El calendario satánico de Manuel Orazi
La segunda mitad del siglo XIX fue una época singular en lo que respecta a las corrientes artísticas pero también, y de forma destacada, en lo que se refiere a las creencias.
En aquellos años se vivió un creciente interés por cuestiones poco ortodoxas como el espiritismo, el ocultismo, la magia e incluso el satanismo. De hecho, fue en estos años cuando se sembró la semilla de lo que hoy suele denominarse como sectas satánicas.
En la última década del siglo, concretamente en 1891, el escritor parisino Joris-Karl Huysmans publicaba una nueva novela, tras el éxito de su primera obra, 'Á Rebours' ('A contrapelo'), que se había convertido en emblema del decadentismo.
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El nuevo libro de Huysmans tenía también un título un tanto críptico: 'Là-bas' ('Allá abajo'), y estaba protagonizada por un personaje llamado Durtal, un escritor obsesionado con realizar un ensayo sobre el sanguinario asesino Gilles de Rais.
Con la intención de documentarse sobre el ocultismo y el esoterismo de la Edad Media, el personaje de la novela acaba adentrándose en los círculos esotéricos de la sociedad parisina, llegando a conocer a auténticos adoradores del diablo.
Curiosamente, la mayor parte de estos personajes retratados en la novela estaban inspirados en individuos a los que Huysmans había tenido la oportunidad de conocer en la vida real, y que se vieron implicados en varios escándalos de la época relacionados con el ocultismo, rituales de alto contenido sexual y un supuesto culto al diablo en el que participaron varios sacerdotes católicos.
La obra de Huysmans fue de nuevo un éxito y sus vivas recreaciones de las ceremonias realizadas por supuestos adoradores de Satán popularizaron de tal forma el satanismo que la mayor parte de la iconografía actual que encontramos hoy en el cine, la literatura o la televisión procede de aquella obra a menudo desconocida por el gran público.
Teniendo en cuenta la 'fiebre' que existía en aquellos años por este tipo de cuestiones, y que alcanzó a literatos, pintores y otros artistas, no es de extrañar que cuestiones como la magia o el culto al demonio acabaran reflejadas en distintas obras de arte.
Una de las más singulares es un 'Calendrier Magique' ('Calendario mágico') para el año 1896 que editó en la galería L'Art Nouveau, que en aquellos años se había especializado en la venta y exposición de obras del arte más vanguardista.
Basta con un vistazo rápido a las imágenes de este singular calendario para comprobar que la obra muestra este interés finisecular por las temáticas ocultistas, y en especial por la magia, y el culto al diablo.
Las ilustraciones son obra de pintor e ilustrador apenas conocido, el italiano Manuel Orazi (1860-1934), quien desarrolló un llamativo estilo a medio camino entre el simbolismo y el modernismo, y que era muy del gusto en la época.
En lo que respecta al 'Calendario Mágico', no se conocen muchos datos. No sabemos si fue un encargo específico de alguna persona en particular, o si fue una iniciativa de la galería queriendo aprovechar ese interés popular por el ocultismo.
En cualquier caso, sí sabemos que se preparó una edición de 777 ejemplares (probablemente la cifra fue un guiño a la tradicional atribución de propiedades mágicas al número 7). Hoy uno de estos singulares ejemplares se conserva en la división de Colecciones de Manuscritos y libros raros de la Biblioteca de la Universidad de Cornell, como testimonio de esta curiosa obsesión ocultista que cautivó a la sociedad europea de finales del siglo XIX.