Tras la anulación del fallo Roe contra Wade, los republicanos discuten hasta dónde deben llegar las prohibiciones del aborto

Los legisladores estatales de Indiana se reúnen para una sesión especial el lunes 25 de julio de 2022, en Indianápolis, para debatir hasta dónde deben llegar las restricciones estatales sobre el aborto. (Kaiti Sullivan/The New York Times)
Los legisladores estatales de Indiana se reúnen para una sesión especial el lunes 25 de julio de 2022, en Indianápolis, para debatir hasta dónde deben llegar las restricciones estatales sobre el aborto. (Kaiti Sullivan/The New York Times)

INDIANÁPOLIS — Quienes se oponen al aborto, en especial en los estados conservadores, esperaban aprobar rápidamente una nueva ola de restricciones tras la anulación del fallo del caso Roe contra Wade. Pero hasta ahora, la mayoría de los legisladores republicanos se han movido con cautela o no han hecho nada, incluso en capitolios donde tienen mayorías abrumadoras.

Un debate que se desarrolla en Indiana esta semana muestra la razón.

Aunque los legisladores republicanos apoyan la idea general de restringir el aborto, tienen puntos de vista encontrados sobre hasta dónde se debe llegar. ¿Debería haber una prohibición total? De ser así, ¿deberían existir excepciones para los casos de violación e incesto? ¿Y qué sucede si la salud de una mujer se ve amenazada por un embarazo, pero los médicos no creen que vaya a morir?

“Todas esas preguntas son realmente difíciles”, afirmó el senador estatal Rodric Bray, un republicano de Indiana cuya bancada, que ha trabajado durante mucho tiempo para restringir los abortos, tiene opiniones divididas sobre un proyecto de ley que prohibiría el aborto con algunas excepciones. Antes de que el fallo Roe contra Wade fuera anulado este año, afirmó Bray, los legisladores no habían “pasado suficiente tiempo analizando esos temas, porque en ese momento se sabía que era un tema en el que en realidad no se tenía que entrar en detalles. Pero ahora estamos allí, y nos estamos dando cuenta de que es un trabajo bastante duro”.

Por todo el país se están desarrollando conversaciones similares.

A diferencia de los estados conservadores que aprobaron prohibiciones desencadenantes, también conocidas como de activación o “gatillo”, al aborto hace años, cuando seguía siendo un derecho federal, los republicanos que sopesan el tema en la actualidad no gobiernan con base en escenarios hipotéticos. Ahora lidian con preguntas espinosas relacionadas con excepciones, desacuerdos matizados dentro de su propio partido y una opinión pública dividida durante una temporada electoral en la que el aborto se ha convertido en un tema definitorio. Casos recientes de alto perfil, como el de una víctima de agresión sexual de 10 años de Ohio que tuvo que viajar a Indiana para que le practicaran un aborto debido a las nuevas restricciones en su estado natal, han dejado en claro lo que está en juego en el debate.

Los líderes en muchos estados controlados por los republicanos parecen estar esperando su momento. Una excepción ha sido Virginia Occidental, donde los legisladores impulsaron una prohibición casi total esta semana luego de que un tribunal bloqueara la aplicación de una prohibición del aborto emitida en 1849 en ese estado.

Manifestantes por el derecho al aborto en un mitin organizado en la Asamblea General de Indiana en Indianápolis, mientras los legisladores estatales se reúnen para una sesión especial, el lunes 25 de julio de 2022. (Kaiti Sullivan/The New York Times)
Manifestantes por el derecho al aborto en un mitin organizado en la Asamblea General de Indiana en Indianápolis, mientras los legisladores estatales se reúnen para una sesión especial, el lunes 25 de julio de 2022. (Kaiti Sullivan/The New York Times)

Sin embargo, en Nebraska, donde a principios de este año no se aprobó por poco margen una iniciativa para aprobar una prohibición desencadenante, el gobernador Pete Ricketts ha contemplado la posibilidad de una sesión especial, pero todavía no la ha convocado. En Florida, el gobernador Ron DeSantis ha eludido en general las preguntas sobre si tomará medidas inmediatas para aprobar nuevas restricciones. En Dakota del Sur, donde entró en vigor una prohibición tras la anulación del fallo Roe contra Wade, la gobernadora Kristi Noem se retractó de una promesa inicial de convocar a los legisladores al Capitolio para considerar más proyectos de ley sobre el aborto. Y en Iowa, la gobernadora Kim Reynolds ha afirmado que está enfocada en lograr que los tribunales permitan la aplicación de las restricciones existentes que habían sido bloqueadas.

