La visita de un ministro israelí a un lugar sagrado de Jerusalén amenaza las negociaciones de Gaza

ARCHIVO - El ministro israelí de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir asiste a una reunión semanal de gobierno en Jerusalén, el 10 de septiembre de 2023. (AP Foto/Ohad Zwigenberg, Pool, Archivo)

JERUSALÉN (AP) — El ultraderechista ministro israelí de Seguridad Nacional visitó el jueves el lugar más sagrado de Jerusalén, un gesto que amenazaba las conversaciones sobre un cese el fuego en Gaza.

Itamar Ben-Gvir, un líder colono ultranacionalista, dijo que había acudido al complejo de la mezquita de Al-Aqsa, situado en lo alto de una colina en Jerusalén, para rezar por el regreso de los rehenes “pero sin un acuerdo imprudente, sin rendición”.

La iniciativa amenazaba con descarrilar las delicadas conversaciones para buscar un cese al fuego en la guerra entre Israel y Hamás iniciada hace nueve meses. Los negociadores israelíes aterrizaron el miércoles en El Cairo para continuar las negociaciones.

La visita también se produjo unos días antes de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, salga de viaje a Estados Unidos, donde ofrecerá un discurso ante el Congreso.

De pie ante la cúpula dorada de la mezquita de Al-Aqsa, Ben-Gvir dijo que estaba “rezando y trabajando duro” para garantizar que Netanyahu no cede a la presión internacional y continuará con la campaña militar en Gaza.

Ben-Gvir visitó el lugar por última vez en mayo para protestar por el reconocimiento de varios países a un estado palestino.

El ministro ha sido condenado ocho veces por delitos como racismo y apoyo a organización terrorista. Cuando era adolescente, sus opiniones eran tan extremas que el ejército le vetó del servicio militar obligatorio.

Como ministro de seguridad, Ben-Gvir supervisa a la policía. Como socio clave de la coalición de gobierno, Ben-Gvir también tiene el poder de despojar a Netanyahu de su mayoría parlamentaria y tratar de forzar elecciones anticipadas.

Ben-Gvir ha utilizado su influencia para impulsar proyectos personales e instar a Netanyahu a seguir adelante con la guerra en Gaza ante un clamor de que alcance un acuerdo de alto el fuego que lleve a casa a los rehenes.

Tanto judíos como musulmanes reclaman el santuario en la colina de Jerusalén, que se considera el lugar más sagrado del judaísmo.

Los palestinos ven la mezquita como un símbolo nacional y perciben esas visitas como una provocación, aunque Ben-Gvir ha visitado a menudo el lugar que los judíos conocen como Monte del Templo en momentos de tensión. Las tensiones en torno al recinto ha avivado brotes de violencia en el pasado.

En una sesión durante la noche que se alargó hasta la madrugada del jueves, el parlamento israelí aprobó por una gran mayoría una resolución que rechaza la formación de un estado palestino. La votación era en gran parte simbólica y pretendía transmitir un mensaje antes del viaje de Netanyahu a Estados Unidos.

Al menos 11 personas murieron antes del amanecer del jueves en ataques israelíes en el centro de Gaza, según hospitales y el organismo de Defensa Civil gestionado por Hamás. Al menos dos niños y dos mujeres murieron en bombardeos contra una casa y un auto.

En las últimas semanas, Israel ha incrementado los ataques en el centro de Gaza, donde se han refugiado muchos palestinos para huir de los combates en el maltrecho territorio. El ejército israelí dijo que había atacado a un comandante de alto nivel de las fuerzas navales del grupo armado palestino Yihad Islámica en Ciudad de Gaza, y a otro comandante de Yihad Islámica responsable de lanzamiento de proyectiles en la ciudad de Shejayiah.

La guerra en Gaza, que comenzó con el ataque de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, ha matado a más de 38.600 personas, según el Ministerio de Salud del territorio, que no distingue entre civiles y combatientes en su conteo. La guerra ha creado una catástrofe humanitaria en el enclave palestino costero, desplazado a la mayoría de sus 2,3 millones de habitantes y provocado un hambre generalizada.

El ataque de octubre de Hamás mató a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y los milicianos se llevaron a unos 250 rehenes. Unos 120 siguen en cautiverio, de los que se cree que en torno a un tercio han muerto, según autoridades israelíes.