Violencia contra la población LGBTI+: orgullo y prejuicio

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Imagina tener tanto miedo de ser que prefieres negarte, incluso frente al espejo. Esa es una realidad para millones de personas de la diversidad sexual que todavía hoy, en tiempos de Inteligencia Artificial, exploración espacial y bitcoins, se enfrentan a una estigmatización arcaica.

Protegen su verdad. Fingen una identidad en todo el mundo porque a pesar de que ya quedan muy pocos países donde ser parte de la población LGBTI+ es castigado como delito, la ley no alcanza para modificar agresiones sociales normalizadas en la vida cotidiana. En México, a pesar de los esfuerzos por parte de activistas, organizaciones civiles, medios de comunicación y autoridades —muy heterogéneos en cada entidad— la violencia y los crímenes de odio todavía tienen alta prevalencia.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (Endiseg) 2021, elaborada por el INEGI, de los 97.2 millones de personas de 15 años y más que habitan en nuestro país, al menos 5 millones se identifican como personas pertenecientes a la sexodiversidad como lo son lesbiana, gay, bisexual, asexual y/o como parte de la diversidad de la identidad de género, que incluye transgénero, transexual, travesti, queer o haber nacido como intersexuales, personas que no entran en la heteronorma tan presente en toda sociedad donde impera el binarismo del género.

Tan solo el año pasado se registraron, al menos, 87 muertes violentas de personas LGBTI+ en el país, de acuerdo al informe “Los rastros de la violencia por prejuicio: violencia letal y no letal contra las personas LGBT+ en México 2022”, de Letra S. Quizá en comparación con la enorme cantidad de homicidios y feminicidios registrados parecerían pocos, pero pongamos atención a un dato que debería alarmarnos: a pesar de la visibilización y los avances en la agenda de derechos, las muertes violentas de integrantes de esta población vulnerable han aumentado. En 2021 hubo 78 y 79 en 2020.

Uno más: 2019 ha sido el año con más muertes en el último lustro, con 117, lo cual podría significar que durante la crisis sanitaria por Covid-19 se redujeron los casos debido al confinamiento. La elevada cifra de 2022 levanta una señal de alerta en el sentido de que podría indicar el reinicio de una tendencia de odio que se consuma en homicidio, feminicidio o transfeminicidio.

En octubre de 2020, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, que preside Salvador Guerrero Chiprés, abrió la Línea y Chat Nacional Diversidad Segura (800 000 5428), que ofrece apoyo psicológico y jurídico gratuito 24/7. Y en ese servicio ocurre algo muy curioso: casi siete de cada diez peticiones de auxilio provienen de entidades distintas a la capital, a pesar de que este organismo opera desde ahí. De acuerdo al informe de Letra S, los estados con más crímenes de odio contra personas LGBTI+ el año pasado fueron Oaxaca con 11 asesinatos, seguido de Veracruz con 10, Chihuahua con 9 y Estado de México con 7; a la lista se suman otras 20 entidades con al menos un asesinato a persona LGBTI+.

Con respecto a la violencia no letal, la plataforma visible.lgbt, de Amicus, registró en su reporte anual 2022 un total de 354 incidentes violentos contra personas LGBTI+, de los cuales 50.6 % corresponden a agresiones verbales, 20.3 % físicas, 19.8 % psicológicas, 6.5 % sexuales y 2.8 % a detenciones injustificadas.

Frente a este panorama y a unos días de la marcha, ¿qué hacemos con el orgullo? No el de pertenecer a la diversidad sexual, sino el de comportarnos a la altura y asumir al respeto como un verdadero derecho irrenunciable.

Menos prejuicios y más orgullo: enorme pendiente social que nos incluye a todas, todos y todes.

* María Elena Esparza Guevara (@MaElenaEsparza) es Consejera en Género del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX y fundadora de Ola Violeta AC, desde donde trabaja por el derecho a la conciencia corporal de niñas y mujeres. Doctoranda en Historia del Pensamiento en la UP, Maestra en Desarrollo Humano por la Ibero y egresada del Programa de Liderazgo de Mujeres en la Universidad de Oxford. Sus mensajes directos de Twitter están abiertos.