Vuelven las elecciones de 2020

El debate final entre el entonces presidente Donald Trump y Joe Biden, en la Universidad Belmont en Nashville, Tennessee, el 22 de octubre de 2020. (Amr Alfiky/The New York Times)
El debate final entre el entonces presidente Donald Trump y Joe Biden, en la Universidad Belmont en Nashville, Tennessee, el 22 de octubre de 2020. (Amr Alfiky/The New York Times)

Es Biden contra Trump.

En mi opinión, esa es la única conclusión real del Supermartes, en el cual el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump ganaron casi todos los delegados en juego. Todavía pasarán una semana o dos antes de que consigan oficialmente sus nominaciones, pero en este punto las primarias ya han terminado. Las elecciones presidenciales están a punto de comenzar.

En papel, Biden debería ser el favorito. Es un presidente en funciones que se postula para la reelección en el contexto de una economía suficientemente saludable y contra un oponente acusado de múltiples delitos federales.

Sin embargo, según las encuestas, Trump comienza la campaña electoral presidencial con la ventaja.

La ventaja de Trump es modesta pero clara. Durante los últimos cuatro meses, ha liderado casi todas las encuestas en Míchigan, Nevada, Arizona y Georgia, junto con los estados en los que ganó en 2020, lo suficiente como para obtener 283 votos electorales y la presidencia. También lidera la mayoría de las encuestas nacionales durante el último mes, incluida una de The New York Times/Siena College publicada el fin de semana pasado.

Esto no es lo que muchos esperaban de una revancha entre Biden y Trump, en especial después de que los demócratas se mostraron resilientes en las elecciones de medio mandato y destacaron en elecciones especiales haciendo campaña sobre temas como la democracia y el aborto.

Pero Trump está ganando de todos modos y hay una razón sencilla: Biden es muy impopular. Su índice de aprobación está estancado justo por debajo de los 40 puntos y los votantes simplemente ya no lo ven con buenos ojos como antes. Casi tres cuartas partes de los votantes, incluida una mayoría de demócratas, afirman que es demasiado mayor para ser un presidente eficaz.

Al final, Biden bien podría lograr la reelección si saca provecho de cuestiones como el aborto y la democracia. Históricamente, las encuestas tempranas no predicen con exactitud el resultado final. En este momento, muchos votantes aún no están prestando mucha atención, y la campaña de Biden tendrá muchas oportunidades para reorientar al electorado hacia temas más favorables una vez que comience la campaña para las elecciones presidenciales. Los acontecimientos de los próximos ocho meses seguramente también importarán: desde los efectos de una economía que mejora de forma gradual hasta las circunstancias en la frontera y los conflictos en el extranjero.

Pero el hecho de que las primeras encuestas no sean necesariamente predictivas no significa que no valga la pena tomarlas en serio. Los votantes conocen muy bien a estos candidatos. Biden es el presidente, Trump es un expresidente y ambos candidatos llevan décadas en la vida pública. Y basándose en todo lo que han visto, los votantes afirman que no les gusta Biden y no creen que sea un presidente muy eficaz. No es un asunto menor.

Los demócratas han ganado muchas elecciones últimamente, pero ninguna como esta. Desde que Hillary Clinton perdió en 2016, los demócratas se han apegado a un manual sencillo: nominar candidatos aceptables y tradicionales y contar con que los votantes rechacen a los republicanos de derecha. El propio Biden fue uno de esos candidatos en 2020, e incluso entonces derrotó a Trump solo por un margen estrecho: por menos de 1 punto porcentual en algunos estados clave. Su estrategia básica no ha cambiado, pero su índice de aprobación es 14 puntos más bajo.

Recientemente, a los demócratas les ha ido mejor entre los electorados con menor participación, que tienden a estar compuestos por votantes muy comprometidos, de mayor edad y con un alto nivel educativo. Las encuestas sugieren que la debilidad de Biden se concentra casi por completo en el segmento del electorado menos comprometido y menos educado, incluidos muchos votantes jóvenes, negros e hispanos. Estos votantes no suelen participar mucho en elecciones especiales o incluso en elecciones de medio mandato, pero sí votan más en las elecciones presidenciales.

Podría haber una pequeña buena noticia para Biden contenida en su extrema debilidad entre los votantes menos comprometidos: su campaña podría esperar que simplemente no estén prestando mucha atención y quizás vuelvan a apoyarlo una vez que los votantes se enfoquen en la contienda. Por ejemplo, mi colega Claire Cain Miller entrevistó a un votante que dijo que el aborto era el tema más importante, pero culpó a Biden por la pérdida del derecho al aborto en Estados Unidos. Ese es exactamente el tipo de votante que una campaña puede aspirar a ganar a su favor.

Biden también podría esperar que Trump cobre mayor importancia en la mente de los votantes a medida que se acerquen las elecciones. La fuerza de Trump en las encuestas no se debe a que agrade a los votantes: se le ve tan desfavorablemente como hace cuatro años. De hecho, sus índices de aprobación están casi con exactitud donde estaban antes de las últimas elecciones. Es posible que muchos votantes recuerden con cariño la economía durante su mandato cuando se le juzga en comparación con la inflación pospandémica y Biden. Por otro lado, una mayoría de votantes dice que cree que Trump ha cometido graves delitos federales.

La persistente impopularidad de Trump plantea una elección angustiosa para millones de votantes a quienes les gustaba Biden y lo respaldaron en las últimas elecciones, pero ahora se ven obligados a elegir entre dos candidatos que no les agradan, un grupo a veces conocido como “odiadores dobles” (“double haters”). También plantea unas elecciones desafiantes para los encuestadores, ya que estos votantes probablemente tendrán preferencias más volátiles. Es posible que muchos de ellos no tomen una decisión firme hasta que sea absolutamente necesario: en las urnas.

Nadie puede predecir qué harán estos votantes en noviembre. En última instancia, muchos podrían optar por no tomar ninguna decisión, ya sea quedándose en casa o votando por un candidato de un partido minoritario. Lo que sabemos es que estos votantes fueron esenciales para la victoria de Biden en 2020, pero que hoy no lo aprecian mucho y ahora afirman a los encuestadores que apoyan a Trump en cantidades suficientes como para darle la ventaja. Vale la pena tomar eso muy en serio.

c.2024 The New York Times Company