¿Es el Panteón un reloj solar sagrado?

En otras ocasiones ya hemos visto cómo en siglos pasados, ya fuera en la Edad Media europea o en la Camboya jemer del siglo IX, los constructores de templos han gustado de incluir claves astronómicas en sus edificaciones.

Esto ha sido así desde que comenzaron a levantarse los primeros edificios sagrados, ya fueran primitivos conjuntos megalíticos como los de Stonehenge, imponentes pirámides egipcias o templos de época romana.

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Y es precisamente uno de estos últimos el que hemos escogido para comentar. Con más de dos mil años de historia en sus muros —si contamos al edificio anterior levantado en tiempos de Augusto—, el Panteón de Roma es en la actualidad uno de los monumentos más visitados de la Ciudad Eterna.

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A pesar de este detalle, y del hecho de que ha sido estudiado a fondo desde hace décadas, lo cierto es que los historiadores ignoran todavía cuál pudo ser la auténtica función del célebre templo.

De hecho, las únicas menciones de época romana sobre el recinto proceden de citas de Plinio el Viejo —quien comentó el templo primitivo— y Dión Casio, quien por cierto habla de él refiriéndose a las razones del origen de su nombre, explicando que el de 'Panteón' —"templo de todos los dioses"—, no había sido el original.

Dejando a un lado los interrogantes sobre su denominación original, si nos animamos a visitar el antiguo edificio, especialmente un día soleado, nos quedará clara una cosa: la luz solar, que penetra solo a través del 'oculus' —una abertura circular de 8'3 metros de diámetro situada en el centro de la cúpula semiesférica—, parece haber jugado un papel destacado en su función y simbolismo.

Y, en efecto, en las últimas décadas se han presentado varias propuestas y distintos estudios que pretenden profundizar en este sentido. El último de ellos, y el más completo hasta la fecha, procede de dos investigadores: el italiano Giulio Magli, del Politécnico de Milán, y el neozelandés Robert Hannah, de la Universidad de Otago.

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En el año 2011 ambos firmaron un trabajo publicado por la revista 'Numen' —especializada en historia de las religiones— en el que proponen que el Panteón pudo haber sido diseñado en función de ciertas orientaciones astronómicas que sirvieran para dotarlo de un significado religioso que reafirmara el poder divino del emperador.

El origen de este estudio se remonta al 2005, cuando Hannah —profesor de cultura clásica— visitó el templo durante una investigación. En ese momento se fijó en el recorrido que la luz solar que entra por el oculus realiza a lo largo del año. Durante los meses de invierno, la luz del sol del mediodía realiza una trayectoria que va iluminando la parte interior de la cúpula. En verano, por el contrario, y con el astro rey en lo más alto, la luz impacta en los muros inferiores y el suelo.

Hannah se percató de que coincidiendo con los equinoccios, la luz del sol del mediodía incide en un punto concreto sobre la puerta de entrada, atravesándola e iluminando el atrio de acceso. Aquel curioso fenómeno juego de luces debía tener un significado, ¿pero cuál?

Unos años después, en 2009, Hannah dio a conocer los primeros resultados de su estudio: el Panteón podía haber sido empleado como una especie de "reloj solar" gigante, pues algunos ingenios de la época —aunque más pequeños—, tenían una forma similar y cumplían dicha función, permitiendo señalar las distintas épocas del año.

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El neozelandés añadía otro detalle: el templo romano no habría sido solo un gigantesco reloj solar, sino que también habría jugado un importante papel religioso relacionado con la imagen divinizada del emperador.

Con la intención de validar su hipótesis, Hannah contactó con Giulio Magli, quien ha dedicado varios años al estudio de la arqueoastronomía, especialmente en lo referente a templos y ciudades romanas.

Juntos creen haber descubierto la posible función del Panteón en época imperial. Teniendo en cuenta el juego de luces que se produce en el recinto dependiendo de la época del año, proponen que su simbolismo fue especialmente señalado en dos momentos concretos: el equinoccio de primavera y el 21 de abril, respectivamente.

En el equinoccio de primavera y con el sol del mediodía a unos 48º, el haz de luz que atraviesa por el óculo ilumina justo el punto de unión entre los muros y el arranque de la cúpula, aunque parte de la luz incide justo sobre la puerta de entrada (en el lado norte), iluminando el atrio de columnas.

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El hecho puede parecer anecdótico, pero para los antiguos romanos, en los equinoccios la relación entre el emperador y la esfera celeste era mucho más estrecha, sobre todo en el de primavera.

Así, según Magli y Hannah, en el Panteón se escenificaría la apoteosis del emperador: es decir, su elevación junto a los dioses. Al acudir a mediodía del equinoccio hasta el templo, "habría sido iluminado como con las luces de un estudio de cine", explica Magli. Toda una hierofanía —manifestación de lo sagrado—, destinada a representar la elevación del emperador al reino de los dioses: una afirmación de su poder divino.

Algo similar se habría producido durante las visitas del emperador al templo cada 21 de abril. Ese día —en el que se rememoraba la fundación de Roma—, el efecto luminoso es similar al anterior, con la luz del Sol de mediodía incidiendo en la puerta de entrada. En este caso la "escena" habría tenido como fin celebrar la fundación de la ciudad, vinculándola con los dioses.