"Aquí el beisbol se practica poco"; en Chalco apuestan por estadio

Alejandra Crail

CIUDAD DE MÉXICO, junio 21 (EL UNIVERSAL).- Las calles de la localidad de San Martín Cuautlalpan, en el oriente de Chalco, Estado de México, son una mezcla de cascajo con tierra. Aquí las banquetas son escasas, aparecen en algunas avenidas principales, casi nunca en las calles secundarias que llevan a los 16 mil habitantes a sus hogares. En las noches, la oscuridad domina; no hay luminarias.

Esta localidad es una de las más marginadas del municipio, un vivo reflejo de la historia de Chalco, que era un lago que fue desecado artificialmente para dar paso a terrenos agrícolas y asentamientos humanos sin planeación. Forma parte de un Polígono de Atención Prioritaria, un área delimitada por expertos que aglomera localidades con alto rezago urbano y social.

Aquí, y en otras 41 áreas detectadas, hay necesidades tan básicas como un sistema de drenaje que haga frente a las constantes inundaciones, pavimentación para evitar encharcamientos y agua entubada para abastecer a unas 13 mil personas que no tienen el servicio; además faltan banquetas, rampas y alumbrado. Requiere parques, centros de salud, escuelas y bibliotecas, según quedó reflejado en el Programa Territorial Operativo (PTO) que hizo el Instituto de Geografía de la UNAM en 2020, a petición del ayuntamiento que dirige Miguel Gutiérrez, del partido Morena.

Para municipios como Chalco, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador instauró en 2019 el Programa de Mejoramiento Urbano (PMU). Cada año, busca que las personas que habitan en manzanas con importantes grados de marginación "reduzcan sus condiciones de rezago urbano y social mediante la mejora en el acceso a bienes y servicios". Con él, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) ha hecho obras en 135 municipios. El gobierno subsidia el desarrollo de calles integrales, equipamiento y espacios públicos. Sus reglas de operación señalan que debe considerar que sus apoyos cumplan con los principios de equidad, inclusión, coherencia, entre otros.

Pero en Chalco las necesidades básicas quedaron de lado. Se privilegió la construcción de un estadio de beisbol en una de las colonias con menor rezago. Costó 14.9 millones de pesos.

El nuevo estadio de beisbol tiene gradas de concreto techadas. El pasto es sintético, perfectamente cuidado, mientras que la zona del infield y el montículo de pitcheo son de grava. Es un espacio silencioso, con poca gente, apenas se percibe el ruido de los motores de los autos que pasan cerca. El ambiente suele ser así, dice el policía de la entrada, pues el número de usuarios se ha reducido con el tiempo. Las bancas son de metal y su techo, de lámina. Este espacio es de medidas infantiles, fue creado para que los niños chalquenses se preparen en este deporte.

La colonia Casco de San Juan, donde está el estadio, es muy distinta a San Martín Cuautlalpan y a otras localidades marginadas. Está en una zona que, según la Conapo, tiene un índice "muy bajo" de marginación. Las calles están pavimentadas, tienen banquetas y luminarias. Casi no hay tiraderos clandestinos de basura. Al estar cerca de la cabecera municipal, tiene una amplia variedad de servicios: parques, deportivos, escuelas, drenaje, así como agua entubada.

Esta mañana de miércoles, el campo está vacío. Hay cuatro jóvenes en la cancha, pero ninguno viene a jugar beisbol. Lucía está ahí para bailar. Martín está matando el tiempo, recostado bajo la sombra. José y Miguel vienen a grabarse haciendo ejercicios de calistenia. El nuevo campo espera aún para llenarse de vida.

El estadio se inauguró en agosto de 2021, después de tres meses de retraso en su construcción. Se abrió una convocatoria para invitar a personas de entre cuatro y 14 años a formar parte de la nueva Escuela Municipal de Beisbol. En un inicio hubo buena respuesta y se impartían clases todas las tardes, pero actualmente sólo entrenan miércoles y viernes porque el número de inscritos, que ya era reducido, se hizo más pequeño.

El equipo no juega en ninguna liga, sólo mantienen partidos amistosos cada 15 días.

Este campo nació como parte de la visión de gobierno del presidente López Obrador: impulsar el beisbol y crear prospectos mexicanos para las Grandes Ligas, un sueño propio que vio truncado cuando joven.

Es una de las obras beisboleras que se consolidaron entre 2019 y 2022 con recursos del PMU.

"Iba rodando en mi silla y me hundí"

Salvador Espinosa, atleta paralímpico, vive en la colonia Alcanfores; esa área no ha cambiado en una década y está incluida en el Polígono de Atención Prioritaria 3 de Chalco. Recuerda que hace seis años el gobierno municipal le puso drenaje a su colonia, pero dejó inconclusa la obra.

