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Pasar horas sentado puede afectar seriamente al cerebro

Pasar el día sentado provoca todo tipo de carencias que nuestro cuerpo permite a regañadientes. El trabajo de oficina suele ser un mal para el organismo y nos aboca al sedentarismo menos saludable. Quizás al principio no nos demos cuenta, pero cuando los días, las semanas y los años pasan, vamos notando todo tipo de efectos secundarios derivados de la inactividad. Algunos de ellos los conocemos de sobra, sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad John Moores de Liverpool publicado en el prestigioso Journal of Applied Physiology, sugiere que pasar tanto tiempo sentado y sin moverse ralentiza el flujo sanguíneo al cerebro, un hecho que puede tener consecuencias fatales para la salud mental a largo plazo. El experimento fue llevado a cabo por un equipo liderado por Sophie Carter, quien realiza el doctorado en la universidad británica. Ella y su equipo reunieron a 15 trabajadores de oficina sanos, adultos y de ambos sexos que pasaran largos periodos de tiempo sentados. Las pruebas de repartieron en tres días en los que se les colocaron dispositivos con sensores ultrasonido en la cabeza para medir el flujo sanguíneo a través de su arteria cerebral media, una de las principales arterias que lleva sangre al cerebro. Midieron sus niveles de dióxido de carbono antes de cada sesión para comprobar que éstos no influían en el flujo de sangre hacia el cerebro. Una vez todo estaba listo, los hombres y mujeres que formaron parte del estudio pasaron cuatro horas simulando tiempo en la oficina. En una de estas sesiones, permanecieron sentados casi todo el tiempo y sólo se levantaron para ir al baño. En otra, se les indicó que se pusieran en pie cada 30 minutos para dirigirse a una cinta de caminar que se encontraba cerca del escritorio. Caminaron durante dos minutos a la velocidad que ellos quisieran, que de media fueron 3.2 kilómetros por hora. El último día la sesión consistió en caminar ocho minutos después de dos horas sentados. Tras estudiar el flujo sanguíneo en todas las situaciones descritas determinaron que efectivamente, éste se redujo cuando la gente estuvo sentada durante cuatro horas seguidas y aumentó cuando más actividad se produjo. Se trató de un estudio a muy pequeña escala y a corto plazo, que no investigó si la reducción de flujo sanguíneo afectó al pensamiento, aunque los resultados fueron reveladores ya que determinaron que no es bueno sentarse durante periodos largos e ininterrumpidos. “Tan solo las pausas de caminata frecuentes de dos minutos tuvieron el efecto general de prevenir una disminución del flujo sanguíneo cerebral”, señaló Carter, quien no escatimó en recomendaciones. La estudiante aconseja que aquellas personas que no tengan un reloj inteligente deberían configurar su computadora o teléfono para que cada media hora avise de que ya es hora de dar un paseo y darle algo de vida al flujo sanguíneo hacia el cerebro. Las células cerebrales requieren nutrientes y oxígeno que se encuentran en la sangre para tener una actividad normal. Si este proceso se interrumpe, el riesgo de demencia y de otras enfermedades neurodegenerativas se incrementa. Así que a caminar, que es bueno para todo.