La NASA ensaya un módulo de habitabilidad para el espacio profundo
A pesar de la crisis mundial que ha forzado al Congreso de los Estados Unidos a recortar las inversiones en exploración espacial, la NASA sigue preparando planes y probando tecnologías de cara a futuras expediciones al espacio profundo.
Cuando lleguen tiempos mejores, tal vez sea el momento de poner a prueba lo aprendido en la Tierra ahí arriba, con naves reales tripuladas, pero de momento los expertos se conforman con crear maquetas y simulaciones.
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De hecho en estos momentos, ingenieros del Centro de Vuelo Espacial Marshall emplean una maqueta improvisada, con un grado de realismo medio, para realizar pruebas de equipamiento y sobre factores humanos de cara a futuras misiones de exploración del espacio profundo.
El hábitat se ha creado montando aparatos espaciales reales empleados en la actualidad en la ISS, y también maquetas de museo, y su función es desarrollar un lugar en el que la tripulación viva y trabaje de forma segura en el espacio. Lo que aprendan ahora, podrá ser de utilidad de cara a misiones translunares, a asteroides cercanos y a Marte.
En el proyecto colaboran expertos del Centro Espacial Johnson en Houston, a cuyo mando se encuentra el astronauta Alvin Drew.
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Tal y como relata Paul Bookout, máximo responsable en el proyecto de la parte gestionada por el centro Marshall: "Buscamos realizar estudios sobre volumen. ¿Van a tener los cuartos destinados a la tripulación el tamaño correcto? ¿Y el compartimento para residuos e higiene, los armarios o el área de ejercicios? Todo tiene que estar medido para estancias prolongadas".
Partiendo de restos de ingeniería, y maquetas de instrumentación de museo, los ingenieros han creado un hábitat de pruebas en un cilindro de aluminio-litio prestado por el centro Marshall. Curiosamente, el lugar del ensamblaje es el mismo que el elegido para fabricar el buggy de la misión Apollo 15.
Dentro de la maqueta a tamaño real, los expertos pueden mover paredes y elementos estructurales al gusto, tratando de encontrar las proporciones idóneas de la configuración interna del hábitat que tendría que dar soporte a una tripulación de cuatro hombres durante al menos 500 días. Por ello, los cuartos para la tripulación son dos veces mayores que los existentes en la ISS.
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Además, puesto que este hábitat no contaría con el paraguas protector de la ionosfera terrestre, como sí le sucede a la ISS, los ingenieros tienen que proteger a la tripulación de los estragos de la radiación cósmica y de las llamaradas solares con su propio sistema de filtrado.
Para lograr esto, el tanque irá protegido por una pared de agua que sirve también como tanque de reserva para el reciclado. También cuenta con un módulo científico que puede emplearse para cultivar plantas, contenedores de comida, y con una pequeña impresora 3D que puede emplearse para fabricar herramientas y los repuestos necesarios para las reparaciones.
La idea final es poder hacer prácticas reales en el espacio. Y aunque en principio se barajaba el espacio que separa la Tierra de la Luna, algunos expertos apuestan por moverlo al punto de Lagrange L2, aunque para eso habrá que esperar largos años porque la crisis no va a resolverse en el futuro inmediato.
Fuente: Yahoo! en Español
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