viene al recuerdo una conmovedora imagen pública. Julio César Falcioni (el DT de Banfield, que en julio cumplirá 68) y Diego Maradona, el fútbol y la vida. El diálogo fue difícil de descifrar, pero queda esta maravillosa síntesis.

–Vos me atajaste dos penales en un partido, yo pateo como el culo (Maradona)

–[ríe Falcioni] Cuidate.

–Sí, vos también. Cualquier cosa que necesites estoy en Buenos Aires. Cualquier cosa, pero cualquier cosa que necesites.

–Gracias. Vamos, con ganas.

–Sí, con ganas.

–Cuidate, Diego…

–Sí, cómo no me voy a cuidar.

–Esto te da vida, el fútbol te da vida.

–Claro, esto es lo que nos da vida.

Y en Europa, además, los llevan en andas.