Antiguo caso se resuelve con ADN: Hallan culpable de homicidio, violación y secuestro a hombre elegante

Un jurado del Condado de Miami-Dade necesitó menos de tres horas para declarar a Dale Ewers culpable del homicidio en primer grado de una mujer de Miami Beach, de la violación de su novia y de otros dos delitos graves, en un caso sin resolver de 34 años de antigüedad que giró en torno al semen encontrado en una toalla.

Con el pequeño trozo de tela como única evidencia física que vinculaba a Ewers con el apartamento de Mercedes Pérez en South Beach y con un crimen atroz cometido hace más de tres décadas, es probable que los jurados fueran influenciados por el testimonio de expertos que consideraron que la probabilidad de que el semen no perteneciera a Ewers era de una en 1.8 cuatrillones.

El habitante de South Beach, de 60 años, quien según los fiscales estatales fue deportado a Jamaica antes de su arresto, también fue identificado de entre una serie fotos por la novia de Pérez, a quien el Miami Herald no ha identificado, y quien testificó durante el juicio

Durante los alegatos finales del jueves, Natalie Snyder, asistente del fiscal del estado de Miami-Dade, detalló los actos horribles que los jurados atribuirían a Ewers. Se les dijo que lo dejaron entrar en el apartamento de Pérez, vestido de traje y con un maletín, tras pedir el número de teléfono de la encargada.

Cuando Pérez fue por él a su dormitorio, él atacó, dijo Synder a los jurados. Primero, agarró a la novia de Pérez por detrás.

“La tomó por la boca. Le disparó a Mercedes, hiriéndola en la cabeza”, dijo Snyder. Luego obligó a la mujer a entrar en un armario donde le tapó la boca con una camisa y le cubrió los ojos con un vestido. “Procedió a violarla [a la novia de Pérez]. Cuando terminó, le dio una toalla y le dijo que se limpiara”.

Ewers fue declarado culpable de homicidio en primer grado, agresión sexual con arma de fuego, secuestro con arma de fuego y robo con arma de fuego. Aunque el cargo de homicidio en primer grado conlleva obligatoriamente cadena perpetua, la jueza del Tribunal de Circuito de Miami-Dade Marisa Tinkler Méndez dictará sentencia oficial contra Ewers el 19 de marzo.

El ADN desempeña un papel fundamental

El caso llamó la atención del público porque fue una de las pocas investigaciones de homicidios sin resolver –casos que permanecen abiertos por falta de pruebas, pero que no prescriben– en las que los detectives, con una subvención para trabajar en ellas, lograron llegar a juicio.

Durante décadas, los detectives dijeron que estaban perplejos ante el hombre elegantemente vestido que entró por la fuerza en un apartamento de Miami Beach el 21 de septiembre de 1990, mató a una mujer y cambió para siempre la vida de otra. En 2010, la tecnología había evolucionado lo suficiente, según la policía, para vincular a Ewers con el crimen a través del ADN.

Ese año, un detective de Miami Beach que revisaba el expediente envió la toalla al laboratorio criminalístico de la Policía de Miami-Dade. El semen se relacionó con Ewers a través de pruebas conservadas de un caso de 2008, cuando fue condenado por robo en Massachusetts. La víctima de violación de Miami Beach identificó entonces a Ewers en una línea de reconocimiento.

“El ADN no olvida”, dijo Snyder a los miembros del jurado.

Ewers fue arrestado en Hallandale Beach unos meses antes del homicidio de Pérez. Se le encontró escondido entre unos arbustos cerca de un complejo de apartamentos con un cuchillo de caza y una pistola del calibre 32. Se declaró culpable de llevar un arma oculta y recibió tres años de libertad condicional. Aunque Ewers fue identificado como el atacante de Miami Beach en 2010, se tardaron dos años en extraditarlo desde Jamaica, a donde fue deportado tras la condena por robo en Massachusetts.

La toalla fue la clave

En un movimiento inusual, Ewers subió al estrado de los testigos el miércoles, divagando mayormente sobre temas que tenían poco que ver con el crimen, aunque en un momento dado dijo a los jurados que si los detectives podían encontrar algo más que lo relacionara con los crímenes, deberían condenarle.

Durante el alegato final del jueves, el abogado de Ewers, Harris Gilbert, trató de convencer a los miembros del jurado de que la novia de Pérez nunca llegó a ver bien a su cliente. Dijo a los jurados que las huellas dactilares de Ewers no aparecían en ninguna de las 97 tomadas del apartamento después del asesinato.

En cuanto a la toalla con el semen, Gilbert dijo que Ewers vivía a solo una milla de Pérez y como ninguno de los dos tenía lavadora o secadora en su casa, podrían haber mezclado toallas en una lavandería común. También señaló que no se encontró ADN de la víctima de violación en la toalla.

“No negamos que se cometieran delitos”, dijo Gilbert. “Pero es una cuestión de identidad. En última instancia, este caso es sobre un trozo muy pequeño de toalla”.