WIDER IMAGE-Una mirada a ojo de dron por Tierra Santa

Por Stephen Farrell

JERUSALÉN, 31 mar (Reuters) - Vista desde el aire, es evidente la fragilidad de la humanidad como debió haber sido en Tierra Santa en siglos pasados : antiguos monasterios colgados de precipicios, diminutos barcos de pesca en el Mar de Galilea, desiertos royendo los límites de las ciudades.

Para los fieles cristianos, el viaje bíblico y el legado de Jesús están escritos en piedra y en monumentos a lo largo del paisaje, sin hacer caso de las fallas políticas modernas.

No obstante, las pandemias modernas, como las plagas antiguas, no respetan sistemas políticos ni creencias. Durante un año, los lugares cristianos de Tierra Santa, al igual que los del judaísmo y el Islam, han estado sometidos a diversos grados de cierre o restricción y no recibieron a peregrinos foráneos.

Belén, el lugar de nacimiento de Jesús, fue la primera zona de los territorios palestinos que se vio obligada a cerrar justo antes de la Semana Santa del año pasado, cuando suspendió las visitas a la Iglesia de la Natividad.

Poco después siguieron otras iglesias como el Santo Sepulcro de Jerusalén, construido sobre el lugar donde los cristianos creen que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitado.

"La muerte acecha en todo el mundo", dijo a Reuters el entonces administrador apostólico y arzobispo Pierbattista Pizzaballa, el Viernes Santo del año pasado.

A lo largo de 2020 poco cambió y para Navidad, Pizzaballa, elevado ya a Patriarca Latino de Jerusalén, todavía lucía una figura sombría cuando llegó a un Belén empapado por la lluvia para una celebración silenciosa ante a una pequeña congregación.

No obstante, el 19 de diciembre Israel comenzó un rápido programa de vacunación contra el COVID-19 que trajo gradualmente la esperanza de un 2021 más libre. Al menos para los israelíes, ya que en el caso palestino el despliegue de la vacuna ha sido más lento.

En ambos lados de Tierra Santa, a medida que avanzaba el calendario cristiano de Navidad a Semana Santa, los fieles comenzaron a acudir nuevamente en mayor número, aunque las esperanzas de unas celebraciones totalmente libres de restricciones demostraron ser muy optimistas.

Al comienzo de la Semana Santa, las grandes puertas medievales del Santo Sepulcro se abrieron por completo para admitir a los fieles.

En el mismo lugar donde se mostró abatido un año antes, un Patriarca Latino más optimista -aunque todavía con mascarilla- emergió de la iglesia flanqueado por clérigos y fieles católicos antes de dirigirse al Monte de los Olivos para la tradicional, aunque reducida, Procesión del Domingo de Ramos.

"Tenemos más esperanzas de que las cosas mejoren", dijo Pizzaballa. "El mensaje de Pascua es vida y amor, a pesar de todos los signos de muerte, corona, pandemia, lo que sea, creemos en el poder del amor y la vida".

(Editado en español por Carlos Serrano)