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Los inesperados polizones del tsunami de Japón

Tsunami provocado por el terremoto en Japón en marzo de 2011

Dentro de unos días se cumplirá el 4º aniversario de uno de los desastres naturales más dramáticos que se han registrado en la Historia: el terremoto y posterior tsunami de Japón. El 11 de marzo de 2011 la tierra temblaba con gran fuerza bajo las aguas del Pacífico a tan solo 130 kilómetros de la costa de Honshu provocando un sismo de magnitud 9 en la escala de Richter y un posterior maremoto con olas de hasta 40 metros de altura.

Las impresionantes imágenes de aquel suceso aún resuenan en nuestra memoria, sin embargo, además de la gran cantidad de daños humanos y materiales, aquel poderoso tsunami provocó numerosos efectos colaterales inesperados, entre ellos una especie de “isla artificial” formada con más de un millón de toneladas de escombros arrastradas por las corrientes oceánicas.

Desde que se produjera el terremoto hasta nuestros días, la costa oeste de Estados Unidos, Hawaii así como numerosas islas de la polinesia pacífica, han visto arribar a sus playas los más insólitos objetos procedentes de Japón… boyas, contenedores, pelotas, puertas, pequeñas embarcaciones (y no tan pequeñas), incluso una moto Harley Davidson encontrada en las costas de Canadá en 2012.

 

Modelo computerizado de las rutas oceanográficas de los escombros del tsunami de Japón
Modelo computerizado de las rutas oceanográficas de los escombros del tsunami de Japón

Pero sin duda los náufragos más sorprendentes de esta gran masa de escombros que ha cruzado el océano pacífico fueron unos peces de rayas capaces de aguantar la larga travesía oceánica entre los restos de una pequeña barca.

La embarcación se llamaba Saisho-Maru, tiene apenas seis metros de eslora y ha conseguido atravesar el océano Pacífico empujada por las corrientes hasta llegar a las playas de Long Beach en Washington.

En su interior, en un pequeño compartimento situado a su popa, alojaba a cinco peces que muy pronto llamaron la atención de los investigadores marinos que jamás habían encontrado seres vivos entre todos los escombros que habían llegado procedentes del tsunami.

 

Compartimento de la barca donde se encontraron los peces
Compartimento de la barca donde se encontraron los peces

En iWonder de BBC presentan este viaje como si fuese algo parecido a un Arca de Noé, y aunque el símil bíblico no me gusta demasiado, lo cierto es que otro de los aspectos curiosos de este insólito viaje es que, no solo tenía como tripulantes a estos cinco peces, sino que los biólogos del acuario de Oregón que examinaron la barca llegaron a encontrar hasta 30 clases diferentes de organismos vivos en ese bote… Un pequeño ecosistema encerrado en una barca y viajando a la deriva durante años.

 

La barca encontrada en costas estadounidenses. En la popa se puede ver el compartimento.
La barca encontrada en costas estadounidenses. En la popa se puede ver el compartimento.

Después de la curiosa sorpresa y el estudio del caso tuvieron que tomar algunas decisiones puesto que la liberación de estos peces en aguas estadounidenses podría suponer un alto riesgo de que se convirtiesen en especies invasoras. Se eutanasió a cuatro de estos peces pero se decidió que uno de ellos se trasladara al acuario donde ya se ha convertido en una de las atracciones del lugar.

 

Uno de los polizones exhibido en el Acuario Seaside de Oregon
Uno de los polizones exhibido en el Acuario Seaside de Oregon

¿Qué nos dice esta sorprendente aventura de los peces japoneses? ¿Qué conclusiones podemos extraer aparte de la curiosa travesía oceánica?

En primer lugar podríamos destacar algo que ya hemos comprobado en numerosas ocasiones: La vida es muy resistente. Incluso en los hábitats más difíciles y extremos los organismos vivos se abren paso y sobreviven. En apenas unos centímetros cúbicos de espacio, rodeados del mar y a merced de las inclemencias del tiempo y las mareas del Pacífico, la vida ha sido capaz de formar un entorno de supervivencia durante años.

También podemos sacar ideas sobre las especies invasoras. Las cuestiones sobre cómo han llegado algunas especies a colonizar hasta los más remotos lugares del planeta, incluidas islas que se encuentran a miles de kilómetros de donde son originarias las especies que las alcanzaron, tiene una clara respuesta en este viaje.

Incluso si somos arriesgados y miramos al futuro podríamos ver en esta travesía de casi seis mil kilómetros un paralelismo con los futuros viajes espaciales del ser humano. Los biólogos que estudiaron el caso de la barca japonesa comprobaron que uno de los cinco peces apenas tenía un año de vida con lo que probablemente o se incorporó en una isla intermedia al viaje o bien nació durante la misma travesía. Algo similar a lo que algunos escritores de ciencia ficción ya planeaban para la conquista del espacio: Viajes intergeneracionales en los que aquellos que llegaban al destino no eran quienes lo iniciaron sino sus descendientes.

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