La despedida del más grande hace 34 años

FILE - In this Dec. 12, 1981, file photo, Trevor Berbick, left, and Muhammad Ali seem to have an equal reach as they slug it out during a heavyweight boxing match on Dec. 12, 1981 in Nassau, Bahamas. Ali turns 70 on Jan. 17, 2012. (AP Photo/File)
FILE - In this Dec. 12, 1981, file photo, Trevor Berbick, left, and Muhammad Ali seem to have an equal reach as they slug it out during a heavyweight boxing match on Dec. 12, 1981 in Nassau, Bahamas. Ali turns 70 on Jan. 17, 2012. (AP Photo/File)

Fue bajo el cielo de Bahamas, hace 34 años, que Muhammad Alí lanzó sus últimos puños sobre un cuadrilátero.

Y también allí recibió la última golpiza.

Aquellos años en que se “movía como una mariposa y picaba como una abeja” eran solo recuerdos... lejos y borrosos recuerdos…

El 11 de diciembre de 1981, Alí enfrentó a Trevor Berbick en la pelea estelar de una accidentada cartelera celebrada en el Complejo Deportivo Reina Elizabeth de la paradisiaca isla de Bahamas. Un cartel que, debido a problemas económicos de la empresa promotora y las grandes interrogantes concernientes a la salud del legendario Alí, por poco no se materializa.

Al mirarlo en retrospectiva 34 años después, quizás nunca debió celebrarse.

Alí venía de recibir una golpiza de manos de Larry Holmes 14 meses antes, cuando su esquina tiró la toalla en el décimo asalto. Desde entonces, comenzaban a sonar las alarmas sobre posibles problemas neurológicos del extres veces campeón mundial debido a la cantidad de golpes que había recibido en su carrera. Incuso Alí había fallado en pruebas neurológicas básicas como tocarse la punta de la nariz con el dedo. Aun así, se le otorgó la licencia para pelear.

Pero Alí atribuyó su aplastante derrota a los efectos del consumo de medicamentos para la tiroides, que supuestamente lo habían debilitado y prometió que en su regreso frente a Berbick disiparía las dudas sobre su condición física.

Sin embargo, la mayoría de las comisiones de boxeo de Estados Unidos no quisieron correrse el riesgo y le negaron la autorización para pelear en suelo americano. Por eso, el choque se efectuó en Bahamas.

ESCÁNDALO EN BAHAMAS

Días antes de la pelea, reportes periodísticos de la época informaban de problemas económicos de la empresa promotora, Sports Internationale y su presidente, James C. Cornelius.

Berbick reclamó el pago total de la bolsa, que sería de unos $350,000 bajo amenaza de que no subiría al cuadrilátero de no ser saldado antes. No fue hasta varias horas antes del encuentro que aceptó pelear. Pero otro gran escándalo surgió días antes del encuentro con el también promotor, Don King, quien alegó que conservaba los derechos para la próxima pelea de  Berbick y el púgil había violado el contrato al pactar una pelea con Alí.

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Trevor Berbick, right, smiles as Muhammad Ali looks at the scale during the Dec. 10, 1981 weigh-in for their December 11 heavyweight fight in Nassau, Bahamas. Canadian champ Berbick weighed in at 214 lbs., and Ali was 236 lbs. (AP Photo/Phil Sandlin)

King dijo que voló a Bahamas para reunirse con Berbick y llegar a un acuerdo. Entonces, el promotor de los pelos erizados denunció que fue golpeado por cinco individuos en la habitación de su hotel y que uno de los involucrados en el asalto fue el promotor Cornelius.

Aun así, el cartel se llevó a cabo y Bahamas estaba listo para ver al gran ídolo de boxeo en su tierra.

LA SOMBRA DE ALÍ

Ya en el encuentro, Alí intentó imponer su jab en los primeros asaltos y por momentos dio destellos de grandeza, con movimientos de piernas alrededor del cuadrilátero.

Pero solo fue una ilusión. Después del tercer asalto, Berbick tomó el control del combate. Paseó a un Alí que lucía cansado, lento, que telegrafiaba cada golpe casi en cámara lenta, y que no encontraba la forma de sacarse los golpes de encima.

Era como si pudiera ver el golpe que venía, pero su cuerpo no podía hacer nada para evitarlo. El alma de guerrero que protagonizó tres épicas batallas frente a Joe Frazier y que estremeció al mundo con su victoria frente George Foreman, estaba allí, pero no su cuerpo ni su mente.

Berbick, por su parte, puso a Alí en malas condiciones en más de una ocasión, pero lo perdonó. Ya fuera por cansancio o por respeto, nunca lo remató y le permitió acabar el encuentro de pie. Luego de diez asaltos, Berbick se apuntó un triunfo por decisión unánime y mejoró su récord en 20-2-1 y 17 KO’s.

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Boxer Muhammad Ali is shown in the ring between rounds for the last time, as he met Trevor Berbick in a 10 round bout in this Dec, 11, 1981 file photo, in Nassau, Bahamas. (AP Photo/stf)

“Traté de acabar la pelea rápido con un golpe, pero no lo logré. Entonces decidí que no lo iba a lastimar”, dijo Berbick a la prensa luego del encuentro.

“El padre tiempo me alcanzó”, dijo, por su parte, Alí. “En mi juventud, no hubiese tenido problemas. Pero esta vez no pude hacer lo que quería. Mis habilidades ya se fueron”, sentenció.

Fue el último encuentro del gran Muhammad Alí. Tres años más tarde, los temores de padecer condiciones neurológicas se confirmaron cuando fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson, condición que hoy, a sus 73 años, todavía enfrenta con gallardía.

Pero ni la derrota frente a Berbick, ni su encarcelamiento por negarse a servir en las fuerzas armadas, ni su lucha por los derechos de los afroamericanos y mucho menos su enfermedad, pudieron evitar que aquel que al nacer fue nombrado Cassius Marcellus Clay Jr. y que el mundo entero conoció como Muhammad Alí sea considerado el más grande boxeador que alguna vez subió a un cuadrilátero.

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