DE VENEZUELA AL METAVERSO

Manuel Bronstein, CPO de Roblox, nos habla de sus mundos virtuales.

DE VENEZUELA AL METAVERSO

Por Karla Ruiz

Hay personas en la industria de la tecnología que no solo piensan en nuevos productos, sino que imaginan y crean nuevos mundos. Para el venezolano Manuel Bronstein no existen los límites en el mundo físico. Como Chief Product Officer de Roblox, el metaverso está al alcance de un click.

Pero, vamos por partes, ¿qué es el metaverso? En términos muy sencillos, es una fusión entre el mundo digital y el real. A través de redes sociales, realidad aumentada, o videojuegos, el metaverso permite a usuarios de la vida real interactuar en un espacio digital. Roblox es una de las compañías más relevantes en este ámbito, con un valor de mercado de 21.5 mil millones de dólares y más de 52 millones de usuarios.

Construir una carrera que lo catapultara al metaverso implicó que Bronstein pasara por empresas tan diversas y exitosas como Xbox, YouTube y Zynga. Fue algo que siempre le llamó la atención. “Tuve la suerte de poder jugar con computadoras y consolas de videojuegos cuando era pequeño, y mientras más jugaba, más pensaba que sería increíble poder crear esas cosas”, cuenta.

Así, decidió que estudiar Ingeniería Eléctrica en la Universidad Simón Bolívar sería el primer paso para hacer de su pasión una profesión. Pero, sabía que quedarse en Venezuela no era una opción si lo que quería era trabajar en las grandes empresas tecnológicas (big tech), así que emigró a los Estados Unidos, donde se jugó un puesto estable en Procter & Gamble para emprender su aventura en el mundo de la tecnología.

Ejemplo de ilustración por Samantha Spielmad
Ejemplo de ilustración por Samantha Spielmad
Juego Winds of Fortune de Sonar Studios
Juego Winds of Fortune de Sonar Studios

“Uno de mis colegas decidió fundar un emprendimiento tecnológico en Nueva York; como sabía que me apasionaba el tema, me invitó a seguirlo y me lancé a la experiencia”, recuerda. Después de trabajar en Tokenzone un año, tuvo la oportunidad de estudiar una maestría en negocios, desarrollo de producto y tecnología, en la Universidad de Berkeley. Allí consiguió una pasantía de verano en Microsoft. Su interés crecía cada día más.

“Inicié mis estudios durante la era digital y el internet, y los emprendimientos que se podían hacer con todos los cambios que estaban sucediendo me llamaban muchísimo la atención. Después de graduarme me di cuenta que las empresas detrás de los juegos que me apasionaban de chico estaban contratando gente con mi perfil”, continúa.

En ese entonces, la consola del ícono verde era una de las más populares e innovadoras en el mercado. “Uno de mis sueños era trabajar en Xbox y crear una consola, pues su tecnología era de las más avanzadas de la industria.” Bronstein colaboró allí durante 7 años, en los que jugó con su creatividad en todos los aspectos, desde los controles y el hardware, hasta la función multijugador de Xbox Live, que permite “crear mundos imaginativos e inspiradores con tus amigos”.

Los juegos sociales comenzaban a ganar tracción, y fue entonces que el ingeniero tomó el siguiente paso: buscar una empresa de ese tipo que estuviera en sus etapas tempranas. Zynga fue el match perfecto, así que se unió al equipo que, en ese entonces, era de alrededor de 300 empleados. “Fue una experiencia increíble, y ahí empecé a desarrollar ideas para hacer los juegos más divertidos, y mejorar la interacción entre los jugadores”, relata.

Cuatro años después, la empresa había crecido exponencialmente. Ahora tenía 3,000 empleados y arrasaba con FarmVille, un popular juego que simula la agricultura y la ganadería y que funciona, además, como una red social. Bronstein ya era un experto en el tema, pero decidió tomarse un tiempo libre para hacer networking, conocer otras empresas, y tener pláticas con inversionistas. “Invertí un poco de mi plata en empresas emergentes, lo que encontré muy divertido”.

En el 2010, le ofrecieron un puesto en otro gigante del mundo digital, pero esta vez, en el universo de los videos. Como vicepresidente de producto, lanzó al mercado YouTube Games, YouTube Kids y YouTube Music. “Fue una experiencia súper divertida”, recuerda. “En los 4 años que estuve ahí la plataforma creció de 300 millones a mil millones de usuarios. Cuando alcanzamos esa cifra pensé ‘¿Me quedo aquí a ver si llegamos a 2 mil millones, o trato de aprender algo nuevo?’”.

