Andrés García, un sex symbol cuya debilidad por las mujeres le jugó malas pasadas

Andrés García
Andrés García

CIUDAD DE MÉXICO, abril 5 (EL UNIVERSAL).- Hace casi un año, Andrés García afirmó que durante una breve etapa de su vida sostuvo hasta 800 relaciones sexuales con diferentes mujeres.

El actor, quien falleció este martes a los 81 años, dijo que desde los 16 hasta los 26, contabilizaba las personas con las que sostenía intimidad, pero luego dejó de hacerlo.

"No quiero ni saber", dijo cuando le preguntaron con cuántas mujeres había estado.

Verdad o mito, aderezado por él mismo, la verdad es que Andrés fue uno de los galanes más cotizados del cine y la TV mexicanos, cuyas aventuras traspasaron las pantallas.

Aquí te presentamos algunas de las razones por las cuales el histrión logró explotar su físico en donde se paraba.

En los 60 vivió en Acapulco y fortaleció el cuerpo gracias a su gusto por la natación. Fue instructor de buceo en un hotel del puerto y amigos cercanos recuerdan que las turistas, nacionales y extranjeras, lo buscaban exclusivamente a él para las clases.

Lucía Méndez, su amiga, señala que una de las cosas que hacía atractivo a Andrés era su sonrisa. "La tenía muy bonita", recuerda la actriz. Y el actor lo sabía: en cada una de sus actuaciones, uno de sus gestos más emblemáticos era levantar levemente el labio superior, mostrando sus dientes, al tiempo que miraba fijamente a su interlocutor.

Su principal arma para conquistar mujeres fue siguiendo el consejo de un francés a quien conoció en el buceo: hacerlas reír. El europeo le dijo que nada servía comprarles cosas o llevarlas a lugares costosos, porque eso no duraba, sino que estuvieran divertidas con él.

Caballeroso y agradable. Era alguien que trataba muy bien a las mujeres, abriéndoles la puerta del auto o acercándoles la silla en una cita. Además, cuentan, era un buen conversador con todas las anécdotas que tenía en la memoria.

Con su primera película "Chanoc" (1967) labró la imagen de un hombre inteligente, astuto y atlético, que no dejaba de disfrutar la vida. En "Tintorera", de los 70, interpretó al personaje aventurero y sin miedo, el cual repetiría en "El triángulo diabólico de las Bermúdas". En "Pedro Navaja" logró conjuntar todo eso.

Su galanura también atrajo hombres, pero en una entrevista con Monserrat Oliver y Yolanda Andrade, aseguró que nunca se sintió interesado en experimentar con ello.

A punto de morir por una amante dolida

De acuerdo con los recuerdos de García, fue la suerte que lo salvó de morir cuando una examante lo mandó a matar. Esto sucedió en una de las épocas de apogeo del actor, cuando actuaba, producía y dirigía películas, por lo que viajaba con mucha frecuencia a Colombia, Venezuela, Miami, Europa, específicamente a Cannes, a donde asistía para vender sus producciones, pero no sólo viajaba por negocios sino también por placer: "Agarraba unas fiestas tremendas".

En uno de esos viajes a Venezuela, el actor tuvo un romance con una mujer de la región, sin embargo, confesó no recordar de quién se trataba, cuando esta le escribió una nota anónima cuando volvió a ese país tiempo después, pues confesó que cuando hacía esos viajes no sólo tenía una amante sino varias, así que no acababa de desentrañar cuál de todas había sido quién lo había vuelto a buscar.

Sin embargo, su interés no estribaba en volver a encontrarse con ella, sino en evitarla a toda costa, debido a que a su regreso a Venezuela, iba acompañado de su esposa, una mujer colombiana con la que estuvo casado por algunos años, por lo que al recibir un ramo de flores con la tarjeta de su examante, el actor se deshizo de la nota que ella le escribió, la cual decía: "'Fulanito, ¿te acuerdas de las noches que hemos pasado en Venezuela? A mí no se me han olvidado, espero que esta vez, aunque vienes casado, no te olvides de mí, me hagas un espaciecito' y ahí decía cosas medio cachondas", destacó.

Fue así que el actor tiró la nota y se olvidó del asunto, pero al no obtener respuesta, don Andrés recuerda que dicha mujer envió a balacear su auto, sin embargo, él no iba dentro del vehículo a la hora del ataque; el único que estaba abordo era su chofer, que tenía una complexión muy parecida a la de él.

El vehículo recibió 16 impactos de bala y aunque, por fortuna, el conductor salió ileso, no pudo hablar por dos meses como consecuencia del susto. "Lo ametrallan a él, se salvó de milagro ¿eh? Se quedó mudo por dos meses", aseguró.

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