"Los hoyos en el pavimento no se ven, en terracería menos. Iba rodando en mi silla y me hundí un metro 20". El agua le llegó al pecho. "Dijimos ‘esto no está bien, vamos a presionar al municipio para terminar el drenaje’", cuenta. Junto con su esposa Graciela Sánchez, también atleta con discapacidad motriz, logró que emparejaran la calle, aunque la promesa de pavimentación aún no se concreta. Desde entonces se han dedicado a tocar puertas en cada administración para impulsar lo más básico: pavimentación y banquetas con rampas.

Lo que no ha avanzado es su petición de que Chalco tenga un espacio deportivo con un enfoque integral para personas con discapacidad. La respuesta del municipio, aseguran, siempre es la misma: no hay dinero.

Para el polígono del que forma parte su colonia se sugirió un centro de salud, rehabilitación de deportivos y parques, así como del centro comunitario Unión Guadalupe. Para ellos, un nuevo espacio deportivo siempre será importante, pero consideran que debió ser más acorde a los intereses de la ciudadanía.

Y es que en Chalco el beisbol no es el deporte rey. Ahí dominan el futbol y otras actividades como el americano, basquetbol y danza. No es que no haya quien lo juegue, pero la realidad, aseguran vecinos, es que no es popular.

De hecho, en el PTO, el instrumento de planeación urbana que sirve para concertar obras públicas, no se encontró como urgencia la creación de un espacio besbolístico. El estudio es claro: hay suficientes espacios deportivos, sólo necesitan mejoras.

Un ejemplo es el Campo Deportivo Atlahuite de la colonia El Olivar, una cancha de futbol de tierra rodeada de árboles de pirul, llantas abandonadas, basura, cascajo y más tierra, mucha tierra. Las líneas del área chica, del penalti y la marca del tiro de esquina están casi desdibujadas. La portería es un marco de metal que perdió la red hace tiempo. Este es uno de los dos centros deportivos mapeados en San Martín Cuautlalpan. Está a casi nueve kilómetros de distancia del nuevo estadio. Aquí se han gritado goles, disputado torneos y llorado derrotas desde hace años. Aquí no se ha invertido un peso.

Tras su análisis, los especialistas del Instituto de Geografía recomendaron que en esta zona se desarrollara un nuevo parque, se ampliara la casa de cultura y se mejoraran las condiciones de las canchas de futbol y los parques que están en mal estado. Entre ese mar de posibilidades, con el PMU sólo se hicieron obras en la Escuela Primaria Eduardo Mendieta de esta localidad: un parque aledaño y una remodelación. Sin embargo, el resto del esfuerzo federal se concentró en la zona centro del municipio, donde las carencias son menores. Parte de los recursos destinados sirvió para consolidar el estadio de beisbol.

Proyecto no solicitado

En Chalco no está el estadio más caro que ha desarrollado la Sedatu, se trata de un lugar sencillo que no logra la popularidad esperada y del que no hay claridad de cómo se definió su construcción. Este último punto se repite en las otras obras enfocadas al beisbol que se han desarrollado en el país entre 2019 y 2022.

La Sedatu, organismo federal que brinda los recursos, asegura que para que un municipio reciba el subsidio debe solicitarlo por escrito, señalando las obras que necesita el territorio. Pero la información que la dependencia otorgó vía transparencia muestra que en 61.5% de los casos la definición de los proyectos enfocados al beisbol no se dio así.

En 11 de 26 municipios, la Sedatu no entregó copia del oficio de solicitud: no hay claridad sobre quién requirió la obra.

Vía transparencia, los municipios confirmaron no haber hecho esa petición. En otros cinco, los oficios dan cuenta de que fue la Sedatu la que sugirió los proyectos. Por ejemplo, aunque en 2021 la dependencia aseguró que la intervención del estadio Luis Anzaldo Arroyo, de Palenque, se hizo por solicitud del municipio, los documentos muestran que fue el organismo federal el que propuso la obra, aunque finalmente contó con respaldo municipal.

Los otros cuatro los pidieron gobiernos estatales.

Chalco es uno de los seis municipios que envió solicitud independiente. Gutiérrez Morales, presidente municipal, mandó su oficio el 11 de febrero de 2020 acompañado del estudio del territorio. El funcionario no pidió explícitamente un estadio, pero ofreció una cartera de proyectos en la que lo colocó como de "prioridad alta", pese a que el estudio no lo encontró necesario.

Desde marzo se pidió al municipio una entrevista sobre cómo determinó que el estadio era prioritario para Chalco y por qué se antepuso a otras necesidades, pero no hubo respuesta. La Sedatu tampoco quiso hacer comentarios de cómo definió financiar proyectos beisbolísticos en este y otros municipios del país.