Agustín Canapino y un desafío singular: la carrera del millón de dólares de la IndyCar
De Surfer Paradise, en Australia, a The Thermal Club, California, pasaron 16 años. El dato es una observación de las dos últimas carreras exhibición que desanduvo IndyCar, aunque la cita estadounidense tuvo un premio millonario: el reparto incluyó 1.756.000 dólares. Una presentación que lo tuvo a Agustín Canapino en el exclusivo programa de 12 pilotos que pulsearon por la mayor recompensa: 500 mil dólares atrapó el vencedor, la segunda cifra más alta detrás de las tradicionales 500 Millas de Indianápolis. Quinto en la serie clasificatoria, el acto definitivo lo descubrió 10mo, noveno en el medio tiempo, en una columna que tuvo como cabeza y protagonista exclusivo al español Alex Palou (Chip Ganassi Racing). El campeón defensor celebró la victoria y la obtención del cheque.
Ser parte de la carrera de All Star en su segunda temporada en IndyCar era un desafío para Canapino. Una prueba de clasificación sólida le permitió adueñarse de la octava plaza, un puesto expectante para desandar las 10 vueltas de la manga –o 20 minutos de carrera- que ofrecía seis plazas para la batalla final. Y un lanzamiento caótico resultó la llave para atrapar el sexto puesto en el inicio y avanzar un nuevo casillero con la penalización –pase y siga por la calle de boxes- que recayó sobre el experimentado Scott Dixon (Chip Ganassi Racing). “La situación se generó a partir del movimiento de Herta: Gorsjean se corrió hacia la izquierda y yo intenté buscar un espacio que no había”, admitió Dixon, seis veces campeón
El neozelandés estiró la frenada cuando se mostró la bandera verde, de velocidad pura, y en el afán de controlar a Colton Herta (Andretti) –movió con antelación y por el sector externo- atropelló a Romain Grosjean (Juncos Hollinger Racing). El suizo-francés, compañero de estructura del argentino, dibujó un trompo tras el impacto de Dixon y en la alocada carrera arrastró al neerlandés Rinus Veekay (Ed Carpenter Racing). Una carambola que quebró el desarrollo de la serie, donde Canapino se dedicó a transitar con algunas señales de buena velocidad y en otros tramos reguló el andar con el objetivo de no desgastar el auto, porque los retoques técnicos para la competencia final el reglamento singular indicó que eran mínimos.
Con el auto de su compañero fuera de batalla, la misión de Canapino era sostenerse en el quinto casillero. Y lo hizo con holgura, porque Herta no tuvo velocidad para atacar al arrecifeño y la posición de Christian Lungaard (Rahal LettermanRacing) le quedaba demasiada alejada para ir en busca del danés. En la cabeza de la carrera, el sueco Felix Ronseqvist (Meyer Shank Racing) dominante desde la prueba de clasificación, no le ofrecía esperanzas a Scott McLaughlin (Team Penske), mientras que Jose Newgarden (Team Penske) se contentaba con el tercer puesto. La manga finalizó por tiempo, porque el accidente generó que salieran banderas amarillas de neutralización, y Canapino aseguró su participación en la carrera final, con los 12 mejores.
La carrera final en Thermal
Los autos de Chip Ganassi Racing, con el campeón defensor Palau y Marcus Armstrong –al igual que Canapino en su segunda experiencia en IndyCar- marcaron el pulso en la segunda batería. El español fue un animador permanente en el circuito de Thermal, donde la decepción de la manga la protagonizaron dos de los tres autos de Arrow-McLaren: Pato O’Ward y Callumm Ilott se quedaron fuera de los 12 mejores, un error que empezó en la qualy cuando a falta de pocos minutos para el final marchaban primero y segundo, y el equipo decidió que no salgan nuevamente a la pista y sus tiempos fueron rebasados hasta caer en puestos que comprometieron la tarea. La ilusión de remontar fue efímera y el séptimo puesto del mexicano y el noveno del británico, compañero de Canapino en 2023, dejó a dos pilotos de jerarquía como simples espectadores. El único piloto del gigante que pasó el corte fue el estadounidense Alexander Rossi, que capturó la última plaza.
En la carrera final, que se dividió en dos parciales, también de 10 vueltas cada una, sorprendió la actuación primaria de Canapino, que se refugió en los últimos puestos, sin utilizar las activaciones de push to pass, que tenían una duración de 40 segundos. La conservación de los neumáticos también era una estrategia para el segundo capítulo del argentino, mientras que adelante Palou marcaba sin fisuras, con las virtudes que sobresalen en un piloto campeón. Ajustar los ángulos de los alerones y la presión de los neumáticos, la recarga de combustible y atender al piloto, fueron las únicas acciones permitidas en el medio tiempo. Graham Rahal y Pietro Fittipaldi, ambos del Rahal Letterman Racing, no tomaron parte del segundo acto, por lo que 10 pilotos fueron a batallar por los US$ 500.000.
La serie clasificatoria en Thermal
Canapino, que finalizó noveno, largó octavo tras las deserciones, aunque no tuvo argumentos para avanzar. Se dedicó a transitar, a completar la carrera y exponer que, más allá del mejor resultado desde su incursión en IndyCar, demostró tener capacidad para superar los retos de un circuito exigente y desgastante. No expuso una estrategia agresiva, aunque la recompensa se vuelca en la experiencia que adquirió muy por encima de los 27.000 dólares que recaudó.