Decisiones bajo presión
Muchos de nosotros, quizás desde que éramos niños, estamos acostumbrados a tomar decisiones bajo presión. En el trabajo, en las relaciones, en la economía personal y hasta en las vacaciones repetimos esta dinámica una y otra vez. Con los años creemos que nos hacemos más expertos y menos viscerales, incluso pensamos que somos capaces de tolerar grandes niveles de estrés sin perder la "objetividad".
Sin embargo, de acuerdo con un estudio recientemente publicado en Current Directions in Psychological Science, este supuesto expertise podría ser sólo una ilusión.
Mara Mather, investigadora de la Universidad del Sur de California y coautora del estudio, afirma que el estrés cambia la manera en la que las personas miden el riesgo y la recompensa. Contrariamente a lo que se piensa, cuando nos encontramos bajo presión, nuestra mente se enfoca más en lo positivo que en lo negativo.
Durante mucho tiempo se ha relacionado al estrés con experiencias desagradables y, sobre todo, con una percepción negativa de la realidad. Pero lo que se ha encontrado el equipo de Mather es que la mente, en una situación de estrés, pone más atención a la información positiva y descarta lo que pueda estar asociado al dolor o al fracaso. ¿Por qué? Muy simple: visualizar la recompensa moviliza cuerpo, mente y voluntad. Así, en un juego de abstracción, nuestra mente "comprime" o minimiza todo aquello que pueda paralizarnos.
En otras palabras: en una situación de estrés, la mente estaría más enfocada en las ventajas que en las desventajas... pero a corto plazo. Esto también explicaría por qué el estrés juega un papel fundamental en las adicciones. "Las personas bajo mucha presión", explica Mather, "tienen más problemas para controlar antojos debido a que la compulsión por recibir una recompensa se hace más fuerte".
En el fondo, lo que ocurre es que el estrés modifica temporalmente nuestra perspectiva del peligro y el riesgo. Mather aclara que esta modificación se manifiesta de manera distinta en hombres y mujeres. En el caso de los hombres, el estrés es un factor que los impulsa a tomar más riesgos y detona comportamientos más bien agresivos o reactivos. Las mujeres, en cambio, parecen tomarlo con más calma debido a que sus patrones de comportamiento privilegian más el fortalecimiento de las relaciones y los vínculos.
Lo importante, señala Mather, es darnos cuenta de cómo el nivel de estrés puede influir en las decisiones que tomamos. El hecho de que nuestra perspectiva privilegie lo positivo, puede hacer que pasemos por alto detalles que, a largo plazo, resulten contraproducentes.
¿Qué opinas, crees que el estrés influye en tu manera de tomar decisiones?
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