“En este momento no serviría de nada convocar una sesión especial”, le aseguró Reynolds, quien pertenece al Partido Republicano, a un grupo de periodistas locales el mes pasado.

En Indiana, al menos en teoría, aprobar una prohibición al aborto debería haber sido sencillo. Los legisladores allí han aprobado importantes restricciones al aborto en los últimos años. Los republicanos tienen amplias mayorías en ambas cámaras de la Asamblea General. Además, el gobernador Eric Holcomb, un republicano que fue en su momento vicegobernador de Mike Pence, afirmó el día de la anulación del fallo Roe contra Wade que quería que los legisladores consideraran nuevos límites.

“Tenemos la oportunidad de realizar avances en la protección de la santidad de la vida”, afirmó en ese momento Holcomb, “y eso es exactamente lo que haremos”.

Pero en la práctica, los esfuerzos para lograr que los republicanos lleguen a un consenso respecto de un proyecto de ley han estado repletos de disidencia. La sesión especial, programada en un inicio para principios de julio, no comenzó a reunirse sino hasta esta semana. Incluso antes de reunirse, algunos legisladores republicanos expresaron su desacuerdo con la estrategia de su partido. Y cuando algunos republicanos introdujeron una legislación que pedía la prohibición del aborto con excepciones limitadas, esta logró decepcionar a casi todos, no solo a la Unión Estadounidense de Libertades Civiles de Indiana, que la calificó como un “proyecto de ley cruel y peligroso”, sino también a la organización antiaborto Indiana Right to Life, que la describió como “débil y preocupante”.

“De esta legislación en particular, quizás la mejor analogía que puedo hacer es que es como un queso suizo: tiene demasiados huecos”, afirmó Jodi Smith, quien habló en nombre de Indiana Right to Life, y quien señaló durante su testimonio ante los legisladores esta semana que varios senadores republicanos habían buscado el respaldo político de esa organización.

La versión actual del proyecto de ley, que aún podría modificarse, prohibiría los abortos excepto cuando se determine que la vida de una mujer embarazada corre peligro, o cuando una mujer firme una declaración jurada al principio de su embarazo en la que asegure haber sido víctima de violación o incesto.

Lo que complica la situación en un momento en que muchos legisladores están haciendo campaña para la reelección, es la incertidumbre sobre lo que los votantes creen sobre el aborto. En Indiana, tanto quienes se oponen al aborto como los defensores del derecho al aborto aseguran que la opinión pública está a su favor, pero al menos una encuesta reciente sugiere un panorama más complejo y difuso.

Incluso en medio de las disputas dentro del partido, sigue siendo posible que Indiana promulgue una prohibición casi total del aborto durante su sesión especial, cuya continuación está prevista para la próxima semana.

Algunos republicanos en otros estados también están teniendo avances. En Carolina del Sur, un panel especial de legisladores redactó recientemente un proyecto de ley que promulgaría algo cercano a una prohibición total del aborto en el estado, aunque podrían pasar meses antes de que se llegue a una votación final.

Pero incluso en los estados conservadores donde las nuevas restricciones no se han aprobado de inmediato, los republicanos tienen el tiempo de su lado.

En Indiana, si los legisladores no logran aprobar nuevas restricciones en las próximas semanas, podrían volver a intentarlo durante una nueva sesión legislativa en 2023, según ya sugieren algunos republicanos. Los demócratas les están tomando la palabra.

“Me preocupa que, de fracasar este proyecto de ley, los ciudadanos de Indiana puedan pensar que el acceso a los servicios de aborto ya está garantizado, y quiero que la gente sepa que no, no está garantizado”, afirmó la senadora estatal Shelli Yoder, una demócrata de la ciudad universitaria de Bloomington. “Volverán en enero con lo que aprendieron de esta experiencia, y no volverán a fallar”.

© 2022 The New York Times Company