Sin avance en tierra, Ucrania tiene un poco de éxito en el mar con drones

Un control de drones marinos diseñado y operado por el servicio de inteligencia militar de Ucrania, que según Ucrania han dañado o hundido decenas de barcos rusos, en Ucrania, el 6 de diciembre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)
Un control de drones marinos diseñado y operado por el servicio de inteligencia militar de Ucrania, que según Ucrania han dañado o hundido decenas de barcos rusos, en Ucrania, el 6 de diciembre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)

Sobre aguas agitadas, los drones marinos ucranianos se desplegaron en forma de abanico y se dirigieron a toda velocidad hacia el buque de guerra ruso en una táctica de enjambre que, según expertos militares, ha sido letal y eficaz contra la que había sido una potencia naval dominante en el mar Negro.

Desde la seguridad de una sala situada a cientos de kilómetros de distancia, los pilotos de los drones accionaron los controles remotos para acelerar, dirigir y girar las cámaras montadas en cubierta, sin perder de vista su objetivo. Los marinos rusos abrieron fuego con ametralladoras pesadas.

Según el relato de los operadores ucranianos de drones, se produjo una breve batalla naval entre hombres y drones que duró varios minutos. Uno de ellos se acercó tanto a su objetivo que, cuando las balas impactaron en la ojiva de de alrededor de 225 kilogramos que transportaba, la explosión abrió una brecha en el casco de la corbeta patrullera rusa Sergey Kotov.

“Cuando dimos en el blanco, todo el equipo se llenó de emoción, por supuesto”, comentó el operador del avión no tripulado. El piloto pidió que solo se le identificara por un apodo, Trece, mientras describía la batalla marítima del 14 de septiembre, uno de las decenas de enfrentamientos de este tipo del año pasado, según el Ejército ucraniano, en los que se utilizaron drones construidos en Ucrania.

Ese tipo de ataques han sido una ventaja poco común en un año decepcionante para Ucrania, sin ningún avance en la línea del frente sobre el terreno.

“Estábamos gritando y felicitándonos unos a otros”, aseguró el piloto, describiendo el ambiente entre los operadores de aviones no tripulados en septiembre. (El Ministerio de Defensa ruso dijo entonces que el Sergey Kotov había frustrado un ataque de cinco drones marítimos).

Drones marinos diseñados y operados por el servicio de inteligencia militar de Ucrania, que según Ucrania han dañado o hundido decenas de barcos rusos, en Ucrania, el 6 de diciembre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)
Drones marinos diseñados y operados por el servicio de inteligencia militar de Ucrania, que según Ucrania han dañado o hundido decenas de barcos rusos, en Ucrania, el 6 de diciembre de 2023. (Brendan Hoffman/The New York Times)

El uso de los drones marítimos pone de relieve un camino a seguir por Ucrania en su lucha contra Rusia que ha sido promovido por la Casa Blanca y adoptado por los dirigentes ucranianos. La idea es complementar el armamento proporcionado por los socios occidentales con armas de producción nacional ucraniana, incluyendo sistemas innovadores como la flota de drones marítimos.

Ucrania tendrá que depender en gran medida de la ayuda militar en un futuro previsible en una guerra desigual contra Rusia, un enemigo mucho más poblado y con una capacidad industrial mucho mayor. Gran parte de esa ayuda está ahora en entredicho, pues el Congreso de Estados Unidos ha retrasado la votación sobre la ayuda militar.

Ante esos obstáculos, el gobierno de Biden está promoviendo empresas conjuntas entre fabricantes de armas estadounidenses y ucranianos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que ha promovido Ucrania como “centro” de fabricación de armas y pruebas en el campo de batalla, se reunió con directores ejecutivos de contratistas militares estadounidenses durante una visita a Washington la semana pasada.

Algunos militares estadounidenses quieren que Ucrania siga una estrategia de “mantenimiento y desarrollo”, es decir, que se centre en mantener el territorio que tiene ahora y desarrolle su capacidad para producir armas propias en 2024.

Con una ofensiva ucraniana ahora estancada y pocas posibilidades de avanzar por tierra, el objetivo sería crear una amenaza lo suficientemente creíble con drones y misiles de largo alcance para que haya oportunidad de entablar negociaciones significativas con Rusia a finales del próximo año o en 2025.

