El qué y porque desde Washington: México y Estados Unidos, 200 años de 'emociones fuertes'

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (d), con el nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau (i), tras recibir sus credenciales en el Palacio Nacional en Ciudad de México.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (d), con el nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau (i), tras recibir sus credenciales en el Palacio Nacional en Ciudad de México en agosto de 2019. (Gobierno de México)

Desde el lunes 12 de diciembre de 2022, los gobiernos de México y Estados Unidos celebran juntos 200 años de relaciones diplomáticas entre los dos países.

Ese capítulo de la historia se inició el 12 de diciembre de 1822, cuando el presidente James Monroe recibió a José Manuel Zozaya como ministro de México en los Estados Unidos. Lo que leerá usted ahora le dará una idea clara de que al presidente estadounidense lo motivaba una intención doble: primero asegurar la alianza de su vecino, en ese tiempo el territorio mexicano aún era mucho más vasto que ahora, y segundo, e igual de importante, trazarles la raya a los poderes europeos. Estados Unidos no era el superpoder que es hoy, y por esa razón, una línea roja era estratégicamente necesaria.

México y Estados Unidos, desde entonces han vivido juntos en esta relación todo tipo de… “emociones fuertes”.

Alan Riding, periodista británico nacido en Brasil decía haber logrado un análisis a fondo de los mexicanos y de su relación con los estadounidenses. Esa radiografía fue la base de su libro, “Vecinos Distantes”.

Otros autores han dicho en libros, análisis, artículos y columnas igual de valiosas, que esa relación más que distante, es una “sociedad forzada” entre “dos socios desiguales”. Esa descripción hace que los vellos de la nuca de muchos mexicanos se ericen cuando escuchan que en esa sociedad entre dos países vecinos… “Uno es altamente dependiente del otro”.

Otros navegando un rumbo distinto reconocen que hay una diferencia innata y obvia entre los dos países. Por eso han llegado a alegar que Dios demostró tener un agudo sentido del humor al haber puesto pegados físicamente uno con otro, a dos pueblos con culturas, lenguas, gobiernos y tradiciones que no podrían ser más distintas una de la otra.

Un cómico mexicano refiriéndose al evento más incrustado en la mente de muchos mexicanos, en una de sus rutinas afirma que “Cuando uno se para en la frontera entre los dos países, es fácil comprobar” … “Que los gringos se robaron solamente lo que ya estaba pavimentado”.

Lo menciono porque después de 200 años esa sigue siendo una llaga abierta que la diplomacia no ha cerrado. Interprete como usted quiera a esta pomposamente llamada, “Relación bilateral” pero quédese con un poquito de todas estas descripciones anteriores.

En cuanto al origen de estas relaciones diplomáticas en 1822 al presidente Monroe le urgía usarlas para enmarcar la doctrina que hoy lleva su nombre y que establece que, “Todo el hemisferio occidental es una esfera de interés único y exclusivo de Estados Unidos”. Si, esa es la base del término ofensivo de que el continente y sus habitantes constituyen el patio trasero de los estadounidenses.

La “Doctrina Monroe” se articuló en el séptimo mensaje anual del presidente James Monroe al Congreso el 2 de diciembre de 1823. Las potencias europeas, dijo entonces, están obligadas a… “No interferir en los asuntos del hemisferio occidental”.

¿Está todavía viva la doctrina Monroe?

Para el gobierno en Washington, el principio original de la declaración del presidente Monroe, sigue siendo relevante hoy. Pero ojo, el entorno estratégico ha cambiado enormemente desde 1823.

En diciembre del 2013, ante la Organización de Estados Americanos, John Kerry, siendo secretario de Estado del presidente Barack Obama, les dijo a los embajadores del continente y a los embajadores de muchos de los países importantes que mantienen delegaciones de observadores en la OEA, que, para el gobierno en Washington, la Doctrina Monroe está muerta y enterrada. Pero busque usted este episodio y encontrará que en reacción a esa declaración varios comentaristas y columnistas escribieron entonces, que las acciones de Kerry con los países del continente parecían de manera clara, inspiradas y forjadas, precisamente por “La Doctrina Monroe”.

Así que, ¡sí!, la doctrina Monroe sigue viva hoy. 

Recuerde usted que en cada acción del gobierno estadounidense está incrustado el principio de que nada es más importante que evitar a cualquier costo que las potencias externas metan la nariz en el hemisferio occidental y que con eso, afecten la paz y la seguridad nacional de los Estados Unidos de América.

Antes de que lleguemos a la época actual déjeme recordarle que, La Doctrina Monroe fue también invocada en 1865 cuando el gobierno de estadounidense ejerció presión diplomática y militar en apoyo del presidente mexicano Benito Juárez. Eso le permitió a Juárez liderar una campaña exitosa contra el emperador Maximiliano, quien había sido colocado en el trono por el gobierno francés. La verdad es que tener a los franceses de vecinos, era inaceptable entonces y lo seguiría siendo hoy. Aunque si, tiene usted razón; hoy más que a Francia, aquí, me refiero a China.

