“Amiga, date cuenta, López Obrador no es Dios”

Foto: Getty
Foto: Getty

Sí, yo sé que tu última relación fue una total decepción y que prácticamente te empujó a los brazos de éste a quien hoy adoras. Que fueron muchas las lágrimas, los corajes, las noches en vela, culpándote a ti misma por haber elegido estar ahí, impactada por ese porte que todos le elogiaban y ese arrojo con el que prometía mover a México y de paso, moverte a ti.

Sí amiga, yo te entiendo (te llamo amiga sin importar tu género). Fueron años, sexenios, quizá hasta décadas en que ya ni ilusión tenías por ver que algo cambiara en ese entorno en el cual hubo veces en las que no luchabas por vivir, sino por sobrevivir.

Hubo incluso un momento en que pensaste en que todo cambiaría, cuando vestido de azul, llegó ese otro del que te entusiasmó su forma brusca de hablar, sus puntadas muy de rancho, su espontaneidad y franqueza. Pero luego te viste encerrada en ese círculo de violencia donde perdiste hasta las ganas de salir.

Por eso no te culpo cuando ahora, después de tanto tiempo, alguien te ha regresado esa sonrisa a los labios, con una serie de propuestas que prometen darle vuelta a todo y eliminar tus miedos y multiplicar tus esperanzas, aunque muchas parezcan fantasías.

LEER | Peña Nieto y su último golpe a México con el yerno de Trump

Pero me da gusto, porque aunque muchos no comulguen contigo, hace bastante que no te veía así, echada para adelante, con ganas de comerte al mundo por la simple sensación de que que al fin encontraste lo que tanto buscabas. Y porque además no estás sola. No te acompañan miles, sino millones, que un buen día dijeron ‘basta’ e hicieron temblar los cimientos y estructuras de lo que ya bien conocías.

Viene ahora una nueva etapa y estoy seguro que los momentos mágicos serán muchos y frecuentes, antes de que lleguen los amargos, como en toda relación. Pero amiga, date cuenta, que nada ni nadie en el mundo es perfecto en la vida. Que el tiempo desgasta, los problemas consumen y hasta la belleza cansa.

Que lo que se viene no es sencillo. Que el país que ha heredado quien te ha prometido todo, no será fácil arreglarlo de la noche a la mañana. Y bajo esa realidad es donde debes recordar todas esas veces pasadas, en tu vida, en tus elecciones, donde tu entusiasmo te cegó y todo lo perdonabas, lo justificabas, peleando con todos, amigos o conocidos, con tal de defender una idea, una acción, por más errada que fuera, a veces, hasta con bastante soberbia.

LEER | La fórmula ‘mágica’ para deshacerse rápido de los migrantes en México

No esperes a que todo esté mal para levantar la voz y señalarle sus fallas. Después de todo, amiga, tú lo elegiste pero no te condenaste. Tienes el derecho a disentir, a protestar, a corregir. Y eso no significa que lo vayas a dejar. Simplemente es darte cuenta que entre más pronto asumas que algo puede salir mal, más rápido arreglarás el rumbo haciéndole ver que enamorarte y conquistarte no significa anularte y someterte. Ni perder a tus amigos por defender a los suyos y sus posibles deslices.

Amiga (te llamo amiga pero puedes ser amigo), me da gusto y estoy feliz por ti. En verdad espero contagiarme de ese ímpetu y compartir contigo el país que todos merecemos. Pero antes, no te olvides, nunca des un cheque en blanco. Nunca olvides tampoco que es normal que algo salga mal. Pero sobre todo, no toleres lo que no debas tolerar ni idolatres a quien, a lo mucho será digno de admirar. Porque, amiga, date cuenta, López Obrador no es Dios.

******
Mi cuenta en Twitter
@geniomutante

******