Inspirado por los pasos agigantados que veía en los avances tecnológicos decidió buscar un nuevo reto, y esta vez dedicó su ingenio a desarrollar un producto basado en machine learning e inteligencia artificial. Mientras trabajaba con Google Assistant, el software virtual que responde cada vez que le dices “oye Google…” a un dispositivo, formó una amistad con David Baszucki, CEO de Roblox.

Avatar de Jian McMillon-Maldonado para el proyecto NARS Color Quest
Avatar de Jian McMillon-Maldonado para el proyecto NARS Color Quest

Conectar y crear mundos nuevos

Para Bronstein, Roblox era “la combinación perfecta” de toda la experiencia que había adquirido hasta entonces: tenía elementos de juegos, redes sociales y contenido generado por el usuario. “David y yo teníamos muchas cosas en común, porque en mi carrera había pasado por todas las cosas que él estaba tratando de crear”. En 2020, después de cientos de conversaciones sobre el Metaverso y varios años de amistad, se unió al equipo como Chief Product Officer.

“Cuando estaba en Xbox en el 2003 ya hablábamos del metaverso, y quince años después Roblox lo estaba haciendo realidad. Por un lado, la compañía tiene una mentalidad de innovación grandísima, y la ambición de lo que queremos crear va mucho más allá de lo que uno puede ver en el producto hoy en día, es mucho más complejo e interesante que un espacio para jugar. Nuestra misión es reimaginar cómo la gente se reúne -reimagine how people come together-, pues al tener un espacio virtual de 3 dimensiones, inmersivo, y con interacción, las posibilidades son sumamente atractivas”.

Uno de los ejemplos que comparte es el primer concierto virtual de Roblox que el rapero Lil Nas X protagonizó en noviembre 2020, ante una audiencia virtual de millones. “Fue increíble la sensación de estar ahí con un avatar brincando, bailando y conversando con otros durante el concierto”, exclama el CPO.

Cualquier concepto puede reimaginarse en este nuevo mundo digital. “Un ejemplo que me encanta es sobre la educación: imagina a un profesor dando una clase sobre la antigua Grecia, que invita a los estudiantes a caminar por la Grecia de Sócrates, y a interactuar con los griegos de aquella época, una experiencia que puedes tener con avatares en Roblox. El aprendizaje no solo se hace mucho más divertido de esa manera, se hace más memorable y más didáctico.”

No es difícil darse cuenta del potencial que se tiene al pasar de una tecnología unidimensional –como las páginas web- a experimentar mundos tridimensionales. La pregunta es, ¿suplirán algún día las experiencias digitales a la vida real? No es necesariamente lo que Roblox busca. “Yo no quiero reemplazar la vida afuera del metaverso, yo quiero aumentar sus posibilidades y la quiero hacer mejor”, afirma el ingeniero. Posibilidades como dar un paseo con un amigo por un París virtual, abriendo esta experiencia a personas para quienes el viaje real pudiera estar fuera de sus medios.

Además, dice, las plataformas ofrecen a los usuarios la oportunidad de ejercitar su músculo creativo, de expresarse a través de la creación de ropa o juegos que reflejan cómo se sienten y cómo quieren ser, sin miedo a ser juzgados. “En este espacio la gente puede expresarse con comodidad y sin ansiedad”, afirma.

Hoy, Roblox está en el proceso de crear una tecnología que capture todos los elementos de la comunicación no verbal, como la gesticulación de una persona, para una experiencia aún más cercana a la realidad. Esta es una tecnología que tiene a Bronstein especialmente entusiasmado. “La expresión, la gesticulación y la voz, son las emociones que puedo transmitir cuando hablo”, explica Bronstein, emociones que próximamente capturarán los avatares.

Respecto al futuro, el optimismo es una característica presente en el venezolano. “Creo que uno debería ser muy optimista porque realmente la vida, si la comparamos con la de diez, veinte, treinta o cincuenta años atrás, es mucho mejor. La calidad de vida, la educación, lo que podemos hacer y a lo que tenemos acceso”, afirma. El objetivo es claro: conectar a un billón de personas, con optimismo y civilidad, y reflejar lo mejor de la sociedad humana dentro de la plataforma. Todo ello, a partir de las posibilidades que ofrece el mundo digital.

 

Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek