Boca hizo un entretenido 0 a 0 con Talleres, pero necesitaba ganar y consolidarse
Bronca. Desazón. Impotencia. Esa mezcla de sensaciones dejó en Boca el entretenido 0 a 0 con Talleres en La Bombonera, que privó al equipo azul y oro de prenderse en la pelea de arriba en la Liga Profesional. Ante un rival de peso, el cuadro xeneize tuvo vaivenes en su nivel y firmó un empate que le sirve poco.
Boca mereció más que lo que propuso en el juego. No brilló, no gustó. Pero generó no menos de media docena de situaciones de gol y consiguió dos tantos, pero resultaron anulados por offside. El primero, de Ezequiel Fernández, visiblemente adelantado. El segundo, milimétrico de Edinson Cavani, que había empujado la pelota casi sobre la línea de meta tras una gran habilitación del volante. La posición de Equi fue una de las claves del buen primer tiempo de Boca. Parado unos metros delante de Pol Fernández, casi como una suerte de enganche retrasado, tuvo libertad para generar juego y pisar el área con asiduidad. Contra Central Córdoba, en Santiago, había hecho dos goles, los primeros de su carrera profesional.
Boca fue de menor a mayor en la mitad inicial. Le llevó un tiempo acomodarse en el partido, ajustar las marcas, definir los roles. Mostró, por momentos, un desorden impropio del ciclo de Diego Martínez, pero no demoró en corregirlo. Talleres apostó a un juego de ataque por ataque, neutralizó la trepada de los laterales con las presencias amenazantes de Valentín Depietri y Ramón Sosa e intentó manejar la pelota con Diego Ortegoza en el eje y Rubén Botta como vértice del triángulo. Entre Miguel Navarro, Ortegoza y Botta tejieron la acción que terminó en el gol anulado al ex jugador de Gimnasia, Sosa.
Boca, con ausencias de peso en la alineación titular (Marcos Rojo, Nicolás Figal, Luis Advíncula y Kevin Zenón), fue tomándole el pulso al partido con el correr de los minutos. Esta vez no sufrió goles al inicio, aunque sí algunos llamados de atención que lo hicieron despertarse del letargo. La gente, como siempre, también jugó. Lo hizo en lo previo (hubo fuegos artificiales y banderas de palo en las cuatro tribunas de la Bombonera) y también en los 90 minutos, envalentonada, quizá, por la derrota de River a manos de Argentinos de unas horas antes; urgida de un triunfo en casa después de casi 40 días. La última victoria como local se dio en abril, sobre Godoy Cruz, antes del superclásico de Córdoba.
Algo abrumado por el contexto, Talleres se tomó un respiro en la presión, se retrasó unos metros y permitió que Boca creciera con la pelota. Entonces, Pol Fernández se hizo dueño del círculo central; Equi tuvo tiempo y espacio para decidir y Cavani, desconectado en los primeros minutos, también aportó a la creación. No fue la noche del uruguayo, sin embargo, aunque merodeó el gol y resultó, luego de Ezequiel Fernández, el futbolista xeneize que más veces tocó el balón.
La paridad continuó en el segundo período, aunque sin tantas llegadas a los arcos. Las más clara, de hecho, fue de la T, un cabezazo de Federico Girotti que dio en un poste, en el mismo arco donde había amargado al conjunto xeneize en 2021 jugando por el River de Gallardo, y un remate de Botta débil pero bien colocado que Sergio Romero tapó abajo. Boca volvió a sufrir falta de variantes (nueve de los 12 suplentes eran juveniles del club) y Martínez recurrió a lo que tenía a mano para resolver el pleito: rearmó la defensa de cuatro hombres con Marcos Rojo en lugar de Saracchi (pasó Lautaro Di Lollo al lateral derecho) e incluyó a Jabes Saralegui por Vicente Taborda (nueva chance desperdiciada, y van...) y Lucas Janson, otro que tiene contados los días en el plantel, en reemplazo a Cristian Medina. Pero nada cambió. Boca no tuvo poder de fuego y se aproximó al arco de Guido Herrera solamente mediante envíos aéreos, que no llegaron a buen puerto.
El final mostró más entero a Talleres, con más resto físico, exigiendo a Romero con remates desde fuera del área y generando murmullos en una Bombonera colmada que despidió al equipo de la peor manera posible: indiferencia total. Era, para Boca, una prueba ante un rival de fuste, que marcha primero en su zona de Copa Libertadores y acumula 16 partidos sin derrotas. Era la posibilidad de afrontar con otro semblante el partido de este miércoles con Nacional Potosí por Copa Sudamericana, que definirá buena parte de la suerte del equipo en el semestre. La ocasión ideal para dejar atrás el conflicto interno con Darío Benedetto y tener 96 horas de paz antes del compromiso con el conjunto boliviano. Pero Boca, otra vez, dejó pasar el tren. Tuvo raptos de buen fútbol a mediados del primer tiempo y algunas chances de gol, pero en definitiva no fue más que un manojo de buenas intenciones.
Compacto de Boca 0 vs. Talleres 0
El mercado de pases llevará, seguramente, soluciones a un plantel diezmado por lesiones y problemas internos, que necesita reforzarse urgentemente para elevar su competencia interna. Pero Boca –decía Toto Lorenzo– es Deportivo Ganar Siempre. Y la realidad indica que el equipo ganó dos de sus últimos siete partidos (Trinidense y Central Córdoba). Y que le será difícil cerrar el semestre en los puestos de vanguardia. Talleres, un conjunto serio y que sabe bien a qué juega, puso un freno a las ilusiones del xeneize.