En Alepo, devastada por la guerra, la esperanza surge entre las ruinas
De pie en una carretera rodeada de edificios derruidos, Ahmed está pensativo. En este día soleado y frío recuerda lo que ocurrió en este mismo lugar hace ocho años. "Alepo estaba sitiada", explica. "Las evacuaciones se habían paralizado tras un frágil alto el fuego... Los autobuses se retrasaron durante cuatro días".
Los civiles estuvieron atrapados allí, sin acceso a alimentos ni agua, mientras eludían los ataques del Ejército comandado por Bashar al Assad, un régimen respaldado por Rusia e Irán. Durante los 13 años de sangrienta guerra civil en Siria, decenas de miles de personas desaparecieron, cientos de miles murieron y millones de sirios se convirtieron en refugiados por todo el mundo.
Mientras tanto, diversos grupos armados -kurdos, rebeldes prooccidentales o los actuales líderes islamistas del país- se alzaron contra el régimen en distintas partes del país, especialmente en el norte.
Una facción de esta amalgama de rebeldes controlaba el este y el sur de la ciudad de Alepo en 2016 cuando las fuerzas de Al Assad lograron un avance decisivo en su reconquista. Lo hicieron mediante una ofensiva militar respaldada por una flota naval rusa para capturar la ciudad, un importante centro comercial y cultural sirio.
"Para cuando las fuerzas progubernamentales recuperaron la ciudad de Alepo un mes después, todos los hospitales habían sido bombardeados por las fuerzas aéreas sirias y/o rusas", afirmó el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en un comunicado.
"Los repetidos bombardeos de hospitales, escuelas y mercados sin ninguna advertencia sugieren claramente que el cerco de la ciudad y los ataques contra infraestructuras civiles formaban parte de una meticulosa estrategia para obligar a su rendición", declaró Paulo Sérgio Pinheiro, jefe de la Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria.
Mientras tanto, los rebeldes contraatacaban en la parte occidental de la urbe, causando también la muerte de civiles. "El asedio del este de la ciudad de Alepo se caracterizó por algunas de las violaciones más graves del Derecho Internacional que la Comisión ha documentado, cometidas por todas las partes beligerantes", dijo Pinheiro en marzo de 2017.
El periodo más oscuro para Alepo duró desde 2012 hasta 2016, cuando las fuerzas de Al Assad la reconquistan hasta la reciente caída de Damasco. El pasado 30 de noviembre, una operación militar relámpago dirigida por el grupo paramilitar Hayal Tahrir Al-Sham, con sede en Idlib, consguió tomar Alepo. El 8 de diciembre, ese y otros grupos alcanzaron Damasco, la capital donde residía Al Assad, que ese mismo día huyó a Rusia.
Los recientes acontecimientos han supuesto cambios monumentales para un país que vivió bajo la dictadura de Bashar al Assad y su padre, Hafez al Assad, desde la década de 1970.
Hoy es día de colegio, pero docenas de niños, muchos de ellos sin ropa de invierno, esperan impacientes en fila para recibir alimentos. Se trata de un punto que delimitaba el frente entre las fuerzas de Al Assad y los rebeldes.
Caminando por las calles en ruinas, Ahmed, de 33 años, se emociona recordando a amigos asesinados que vivían aquí: "Este es el legado que nos han dejado". Todavía hay viejos proyectiles junto a la acera, gente viviendo en edificios muy dañados y montones de escombros en calles y carreteras. Ahmed vive en Azaz, al norte de la provincia de Alepo, tras huir de su ciudad. Dice que es la primera vez que vuelve aquí y comprueba el nivel de destrucción en persona. Este civil desea que los recientes acontecimientos conduzcan a "una Siria para el pueblo sirio".
Omar, de 27 años, sigue el desarrollo del nuevo periodo desde el salón de su casa, la cuál ya no tiene pared exterior. El residente dice que la guerra ha afectado profundamente a su salud mental, pero que mira hacia el futuro con esperanza. Omar vivió cinco años en Líbano tras el estallido de la guerra, y regresó con su familia porque las condiciones eran muy duras para un refugiado que trabajaba como herrero. Sin embargo, a pesar de las dificultades, "no hay lugar como mi patria", afirma.
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Mientras la guerra civil da paso a un periodo post-Al Assad, la lucha entre los ganadores islamistas y las milicias kurdas que mantienen posiciones al este del río Éufrates continúa en varios puntos.
La presa de Tishreen, en el río Éufrates, ha sufrido daños y se han suspendido dos estaciones de suministro de agua, según ha anunciado la ONU. La inoperatividad se debe los combates de las últimas semanas entre las Fuerzas Democráticas Sirias kurdas, respaldadas por Estados Unidos, y las fuerzas del Ejército Nacional Sirio (ESL), apoyadas por Turquía.
La consecuencia más inmediata es que los más de dos millones de habitantes de Alepo se han quedado sin agua. Y si la presa sufre más daños, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU advierte de que unos 40 pueblos podrían quedar inundados.
"La electricidad sólo está disponible durante unas horas por la noche", dice Sima, una estudiante de ingeniería informática de 19 años de Alepo. Cuando tenía siete años, Sima dejó de ir a la escuela durante tres años a causa de la guerra. Ahora, ha vuelto pero es pesimista sobre la posibilidad de encontrar un trabajo una vez que se gradúe. Para poder disfrutar de la victoria sobre el anterior Gobierno, dice, necesitaría cubrir primero las necesidades de la vida diaria.
En Alepo, las escuelas han reabierto, y los cristianos, que señalan su felicidad por el fin de un conflicto pero siguen siendo cautelosos respecto a HTS, han asistido regularmente a los servicios dominicales. Haroutioun Simonian, de la Iglesia Católica Latina de Alepo, coordina la distribución de alimentos dentro de un patio para los residentes necesitados, y subraya que siguen sobreviviendo como pueden. "Es un gran cambio para nosotros", afirma. "Nos han garantizado nuestras libertades de credo y de expresión, pero no sabemos hasta cuándo ni cómo. Todavía no hay ley, ni un Gobierno propiamente dicho... Ya veremos".
A los habitantes de Alepo como a los de Siria les aguardan grandes retos. Un 90% de los sirios vive por debajo del umbral de la pobreza, según diversas organizaciones internacionales. Mientras tanto, más de seis millones de personas han sido desplazadas internamente, y otras tantas se han convertido en refugiados en todo el mundo a causa de la guerra. "Tenemos mucho que hacer", reconoce Ahmed. "Necesitamos a todos para reconstruir Siria".
Los portavoces de HTS no han respondido a las peticiones de entrevista de 'Euronews'.