Arquidiócesis y el PAN en Puebla desinformaron sobre acceso al aborto

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Previo y durante la votación en el Congreso de Puebla que hizo posible la despenalización del aborto en la entidad, la Arquidiócesis poblana y diputados locales del Partido Acción Nacional (PAN) compartieron desinformación en torno al servicio de interrupción del embarazo. 

Pero, según organismos internacionales, instituciones de Salud y especialistas, sus dichos son falsos.

La mentira de que no existe el aborto seguro  

La Arquidiócesis de Puebla aseguró en un comunicado que “no existe el aborto seguro” pues “donde esta practica es legal, hay una serie de complicaciones que se pueden dar, como daños temporales o permanentes en el cuerpo de la mujer e incluso su muerte, o bien posteriores, tanto físicos como psicológicos, como la imposibilidad de concebir nuevamente o el síndrome post aborto”.

Pero contrario a lo dicho por la Arquidiócesis, el  “aborto seguro” sí existe, y  la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo describe como una interrupción del embarazo que se da en las condiciones  descritas en el manual de práctica de la organización internacional. 

Eso implica acceder a un servicio despenalizado, con personal capacitado, con higiene y que pueda resolver dudas sobre el servicio antes, durante y después del procedimiento. Realizarlo en esas condiciones implica que el riesgo de muerte o de complicaciones graves sea muy bajo. 

En la Ciudad de México, cuyos servicios de aborto seguro son realizados bajo las recomendaciones de la OMS, no se registró ninguna muerte de usuarias solicitantes en un total de 234 mil servicios atendidos entre 2007 y 2021.

De hecho, existe más riesgo de una muerte materna en un parto que en un aborto. En Estados Unidos, realizar un aborto en condiciones seguras es 15 veces mas seguro que un parto natural, sobre todo en el caso de menores de edad, detalla un informe retomado por el IPAS, una organización internacional que lucha por el acceso a abortos seguros y métodos anticonceptivos.. 

Además, no existe evidencia científica de secuelas o afectaciones físicas graves tras realizar un aborto seguro, como aseguró sin pruebas la Arquidiócesis. 

Según la Sociedad Americana del Cáncer, no hay evidencia de que abortar aumente el riesgo de tener cáncer. Y la información disponible tampoco indica problemas de fertilidad, detalla el IPAS en un informe

“El que una paciente aborte no la condiciona a que vuelva a abortar. Ahora, hay patologías y enfermedades que de por sí van a hacer que una mujer no se pueda volver a embarazar, por ejemplo hay pacientes que tienen incompatibilidad de grupo sanguíneo con la pareja, pero eso es una cuestion médica que no tiene que ver con un aborto como tal”, dice Aurora Morales Domínguez, médica ginecobstetra e integrante de la campaña Salvemos Miles de Vidas en Puebla. 

Es más factible que hayan afectaciones en la fertilidad en un aborto en malas condiciones, por lesiones o infecciones uterinas, agrega la médica. 

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El síndrome post aborto depende de las condiciones de acceso al procedimiento

En cuanto al síndrome “post aborto” mencionado por la Arquidiócesis, que refiere a problemas psicólogicos como la depresión, las especialistas consultadas explican que las consecuencias de salud mental dependen de las circunstancias en que las mujeres puedan acceder al servicio. 

“Nosotras hemos documentado que el sentimiento después de practicarse un aborto, está estrechamente relacionado con la seguridad, la certeza, la legalidad, la no estigmatización y la calidad de la atención. Cuando las mujeres acceden a ese servicio, cuando tienen acceso a la información, cuando el personal las trata con respeto, estas mujeres experimentan tranquilidad y alivio de haber llevado a cabo la interrupción en esas instancias”, responde la subdirectora de Incidencia en Ipas Latinoamérica y el Caribe. 

En tanto la médica de la campaña Salvemos Miles de Vida cuenta que “la mayoría de veces (la depresión) se da en embarazos deseados y aborta por cualquier causa ajena, en esos casos puede existir que requiera de ayuda psicológica, pero una paciente que pues es su deseo, su necesidad de abortar, la realidad es que no pasa. Sí, existe que una mujer pueda deprimirse por un aborto, pero un aborto de un embarazo deseado, pero alguien que no lo desea, por la circunstancia que sea, no ocurre”. 

