El capitán que no era “bueno” y la estrella que no ha sido. Exjugadores de los Marlins chocan en Serie Mundial

Miguel Rojas (izq.) y Jazz Chisholm van escribiendo historias diferentes y en mercados distintos, pero con la posibilidad de convertirse en campeones mundiales.

Cuando los Dodgers conquistaron la Serie de Campeonato ante los Mets de Nueva York, todos los peloteros dentro del clubhouse esperaban unas palabras antes de destapar el champán y prender los puros. La persona encargada de ofrecer el discurso celebrador no fue Mookie Betts, ni Freddie Freeman, sino Miguel Rojas.

Deportivamente hablando, Rojas nunca fue el mejor pelotero. Nunca lideró un equipo en bateo, ni en fildeo y, sin embargo, el honor de dirigirse a sus compañeros le fue conferido a él, quien procedió a hablar de entrega, de sacrificio y de dejar los egos fuera en pos del grupo.

Es muy probable que Rojas no pueda ver acción en la Serie Mundial que comienza este viernes en Los Angeles, pues padece de una hernia deportiva y, como si fuera poco, sufre de una distensión en el muslo izquierdo que abrió las puertas del campo corto a Tommy Edman.

Para complicar las cosas, Edman está jugando una pelota tan sólida que todavía está fresco de ganar el premio de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato y el manager Dave Robert no ha tenido que preocuparse en lo absoluto por la ausencia del veterano de Venezuela.

Pero si Rojas sale al terreno o dirige su vista al dugout enemigo, allí encontrará muy seguramente la única persona que ha hecho un comentario de luz negativa durante su estancia en los Marlins.

Quién no recuerda la controversial entrevista de Jazz Chisholm Jr. en la que llamó a Rojas, sin decir su nombre de manera directa, un mal capitán.

“Llevan allí nueve o diez años y el equipo les llama el capitán del equipo’’, comentó el pelotero de las Bahamas en el podcast The Pivot.

“Pero no son buenos capitanes, no son buenas personas, ni siquiera son buenos atletas a estas alturas. Solo estás aquí y estás hundiendo a los jóvenes que se supone que son buenos’’.

Si de Rojas, que era por entonces el capitán reconocido del club, uno sabe que esperar, Chisholm es todavía un producto en desarrollo en todo sentido y su paso por Miami estuvo salpicado por momentos de brillantez y otros de medianía, sin olvidar algunas lesiones que demoraron su tan esperado despegue.

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No se lo había ganado, pero Chisholm se comportaba como la única estrella del equipo y eso trajo algún que otro encontronazo con veteranos como Rojas, lo que llevó a decir al joven pelotero que “trataron de meterme en una caja, pero eso no iba a pasar porque nunca podrán hacerlo’’.

En Nueva York, Chisholm ha tenido más luces que sombras, al menos en la temporada regular al conectar 11 de sus 24 cuadrangulares con los Yankees en apenas 46 partidos, pero en los playoffs su producción ofensiva ha decaído notablemente al conectar para .129 con un solo jonrón.

A pesar de todo, a Chisholm se le ve feliz con los Mulos, quizá porque puede comportarse como una estrella sin verse necesitado a serlo al lado de figuras de la talla como Juan Soto, Giancarlo Stanton y Aaron Judge, quienes le ven como un “pequeño hermano’’.

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Al final, ambos representan dos momentos de los Marlins que convivieron en un período preciso y no precisamente de los mejores que recuerde la organización, pero que van escribiendo historias diferentes y en mercados distintos, pero con la posibilidad de convertirse en campeones mundiales.