Walter Kutschmann, el criminal nazi que se ocultó en la Argentina bajo la identidad de un monje católico

A través de las ratlines-término que deriva de la jerga náutica y significa "última vía de escape"-, cientos de nazis huyeron de Europa al término de la Segunda Guerra Mundial. Con la protección de la Cruz Roja Internacional, la Iglesia y autoridades migratorias, varios criminales del Tercer Reich escaparon de Alemania y demoraron su imprescriptible castigo. Primero viajó a París; luego, bajo la fachada de un monje católico, Walter Kutschmann se refugió en España y, finalmente, protección del franquismo mediante, llegó a la Argentina en 1948.

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Nacido en Dresde el 24 de julio de 1914, Walter Kutschmann era hijo de un dentista radicado en esa ciudad, a 160 kilómetros de Berlín. A los 14 años, se unió a las Juventudes Hitlerianas, antes de que el dictador llegara al poder.

Desde 1932 a 1936, Kutschmann se desempeñó como militar en tierra para la Luftwaffe (denominación para la Fuerza Aérea de la República Federal de Alemania). Abandonó sus estudios de Derecho y su experiencia como sargento le sirvió en la Legión Cóndor, fuerzas leales al Generalísimo Francisco Franco durante la Guerra Civil Española. Además, se desempeñó como funcionario del Consulado Alemán en Cádiz.

Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Kutschmann se trasladó a Leipzig. Allí fue enrolado en las fuerzas de seguridad al mando de Eberhard Schöngarth. Fue ascendido a Untersturmführer (rango paramilitar creado por las SS) y fue oficial a cargo de un grupo de exterminio Einsatzgruppen.

El 28 de abril de 1941, Kutschmann ordenó el fusilamiento de 20 profesores y sus familiares, ancianos, mujeres y niños. 60 muertes en el nombre del Führer que fueron reivindicadas por el Partido Nazi, del que, con 27 años, era el afiliado número 404.651.

Bajo las órdenes del oficial de inteligencia de las SS Hans Günther von Dincklage, Kutschmann se trasladó en 1944 a París. Un año más tarde, desertó y se refugió en Vigo, España, bajo falsa identidad de un monje católico: Pedro Ricardo Olmo. Después, protegido por la orden carmelita, llegó a Madrid.

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Más tarde, apañado por el franquismo, Kutschmann viajó a la Argentina. Como publicó el periodista Uki Goñi en su libro La auténtica Odessa (Paidós, 2002), arribó a Buenos Aires el 16 de enero de 1948 a bordo del buque Monte Ambato. Tenía el pasaporte español número 59/47: en ese documento figuraba que su profesión era "religioso" y que su viaje era por "asuntos misionales".

Kutschmann residió primeramente en la calle Charcas 2345, a metros de la iglesia de la misma orden que le había facilitado llegar a la capital española. Con la ayuda de un funcionario de la Presidencia de la Nación, obtuvo su licencia de conducir.

Lejos de la presunción religiosa que le permitió desembarcar en el país, contrajo matrimonio con la ciudadana alemana Geralda Baeumler. Además, consiguió trabajo en la multinacional de luminarias Osram, donde se desempeñó como jefe de compras. En sus tarjetas profesionales se podía leer el nombre "Peter R. Olmo", pero para sus compañeros era "Don Pedro"; en criollo, un buen hombre.

22 años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1967, los tribunales de Berlín Occidental desconocían el paradero de Kutschmann. Para intentar capturarlo, los magistrados emitieron una orden de arresto contra el criminal por las atrocidades cometidas contra judíos como jefe de la Gestapo en Ucrania, principalmente en Drohobycz y Tarnopol.

El 2 de julio de 1975, desde la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi le enviaron una carta al entonces ministro del Interior, Alberto Rocamora. En la misiva, le advertían al funcionario del gobierno de María Estela Martínez de Perón que el exsubteniente de las tropas de seguridad hitlerianas SS, buscado por la justicia alemana, estaba en la Argentina bajo el nombre de Pedro Ricardo Olmo. A finales de ese mes, el incesante cazador de nazis Simón Wiesenthal también denunció en Viena que la verdadera identidad de Olmo era Kutschmann.

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Ese mismo año, cuando trabajaba en la revista Gente, Alfredo Serra desenmascaró al criminal. Tras recibir un dato de una fuente que se presentó en la editorial Atlántida, el maestro de periodistas partió hacia Miramar con datos del edificio donde residía Kutschmann, que se movía en un Mercedes Benz modelo 50 patente C465177.

Pese a la publicación de artículos con precisiones de su paradero, para la detención habría que esperar otros diez años. Toda la investigación del caso y la de otros seis criminales de guerra en la Argentina puede leerse en el libro Nazis en las sombras (Atlántida, 2008).

Marcelo García es autor de los libros Perón y la raza argentina (Ediciones B, 2019) y La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Adolf Hitler (Sudamericana, 2017). En su blog Historias Lado B, el periodista e investigador publicó los datos filiatorios de la falsa identidad de Kutschmann. "De acuerdo a los registros argentinos, Pedro Ricardo Olmo había nacido en la ciudad Real España, era hijo de Santiago y de Juana Andrés y estaba casado en primeras nupcias con Elizabeth Pospichil, libreta Nº 286.639, Acta 844, Tomo 4, Sección 20, del Registro Civil de la Capital Federal en el año 1948. Los domicilios que Kutschmann daba bajo su falsa identidad eran Sucre 2907, 2º "C" [en el barrio porteño de Belgrano R] y Calle 29 número 599 [en la localidad bonaerense de Miramar]. Ambos inmuebles figuraban registrados a nombre de Geralda Baeumler", se puede leer en el portal.

En 1983, Wiesenthal dio con Kutschmann en la costa atlántica, pero se escapó. Finalmente, el 14 de noviembre de 1985, Interpol lo atrapó en Florida, partido de Vicente López. Sin haberse concretado su extradición, nueve meses más tarde, el 30 de agosto de 1986, el criminal nazi falleció en el hospital Fernández de un ataque al corazón. Según consigna Historias Lado B, sus restos fueron enterrados en el Jardín Evangélico Alemán de Pablo Nogués, en el partido de Malvinas Argentinas.