El viacrucis para repatriar a Kevi a Venezuela

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 24 (EL UNIVERSAL).- Kevi Yoel Chacón Patiño, migrante venezolano, trabajaba en un lavado de autos en Tula, Hidalgo, mientras ahorraba para seguir su viaje hacia Estados Unidos. El pasado 23 de marzo desapareció y tres días después fue encontrado sin vida, con signos de violencia, en un canal de aguas negras. Han pasado seis meses y ni la Procuraduría de Justicia de Hidalgo, ni el fiscal encargado del caso han realizado siquiera las gestiones para identificar el cuerpo, ni ninguna otra para su repatriación o para investigar el crimen.

No es un caso aislado. La violencia contra venezolanos ha aumentado en los últimos años junto al éxodo de los que huyen de esa nación y llegan a México. Este año 18 personas de esa nacionalidad han sido asesinadas en nuestro país.

También creció la discriminación, abusos, extorsiones, desdén y burocracia cuando ocurren tragedias como la de Kevi, ya que fiscalías como la de Jalisco también tienen casos pendientes de repatriación de cuerpos, aseguran activistas y abogados.

De 22 años, Kevi dejó su natal San Cristóbal, en el estado Táchira, Venezuela. Su periplo lo llevó primero a Colombia, donde formó una familia, trabajó de albañil y mecánico y después a México como aduana hacia el sueño americano donde encontró la muerte de forma inexplicable, pues no tenía problemas con nadie y hoy su madre, Xiomara Patiño, a la distancia, sin recursos, clama por ayuda para su identificación y repatriación.

"Mi hijo llegó a México a finales de 2022 y su idea era viajar a Estados Unidos. Me dijo: ‘Madre, la vida aquí no se va a arreglar, está muy difícil la situación y yo quiero darle una mejor vida a usted y mis hermanos’. Todos los días me llamaba por teléfono y me decía que vivía en Hidalgo, estaba trabajando en un lavado de automóviles", narró Xiomara Patiño vía telefónica a EL UNIVERSAL.

La madre de Kevi narró el viacrucis que ha vivido desde hace seis meses en busca de la identificación plena de su hijo, el cobro que pretendía hacer una funeraria por repatriar el cuerpo, el pedir apoyo a autoridades y organizaciones mexicanas y enfrentar el silencio y la negativa de darle apoyo de la Procuraduría de Hidalgo.

"Quien me informó de la muerte de mi hijo fueron los propietarios de la funeraria El Ángel, en Tula, Hidalgo, sólo me enviaron una foto de un brazo de Kevi con un tatuaje, pero se negaron a mandar una imagen de su cara para corroborar que era él", recordó.

La funeraria le exigió 5 mil dólares para embalsamar el cuerpo, el ataúd, trámites y trasladarlo a Caracas. Sin recursos, suplicó apoyo o por lo menos una fotografía de la cara de Kevi. Le fue negado.

Tras seis meses de oficios y llamadas de Xiomara y activistas a funcionarios y al fiscal auxiliar de Hidalgo, Eder Gutiérrez, ni siquiera se ha iniciado el proceso de identificación del cuerpo, no se ha enviado una fotografía a sus familiares o solicitado algún tipo de apoyo ante la Cancillería para el traslado a Venezuela de los restos.

"El fiscal ni siquiera permitió que por videollamada reconociera a mi hijo. En las últimas semanas ya ni siquiera contestan el teléfono, ni nos dan informes. Lo último que sabemos es que el cuerpo de Kevi ya está en el forense de Pachuca, es decir ya no lo tiene la funeraria".

A través de activistas, Xiomara incluso recurrió a la senadora María Merced González (Morena), quien el 4 de abril envió al entonces canciller Marcelo Ebrard un oficio para solicitar apoyo para el traslado del cuerpo del joven venezolano. Nunca hubo respuesta.

Desde Táchira, en la frontera con Colombia, Xiomara se pregunta cuánto tiempo más tardará en llegar la justicia para su hijo o si algún día será repatriado.