Dónde se piensan refugiar los líderes de La Cámpora

Llega el fin de una era y los líderes de La Cámpora, que tanto poder acumularon, empiezan a pensar dónde se terminarán refugiando. Como siempre, los de mayor rango serán los que mejores lugares consigan y los que mejor se acomoden. Todos quieren seguir aferrados a las mieles del Estado.

Máximo Kirchner, hijo presidencial y líder de la agrupación, encontró cobijo en la Cámara Baja. Fue electo diputado nacional por Santa Cruz y desde allí piensa manejar, al menos, a los diputados de La Cámpora.

Los que también se aseguraron un futuro laboral fueron el ex secratrio de Justicia, Julián Álvarez, y el ex director del Banco Nación, Juan Forlón. Fueron los protagonistas del bochorno que se vivió en diputados luego de que los nombraran como auditores en la Auditoría General de la Nación a las apuradas.

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El ministro de Economía, Axel Kicillof, también se refugiará en el Congreso como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Ya le están preparando una Comisión a medida para que controle el presupuesto.

Hay más casos. El actual secretario General de la Presidencia, Eduardo “Wado” De Pedro, soñaba con ser parte del gabinete de Daniel Scioli, con quien tiene una buena relación, pero la mala performance del ex otonauta le complicaron los planes. Eso sí: ya tiene asegurada una banca en diputados por la provincia de Buenos Aires. Previsor, tenía pensado un plan “B” por si las cosas no salían como las había pensado.

Andrés “el Cuervo” Larroque, uno de los camporistas más beligerantes, logró reelegir su banca de diputado en la misma lista que Kicillof. Serán compañeros de bancada. Larroque seguirá ocupandose, además, del armado territorial de la agrupación.

José Ottavis, que también integra la mesa chica de La Cámpora, se refuguiará en la provincia de Buenos Aires. Desde allí controla el bloque de la legislatura provincial y acumula poder y caja. Además, apoya al intendente de Moreno, Walter Festa, que ganó la elección gracias a su apoyo.

Juan Cabandié fue el jefe de campaña de Mariano Recalde que quería ser jefe de Gobierno porteño. No logró hacerlo ganar, pero como premio consuelo al menos le quedan dos años de mandato en la cámara de diputados.