Las extensas fábricas militares de Ucrania constituyeron en su momento la piedra angular de la industria militar soviética, con la construcción de aviones y misiles balísticos intercontinentales. Muchas quedaron obsoletas al final de la Guerra Fría y cuando Ucrania se independizó de la Unión Soviética.

Aun así, los fabricantes nacionales de armas han suministrado alrededor del veinte por ciento de las necesidades del Ejército ucraniano desde la invasión rusa en febrero de 2022, según Serhiy Hrabsky, analista militar que fue coronel del ejército.

Ucrania fabrica vehículos blindados y tanques, un obús autopropulsado, proyectiles de artillería y misiles antitanque guiados por láser. Sin embargo, según los expertos militares, su mayor potencial reside en probar en combate sistemas innovadores que podrían superar a los equipos militares más antiguos.

Los drones marinos explosivos, una nueva clase de armas navales, se desplegaron por primera vez en combate para defenderse del asalto ruso a Ucrania. Ucrania cuenta con dos programas de fabricación, uno dependiente de la agencia de inteligencia militar y otro dirigido por la agencia de inteligencia nacional.

El Ejército ucraniano facilitó este mes a un piloto para hacerle una entrevista y permitió la visita a un taller y almacén de aviones no tripulados con la condición de que no se revelara su ubicación. La intención, según la agencia de inteligencia militar, era demostrar la autosuficiencia ucraniana mientras el Congreso estudia la conveniencia de proporcionar más ayuda militar a Ucrania.

En el año transcurrido desde que zarparon en el mar Negro, los drones han dañado y hundido decenas de barcos rusos, según la Marina ucraniana, y han desempeñado un papel, junto con los misiles proporcionados por Occidente, a la hora de obligar a Rusia a reubicar los buques de la bahía de Sebastopol, el puerto base de una de las cuatro flotas navales de Moscú. Los drones ayudaron a despejar un canal de navegación para la exportación de grano, un producto fundamental para la economía ucraniana. Además, obligaron a los portaviones rusos a lanzar misiles más lejos de las costas ucranianas, lo que permitió a las fuerzas de defensa antiaérea recibir más avisos de ataque. Ucrania no revela el tamaño de su flota de drones.

“Nadie tiene la experiencia que tenemos nosotros en el uso de drones marinos”, afirma Trece, el piloto de drones, que acudió a la entrevista con un pasamontañas por motivos de seguridad. “No hay instructores ni libros de texto. Estamos escribiendo estos libros en este momento”.

En un almacén a oscuras, decenas de lanchas rápidas pintadas de gris y negro, para que sean más difíciles de detectar en el mar y por la noche, descansaban sobre plataformas rodantes en distintas fases de montaje.

Algunas estaban equipadas solo con cámaras, para reconocimiento, otras construidas con mecanismos para lanzar minas al paso de los barcos rusos. La mayoría estaban equipados con detonadores en sus narices —tres pequeñas bolas de goma sobre muelles— para detonar explosivos de gran potencia.

A través de conexiones por satélite, los pilotos en la sala de guerra utilizan consolas que dirigen los drones, diseñados para atacar en enjambres de seis o más, lo cual aumenta las posibilidades de penetrar las defensas, como ametralladoras montadas en cubierta, hacia los cascos de los buques rusos.

El último ataque marítimo con drones realizado con éxito por la agencia de inteligencia de defensa fue el 10 de noviembre, cuando un enjambre alcanzó dos buques de desembarco rusos atracados en una bahía de Crimea y hundió ambos, según declararon los operadores del programa en entrevistas.

Rusia ha respondido con interferencias electrónicas y colocando barreras en las bocas de los puertos, montando ametralladoras en sus buques de guerra y navegando fuera del alcance de los drones. “Con cada nueva operación, aprendemos nosotros y aprenden ellos”, afirmó Trece.

Según Sidharth Kaushal, investigador y experto en poder marítimo del Royal United Services Institute de Londres, los drones no sustituirán a corto plazo a los grandes buques de superficie.

Pero “la capacidad de hostigar y dañar de manera significativa buques de precio desproporcionado es un impresionante retorno de la inversión”, afirmó Kaushal en una entrevista telefónica.

Los drones marítimos ucranianos, dijo Trece, el piloto que ayudó a inutilizar el Sergey Kotov, han despejado una franja de hasta poco más de 320 kilómetros de la costa ucraniana. “Es posible hacerlos retroceder”, afirmó. “El reinado de Rusia en el mar Negro ha terminado”.

c.2023 The New York Times Company