Armas y drogas: Sheinbaum y Trump frente a la crisis de seguridad
Son más de 3,100 kilómetros de frontera compartida entre México y Estados Unidos y una relación centrada en los próximos cuatro años, encabezada por Claudia Sheinbaum y Donald Trump, en tres aspectos: comercio, migración y combate al tráfico de drogas.
Sin embargo, en este último tema será indispensable considerar el tráfico de armas proveniente del mercado estadounidense y asociado con la violencia en territorio mexicano.
La narrativa de mano dura desplegada por el republicano Donald Trump durante su campaña, enfocada principalmente en impedir el paso de migrantes ilegales y calificar como terroristas a los grupos delictivos organizados responsables del ingreso de drogas, contrasta con la política de seguridad de la presidenta Claudia Sheinbaum basada en la atención de las causas y en la inteligencia policial antes que en la “guerra al narcotráfico”.
En los últimos años, en especial desde 2000, la seguridad es un tema prioritario en la relación bilateral, frente al cual se desarrollaron estrategias de apoyo financiero —aunque no exentas de dudas respecto a la intervención transfronteriza— como el Plan Mérida, un acuerdo de cooperación que significó una intensificación de la militarización en México con resultados cuestionados debido al incremento en la violencia.
La seguridad es uno de los temas más desafiantes. Trump ha sido un impulsor de políticas más agresivas y coercitivas, con posturas en las que mezcla migración, narcotráfico y advertencias arancelarias. Incluso, ha señalado que México debe “hacer más” para detener el flujo de drogas.
LA DIPLOMACIA MOSTRADA ENTRE SHEINBAUM Y TRUMP, BASE SÓLIDA PARA UN DESTINO COMPARTIDO
Una cooperación más estrecha requiere compromisos de ambos lados de la frontera, con una atención integral al tema de seguridad. El flujo de enervantes se registra ante la existencia de un mercado de consumidores, estimado en unos 61.2 millones de personas, según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud (NSDUH por sus siglas en inglés).
Cada año, además, ingresan ilegalmente a México casi 20,000 armas provenientes de Estados Unidos y que llegan a grupos del crimen organizado, según la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
El tráfico de drogas y el de armas son dos mercados a considerar en la relación bilateral y en la política de seguridad a reconfigurar el próximo año, una vez que Trump asuma la presidencia estadounidense por segunda vez.
México necesita más apoyo de Estados Unidos para frenar el flujo de armas, y no es un tema secundario, aunque sí ausente de la agenda del republicano. La diplomacia mostrada entre la presidenta de México y el virtual presidente de Estados Unidos es una base sólida para un destino compartido. N
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Salvador Guerrero Chiprés es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex, Inglaterra, y presidente del Consejo Ciudadano. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.
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El cargo Armas y drogas: Sheinbaum y Trump frente a la crisis de seguridad apareció primero en Newsweek en Español.