La vida silvestre tardará años en recuperarse en la reserva Yasuní en Amazonía de Ecuador: ministro

Moi Guiquita, de la etnia indígena Waorani, tira de una barca sobre la selva inundada en la laguna del Parque Nacional Yasuní, en la comunidad de Bameno, provincia de Pastaza.

Por Alexandra Valencia

QUITO, 19 sep (Reuters) - La vida silvestre afectada por la explotación petrolera en la reserva amazónica Yasuní en Ecuador tardará muchos años en recuperarse, dijo el martes el ministro de Ambiente, José Dávalos, generando la preocupación de que un cierre apresurado de sus operaciones provoque daños ambientales.

El país andino se dispone a cerrar el bloque operado por la petrolera estatal Petroecuador después de que la mayoría de ecuatorianos aprobó en agosto prohibir la continuidad de su explotación en una consulta popular.

El Gobierno del presidente saliente Guillermo Lasso, que será reemplazdo por quién sea elegido el 15 de octubre, prepara un plan para cerrar el bloque -que produce unos 58.000 barriles por día (bpd)- para que lo implemente el próximo líder del país.

Pero el plan no garantiza que la zona del Yasuní donde se realizaba la explotación petrolera vuelva a su estado natural en poco tiempo, advirtió el ministro.

"Hasta que los árboles alcance una altura debida, el ecosistema se restaure y la fauna regrese pasarán muchísimos años", dijo Dávalos, en una entrevista con Reuters. "Es difícil decir cuántos porque no se ha hecho un cierre y abandono, una restauración ambiental, en Ecuador de esta magnitud".

Si bien ya se han cerrado plataformas petroleras antes, Ecuador no tiene experiencia en abandonar un bloque completo de este tamaño, que incluye tres campos y alrededor de 230 pozos operativos, afirmó.

Petroecuador tiene un año para suspender sus operaciones, lo que hará que la producción de crudo de Ecuador caiga un 12% y le significará unos 13.800 millones de dólares en las próximas dos décadas, según datos oficiales.

Abandonar el bloque podría costar cerca de 500 millones de dólares, según proyecciones de Petroecuador.

Ambientalistas y las comunidades aledañas a las áreas aseguran que prohibir las actividades extractivas a futuro y dejar los minerales en el subsuelo es la única forma de cuidar la naturaleza y contrarrestar los efectos del cambio climático.

Algunos grupos han exigido el cese inmediato de las operaciones en el bloque 43-ITT, pero Dávalos dijo que era necesario un cierre ordenado para evitar a futuro pasivos ambientales o más daños en la zona que se cerrará.

Dejar infraestructura abandonada como una carretera podría servir como "la puerta de entrada" para la tala ilegal, según el ministro, añadiendo que también podría permitir la "caza ilegal e indiscriminada" de vida silvestre.

"No es cuestión de salir por salir y dejar ahí todo botado porque va a ser terrible", añadió Dávalos. "Vamos a dejar de explotar el Yasuní, pero de repente vamos a tener gente cazando nuestra fauna silvestre o gente depredando los bosques".

(Reporte de Alexandra Valencia; Editado por Javier López de Lérida)