Se cuestionó a la Arquidiócesis respecto a las pruebas para sustentar sus dichos, pero hasta la publicación de este texto no hubo respuesta. 

El aborto no es un asesinato 

La diputada panista Mónica Rodríguez tomó el microfono durante una protesta en contra de la despenalización del aborto en Puebla, de cara a la discusión sobre el tema en el Congreso local, y dijo que “es un asesinato a un ser vivo, no es una interrupción, ya que cuando algo se interrumpe, se puede retomar y aquí es terminar, asesinar, terminar con la vida de un ser humano indefenso”. 

Aurora Morales Domínguez, médica ginecobstetra e integrante de la campaña Salvemos Miles de Vidas en Puebla, explica que parte del discurso que se opone a la interrupción es hablar de embriones como si fueran personas, cuando el servicio se ofrece en un periodo gestacional donde se trata de un embrión, que no siente y no tiene conciencia de lo que ocurre. 

“Antes de las 12 semanas tiene el nombre de embrión, no se le puede llamar feto, no se le puede llamar persona, es cuando apenas se comienzan a formar órganos y sentidos… es una parte viva, un cúmulo de células vivas, pero no le podemos llamar ni bebé, ni persona, porque no lo es… nosotros no nos acordamos ni de cuando nacemos, los sentidos empiezan muchísimo después”, enfatiza la médica Aurora. 

Amnistía Internacional refiere que el Derecho y las normas internacionales de los derechos humanos no reconocen los denominados derechos del feto ni otras aplicaciones de los derechos humanos a fetos, embriones, zigotos o gametos.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en una sentencia de 2004, señaló que “el feto no se considera como una persona directamente protegida por el artículo 2 de la Convención” (el referido al derecho a la vida), porque si así fuera, “se limitarán de manera abusiva los derechos establecidos a las personas ya nacidas”.

El Dr. Ricardo Tapia Ibargüengoytia, Doctor en Bioquímica por la UNAM, también ha explicado que no es posible desde la perspectiva de la biomedicina equiparar a un feto con una persona.

Por lo que no es ético ni lógico sostener que el aborto es el equivalente a un homicidio en contra de una persona, y a partir de esto criminalizar la elección de interrumpir el embarazo.

Consultado por El Sabueso, el Partido Acción Nacional (PAN) omitió dar declaraciones sobre los dichos de la diputada. 

Audio de latidos es de un embriocardio

También durante la discusión de la despenalización del aborto en Puebla, el diputado panista Miguel Espinosa de los Monteros puso frente al micrófono lo que dijo era el sonido de latidos de “un bebé de 10 semanas de gestación”, y aseguró que el acceso a un aborto debe ser visto desde “un asunto moral y comunitario”. 

Sin embargo, los sonidos que compartió el diputado panista son de un embriocardio, es decir, una frecuencia cardiaca de un embrión y se puede escuchar a partir de la octava semana de gestación, por lo que  “no es un corazón como tal”,  explica la médica Aurora Morales Domínguez, médica ginecobstetra e integrante de la campaña Salvemos Miles de Vidas en Puebla. 

Acerca del dicho del diputado sobre tener una visión moral del aborto, Fernanda Díaz de León Ballesteros, subdirectora de Incidencia en Ipas Latinoamérica y el Caribe, enfatiza que el acceso a un aborto debe ser visto desde una visión de salud pública y respeto a los derechos reproductivos. 

El Estado está obligado al cumplimiento de los derechos humanos, las decisiones de la política pública no pueden basarse en la moral de las personas”, señaló.  

“Me parece que es un tema que se resuelve en la intimidad de cada persona. Es decir, si una mujer que no quiere recurrir a un servicio de interrupción y que tenga la posibilidad legal de hacerlo, no va a interrumpir porque justo sus creencias no se lo permiten. Pero ¿por qué las creencias de otros van a permitir trastocar las decisiones de las mujeres?”, agregó.