 El policía del mundo

La defensa territorial de Estados Unidos está basada también en lo que se llama aún hoy “El Corolario Roosevelt” emitido en 1904, cuando el presidente Theodore Roosevelt tuvo que detener en seco las amenazas de varios acreedores europeos sobre varios países latinoamericanos que amenazaban con intervenciones armadas para cobrar deudas de dinero. Fue entonces que ese “Corolario Roosevelt” proclamó para Estados Unidos el derecho a ejercer un "Poder de policía internacional" para frenar las "maldades crónicas".

Revisar la historia, siempre ayuda a entender el presente y a anticipar el futuro. Con eso, saltemos hasta el 2022 y veremos qué tanto a México como Estados Unidos les conviene buscar que sus relaciones oficiales sigan siendo sólidas. El problema es que eso no es fácil y a veces falla.

Si a usted se le erizan los vellos de la nuca cuando escucha que México es dependiente de Estados Unidos, quizás reciba como consuelo saber que, para Washington, México es hoy y seguirá siendo un socio muy cercano e importante de quien los estadounidenses también dependen.

Los nuevos pleitos y desacuerdos 

Curiosamente, el aniversario de las relaciones oficiales entre los dos países ocurre mientras un panel de arbitraje y resolución de disputas comerciales acaba de determinar que, para cumplir con el Tratado Comercial de Norteamérica, es necesario imputar los procesos con los que los automóviles estadounidenses se fabrican en los tres países. Es importante porque el fallo obligará a Estados Unidos a fabricar más autopartes para autos estadounidense en las fábricas instaladas en territorio mexicano y canadiense.

La semana pasada aquí le informe que Estados Unidos le advirtió a México, que, debido a desacuerdos comerciales sobre energía, maíz y pesca, Estados Unidos estaba amenazando a México con llevarlo ante un panel de arbitraje similar, y ahí forzarlo a que respete el mismo acuerdo comercial, en todos sus términos. Irónicamente ahora, Washington es el regañando y el que tendrá que cumplir con el panel de arbitraje primero.

Hoy México, Estados Unidos y Canadá por decisión mutua y soberana tienen economías que dependen de que a los tres les vaya bien. Aunque en el caso de México las cosas son más complicadas. La frontera de 3,200 kilómetros tiene activos hoy a 48 puentes internacionales y a 330 puertos de entrada terrestres activos.

La frontera, centro neurálgico de la relación México Estados Unidos

Es la frontera con más tráfico en el mundo. 350 millones de cruces legales al año, y millones más de cruces ilegales de gente, armas, dinero y drogas.

La falta de cooperación mexicana en controlar este contrabando explica que la diplomacia estadounidense con México tenga hoy el potencial de volverse más agresiva.

Además, doscientos años de relaciones diplomáticas no han servido para que ambos países aminoren sus asimetrías económicas, sociales y políticas.

El Tratado Comercial de Norteamérica fue para eliminar las diferencias económicas de los mexicanos con los estadounidenses. Para lograr una paridad como la que hay entre Canadá y Estados Unidos.

Por eso en este aniversario diplomático hay que hablar del irritante que más estorba. El tráfico ilegal de drogas, que ya desató nuevas investigaciones en el llamado -Eastern District- o Distrito del Este de Nueva York, sobre posibles asociaciones criminales entre narcotraficantes mexicanos y estadounidenses y funcionarios mexicanos del gobierno actual.

El caso Cienfuegos 

Este aniversario ocurre también cuando en los dos países, se habla otra vez, del ex secretario de defensa de México, el general Salvador Cienfuegos quien fue detenido en California en octubre del 2020. El general en menos de un mes fue liberado. El Departamento de Justicia, en un acto extraordinario retiró los cargos, para mantener la cooperación mexicana antidrogas.

Pero el efecto fue exactamente el contrario. México en represalia dejó de cooperar con la DEA y con las políticas antidroga de su supuesto amigo.

Le debo informar que, en este aniversario en Washington, otra vez se habla de México, pero no en los términos usados con los amigos cercanos, sino con los términos que se usan para establecer parámetros de qué y quiénes representan un riesgo a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Lo peor es que esto podría seguir causando que los dos países en los años por venir tengan que pasar juntos por más y nuevas… “emociones fuertes”.

* Por casi tres décadas el periodista Armando Guzmán se ha ganado el reconocimiento en México y Estados Unidos por su cobertura en Washington. Puede seguirlo en los diferentes medios y plataformas, como radio, televisión, prensa escrita e internet.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.