Deseo sexual inhibido en varones y mujeres

¿Ninguno tiene ganas? / Foto: Thinkstock
¿Ninguno tiene ganas? / Foto: Thinkstock



Las evasivas a la hora del sexo, antes atribuidas solo a las mujeres, también se hacen presentes en los varones. Si ellas dicen “Hoy no, querido, me duele la cabeza", ellos prefieren la excusa del cansancio o las preocupaciones para no hacer frente al problema.

Los tiempos difíciles que se viven también influyen sobre la predisposición erótica del hombre. Las zozobras económicas o el temor a perder el trabajo, lo hacen vulnerable a la disminución del deseo. Las ansias de éxito y poder económico, que también caracterizan nuestra época, pueden llevar a que los individuos eroticen más su ascenso social que la actividad sexual.


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Las causas más comunes que pueden provocar una disminución del deseo sexual, ese “tener menos ganas”, pueden ser:

• Disputas conyugales continuas y permanentes. Las frustraciones repetidas por impotencia, eyaculación precoz o el haber fingido los orgasmos durante años, van llevando a la baja del deseo como una manera de evitar el fracaso.

• La rutina y el hastío. Se puede seguir amando a la persona pero no verla ya como objeto de deseo. Muchos cónyuges mantienen relaciones sexuales solo para cumplir con sus deberes maritales, pero no las desean ni las disfrutan.


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• Ciertos cuadros depresivos producen abulia y apatía, dejando de lado aspectos de la vida que antes eran importantes; el deseo sexual es una de las principales víctimas.

• Situaciones de vida relacionadas con pérdidas laborales, familiares, amorosas, económicas, pueden llevar a la disminución de la libido.

• Las crisis vitales pueden acarrear disminución del deseo: irse de la casa de los padres, jubilación, cumpleaños (los 40, los 50), casamiento, embarazo, posparto, el nacimiento de los hijos.


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• Todo descenso hormonal suele tener impacto en la esfera sexual. La etapa del deseo está influenciada por la testosterona que es la hormona del deseo, en los dos sexos. Esta hormona es producida en los testículos y en las suprarrenales en el varón, y en la mujer solo en estas últimas. El hipotiroidismo (menor producción de hormonas por la tiroides) o el aumento de la prolactina (hormona de la hipófisis) también pueden deprimir el deseo.

La buena noticia es que ¡se puede reavivar el deseo sexual! De hecho, vale la pena el intento. Te aconsejo la consulta con un terapeuta sexual, con quien se pueda encarar una terapia sexual, que es una terapia breve y focalizada en la resolución del problema.

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Diana Resnicoff es licenciada en psicología y sexóloga clínica.